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Dominador de la Liga y la Copa, siempre competidor hasta el final desde el debut del argentino en 2003, el Barça y su estrella afrontan el gran reto pendiente de la Champions Ampliar foto Messi celebra el gol ante el Atlético de Madrid. Mikel Trigueros GTRES
El Barça va camino de Old Trafford, parada exigente en su sueño por alcanzar la Champions, después de poner LaLiga a buen recaudo con su victoria contra el Atlético. El barcelonismo hace cábalas con los números en la mano —11 puntos de ventaja con siete jornadas por jugar— para saber si cantará el alirón por Sant Jordi o Santa Montserrat. Hay pocas dudas sobre la renovación del título al tiempo que el equipo aspira a un noveno doblete con la disputa de la final de Copa ante el Valencia. Y mantiene también la posibilidad de conquistar un tercer triplete después que el sorteo de cuartos de la Liga de Campeones emparejara al plantel de Valverde con el Manchester United.
Nada parece imposible con Messi. El Barça ha sido siempre competitivo desde el debut del 10 en 2003. El rosarino, que suma los mismos 33 goles que trofeos, aspira a su sexto Pichichi, a su sexta Bota de Oro y a su sexto Balón de Oro. Ya son nueve Ligas cuatro Champions, seis Copas, tres Mundiales de Clubes, tres Supercopas de Europa y ocho de España. A excepción de la temporada 2007-2008, cuando fue tercero, el Barça nunca dejó de competir hasta el final en los últimos 15 años para recortar la diferencia de trofeos con el Madrid (33 a 25). A los nueve galardones hay que añadir cinco subcampeonatos y junto a las seis Copas figuran dos finales, dos veces cuartofinalista y tres semifinales.
Así que el Barça está donde acostumbra en abril, con mayor o menor ventaja en LaLiga y con el horizonte puesto en la Copa y la Champions. La trayectoria europea, sin embargo, ha sido diferente: los títulos se han reducido a cuatro, tantos como veces ha sido semifinalista, mientras que en seis ocasiones se quedó en cuartos y en dos no pasó de octavos: 2004-2005 contra el Chelsea y 2206-2007 frente al Liverpool. El peor ejercicio se dio en 2003-2004 cuando no pasó de los octavos de la UEFA ante el Celtic. “Hemos ganado menos Champions de las que se nos tocaban”, coinciden en el Barça, vencedor de cinco trofeos por 13 del Madrid —ganador de cuatro de los últimos cinco—. La pesadilla de Roma no deja dormir al Barça.
Necesita el equipo de la mejor versión de Messi y de Luis Suárez para recuperar el trono de 2015. La estadística asegura que el Barça pasa la eliminatoria si media un gol del 10 y advierte también que el uruguayo no marca en campo contrario desde septiembre de 2015 en Roma. Messi (43 tantos en total, 33 en la Liga) y Luis Suárez (23 y 20) suman hoy (53) más goles que el Atlético (45).
El equipo de Simeone ha sido precisamente doble verdugo del Barcelona en la Champions en 2014 y 2016, mientras que en 2017 cayó ante la Juve, derrotado por los azulgrana en Berlín 2015. Mantiene el Barça al grueso de aquel equipo con la excepción de Alves, Mascherano, Iniesta y Neymar. La intervención de los secretarios técnicos ha sido determinante para los distintos entrenadores: Rijkaard, Guardiola, Tito Vilanova, Tata Martino, Luis Enrique y Valverde. Jugadores como Ter Stegen, Jordi Alba, Rakitic y Luis Suárez llegaron con Zubizarreta mientras que Lenglet, Arthur, Coutinho y Dembélé fueron fichados con Robert Fernández. No conviene olvidar tampoco el legado de Begiristain y su complicidad con Guardiola.
Valverde supo montar un equipo que sobrevivió a la partida de Neymar y no ha echado en falta de momento al pretendido Griezmann. El tridente dio paso a la pareja Messi-Luis Suárez que campa por LaLiga sin la competencia de Cristiano. El portugués ha fortalecido a la Juve, favorita de la Champions, seguramente con el Manchester City, el Liverpool y el Barcelona. A los azulgrana, sin embargo, les aguarda el partido más difícil de cuartos contra el Manchester United, doblemente abatido por el Barça en las finales de 2019 y 2011, y sin embargo, invicto en Old Trafford.
La recuperación de Dembélé aumentará los recursos y el efecto sorpresa de un equipo que antepone la paciencia a la emoción, la fiabilidad a la brillantez, muy efectivo al final —marca el 48% de goles en la última media hora—, y a gusto con un portero que es el origen de uno de cada cuatro tantos, caso de Ter Stegen.
Alcanzado abril con LaLiga y la Copa a tiro, como pasa a menudo desde 2003, queda por saber si el Barça ha ganado también la experiencia y madurez suficientes para optar también a “esa copa tan linda y deseada”, que es como Messi define a la Champions.
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