Aunque a primera vista pueda sonar hasta algo descabellado, existe un punto de contacto entre la psicodelia sesentista de Circus, una banda casi desconocida por estas tierras, y el éxito comercial de un tema como Private Dancer, de Tina Turner; como lo hay entre la eterna Miss You de The Rolling Stones y los "canterbureños" de Caravan tanto como entre los irlandeses de Clannad y los rockerísimos Small Faces y, definitivamente, entre King Crimson y Dire Straits.
Ese punto en común, ese nexo que une lo aparentemente inconciliable, se llama Mel Collins, nació hace 71 años en la Isle of Man, a mitad de camino (o de navegación, para ser precios) entre Inglaterra e Irlanda, toca el saxo y la flauta traversa como los dioses, y el jueves 11 de abril estará sobre el escenario del Luna Park, como integrante de Dire Straits Legacy, celebrando el repertorio de la banda formada por Mark Knopfler en 1977.
Pero eso no es todo. Porque aunque aún resta confirmar la fecha exacta, el músico regresará en octubre como miembro de la formación actual de King Crimson, banda que en un par de meses dará inicio a su gira de 50 aniversario, y que definitivamente hará escala en Buenos Aires.
Mel Collins, en Dire Straits Legacy, con Steve Ferrone, Trevor Horn, Phil Palmer y Alan Clark, entre otros. (Foto: Página oficial DSL)
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Músicas, ambas, que transitan estilos distantes, pero a las que Collins aborda con igual entusiasmo. "No es mejor una música que la otra", dice desde Curitiba, con un elegante tono de caballero británico, y completa: "Son diferentes. Obviamente, la de King Crimson es muy compleja. Es realmente un desafío tocarla. Y, por supuesto, sus músicos son fantásticos: Tony Levin, Pat Mastelloto... Pero también disfruto mucho de tocar la música de Dire Straits. Es divertido, y también son grandes músicos, de altísimo nivel".
Para Collins, por ahí pasa la cuestión. "No me importa demasiado de qué estilo se trate, lo que más me hace disfrutar es tocar con buenos músicos. Me gusta tener distintas influencias, me ayuda a aprender nuevas cosas. A esta altura, puedo tocar lo que quiera", dice.
Y en ese sentido, el músico, que acompañó la gira 1982/1983 de la banda de Mark Knopfler, registrada en el doble Alchemy (1984), y que como parte de King Crimson grabó en los álbumes Lizard (1970), Islands (1971), Red (1974) y Radical Action to Unseat the Hold of Monkey Mind (2016), entre otros, no exagera. Además de él, en el Luna estarán Alan Clark, en teclados, Steve Ferrone en batería, Phil Palmer en guitarras, y Trevor Horn en bajo, entre otros.
-¿Cómo te incorporaste al proyecto?
-Fue Alan Clark, quien me llamó. Yo estaba viviendo en Alemania, y ellos llevaban dos años trabajando en la banda. Estaban a punto de ir a Italia, y me pareció que era una buena oportunidad.
-¿Están en contacto con Mark Knopfler, alguna vez pensaron en reunirse como Dire Straits?
-No. En verdad, yo no estuve demasiado involucrado en el armado del grupo, porque estaba trabajando de lleno con King Crimson, que es mi prioridad. Pero sé que a Mark no le resultó nada agradable la idea. Lo mismo había sucedido antes con The Straits, otra banda que había armado Alan, con Chris White en saxo. Mark no quería que se usara el nombre de Dire Straits. En este caso, finalmente aceptó que la banda se identifique como DSL.
-Teniendo en cuenta que la calidad de los músicos garantiza buenas versiones, ¿por qué creés que se opuso de tal manera a que alguien recreara su música?
-Entiendo que Mark estaba cansado de la música de Dire Straits y que no quiere saber más nada con lo que hizo en aquel tiempo. Decidió focalizarse en su carrera posterior, que también fue exitosa, y no estaba para nada interesado en hacer nada con nosotros. Claramente, esa etapa para él está terminada.
A lo largo de su extensa trayectoria, Mel Collins pasó por bandas de muy diferentes estilos. "No me importa demasiado de qué estilo se trate, lo que más me hace disfrutar es tocar con buenos músicos", dice. (Foto: Página oficial DSL)
-DSL grabó el álbum Three Chord Trick, que contiene varias buenas canciones. ¿Tocan algo de ese disco?
-Hacemos un tema, Jesus Street. Pero los fans quieren escuchar los temas clásicos de la banda, y no es fácil presentarles material nuevo.
-¿Y a vos, qué es lo que te atrae de tocar esta música?
-Encuentro que en algunas de ellas -no en todas-, hay bellísimas líneas melódicas para hacer con el saxo. La de The Latest Trick, que hacemos en los shows, la de Local Hero, también, que ahora no estamos tocando. Creo que son obras maestras.
-Sin duda, como decías antes, más simples que las de King Crimson. ¿Cómo te las arreglas para tocar el saxo o la flauta con tres bateristas al frente?
-En verdad, está todo muy cuidado. En King Crimson toco muchos más solos, pero al mismo tiempo todo está definido con mucha precisión. Yo tengo a Mastellotto delante mío, pero hay una pantalla que me proteje y amortuigua los sonidos de ellos. De lo contrario sería bastante complicado. Por otra parte, King Crimson es una banda en la que todo está musicalmente muy organizado. De lo contrario, sería imposible tocar. Suena muy bien.
-Entre los rumores de una próxima visita de King Crimson a la Argentina, que sería en octubre de este año, alguien dijo que sería la últiam presentación de la banda. ¿Sabés algo de eso?
-Nunca escuché que alguien lo dijera. En todo caso, podrá ser el final de esta versión de la banda. Pero de King Crimson...
-Antes mencionaste un par de títulos de Dire Straits como tus favoritos. ¿En el caso de King Crimson, cuáles elegirías?
-Lizard era mi álbum preferido; también Islands, del que estamos tocando algunas canciones ahora. Con esta formación volvimos a interpretar mucho de los primeros años de la banda, que no formaban parte del repertorio en la etapa en la que estuvo Adrian Belew. Y allí hay un material fantástico.
Dire Straits Legacy toca el jueves 11 de abril en el Luna Park, Av. Madero y Av. Corrientes. Entradas desde $1.000, por Ticketportal.