Dos nubes se ciernen sobre la economía global, que continúa creciendo a un ritmo razonable: el crecimiento en China puede sorprender a la baja, y los riesgos del Brexit continúan siendo agudos. Una desaceleración de la economía china, combinada con un cada vez más probable Brexit duro, podría provocar más incertidumbre, en un panorama en el que juegan ya en contra la guerra comercial y el endurecimiento de las condiciones financieras en un entorno de alto endeudamiento, público y privado, en muchos países. Así lo advierte el Fondo Monetario Internacional (FMI), que este martes arranca sus jornadas de primavera en Washington.
Hace un año, la actividad económica vivía una aceleración generalizada en todo el mundo. Pero las cosas han cambiado en 12 meses. La expansión económica global sufrió una desaceleración en la segunda mitad de 2018: de un pico del 4% al final de 2017, el crecimiento global continuó fuerte durante la primera mitad de 2018 (3,8%), pero cayó al 3,2 % en la segunda mitad del año.
El FMI prevé que la debilidad persistirá durante el primer semestre de 2019. Del 3,6% de crecimiento en 2018 se pasará, según las proyecciones del Fondo, a un 3,3% en 2019, una revisión a la baja de 0,2 puntos porcentuales respecto a sus proyecciones de enero. La corrección negativa afecta a varias de las grandes economías, incluidas la eurozona, América Latina, Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Australia.
China, cuyo crecimiento bajó del 6,8% en la primera mitad de 2018 a 6% en la segunda, tiene un lugar destacado entre las causas de la notable desaceleración de la economía global en la segunda mitad del año pasado. El crecimiento del gigante asiático cayó como consecuencia de una combinación de dos factores: el necesario ajuste regulatorio para controlar la llamada banca en la sombra (las entidades financieras que operan fuera del alcance de las entidades de regulación nacionales) y un incremento en las tensiones comerciales con Estados Unidos.
Otro factor que contribuyó a la desaceleración fue una pérdida de inercia mayor de la esperada en la eurozona. Esto se debió, en parte, a una pérdida de confianza de consumidores y empresas, y a los efectos en la industria del motor alemana de los nuevos estándares de emisiones.
Tras un arranque débil, el FMI prevé un repunte del crecimiento global en la segunda mitad de 2019, hasta volver a alcanzar un 3,6% en 2020. La subida se apoya en la ausencia de presiones inflacionistas en las grandes economías. “China ha reforzado sus estímulos fiscales y monetarios para contrarrestar el efecto negativo de los aranceles comerciales. Además, la perspectiva de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China ha mejorado en la medida en que las expectativas de un acuerdo comercial toman forma”, explica Bita Gopinath, flamante economista jefa del Fondo, en una entrada de blog.
El presidente Trump recibió la semana pasada a una delegación china en la Casa Blanca, con la esperanza de alcanzar un acuerdo que pusiera fin a las tensiones comerciales que ambas potencias arrastran desde hace un año. Pero, tras la reunión, Trump dijo que podrían quedar otras cuatro semanas o más para asegurar un acuerdo comercial que calificó de “épico”. Lo cierto es que ambas partes continúan atascadas en aspectos clave del acuerdo, como el respeto a la propiedad intelectual y los subsidios públicos de China.
La expectativa de estabilización del crecimiento en la primera mitad de 2019 y de una recuperación gradual posterior podría mejorar “si la vigente tregua comercial entre Estados Unidos y China se resuelve con una retirada de los incrementos de aranceles aprobados en 2018”, dice el informe. “Cierto optimismo sobre una resolución positiva de las diferencias ya se ha reflejado en las valoraciones de los mercados”, señala.
Pero la posibilidad de nuevas revisiones a la baja es elevada, advierte el FMI, y “el equilibrio de riesgos permanece inclinado hacia el lado negativo”. Además de las amenazas procedentes de las vigentes tensiones comerciales, las principales fuentes de ese riesgo de empeoramiento residen en la posibilidad de que falle alguna de las asunciones sobre las que el Fondo basa su proyección de crecimiento. Entre ellas, la asunción de que se logrará evitar un Brexit sin acuerdo, y la expectativa de un crecimiento firme en China como resultado de las medidas de estímulo.
“Si no se logran aliviar las tensiones comerciales, la actividad puede caer por debajo de las expectativas”, advierte el informe sobre China. “Y un exceso de estímulo para apoyar el crecimiento a corto plazo, relajando los estándares crediticios, o un resurgimiento de la actividad de la banca en la sombra y del gasto en infraestructuras no presupuestado, elevaría las vulnerabilidades financieras, reducirían el espacio político para el futuro y elevarían los riesgos del crecimiento a medio plazo”, concluye.
Respecto a la salida del Reino Unido de la UE, proceso que se encuentra ahora dramáticamente atascado en el Parlamento británico, que se resiste a aprobar el acuerdo alcanzado por Theresa May con el bloque, vencido ya el pasado 29 de marzo el plazo de dos años tras el que Londres debía quedar automáticamente fuera, el Fondo advierte del impacto que tendría una ruptura a las bravas como la que defienden algunos radicales. “Un Brexit sin acuerdo que interrumpa severamente las cadenas de suministros y eleve los costes del comercio podría tener grandes y duraderos impactos negativos en las economías del Reino Unido y de la Unión Europea”, dice el informe.
Las proyecciones del FMI se hacen con la premisa de que “el Reino Unido abandona el mercado único y la unión aduanera pero alcanza un acuerdo comercial amplio con la UE con una transición gradual hacia el nuevo régimen”. Pero la radical incertidumbre que hoy rodea al Brexit hace que el informe le dedique un apartado con simulaciones a partir de escenarios diferentes al que asume. Así, un Brexit sin acuerdo tendría un efecto negativo en el PIB británico de 3,5% para 2021, y del 0,5% en la actividad del conjunto de la UE.
Las próximas elecciones al Parlamento Europeo también constituyen un factor de incertidumbre para el bloque. El informe advierte contra “resultados que retrasen o reviertan el progreso en el fortalecimiento en la arquitectura de la Zona euro” en dichos comicios.