"); } "); } else document.write("
");
El equipo blanco vence al Levante en un partido gris con dos penaltis, uno claro y otro inexistente Ver fotogalería Cabaco recrimina a Casemiro, sobre el césped, por el segundo penalti pitado en el Ciutat de València. JOSE JORDAN AFP
Penalti a penalti, el Real Madrid aún cuelga de LaLiga. Ante el Levante, apenas dejó algún rastro futbolístico. Su juego gris no tuvo discusión. Todo lo contrario que con el peritaje arbitral, que dejará mucho palique. No por el claro primer penalti, sino por el segundo y crucial. El árbitro sentenció de forma instantánea y precipitada lo que pareció una patada al aire de Doukouré que hizo desplomarse exageradamente a Casemiro. Sus colegas del VAR no le corrigieron. Con o sin rayos x televisivos, los embrollos se multiplican.
Santiago Solari no quiso que el duelo con el Levante fuera un apeadero cualquiera ante los dos clásicos semanales que se le avecinan al Madrid. El técnico argentino envidó con sus principales pretorianos, salvo Ramos, sancionado. Una forma de cachear a su primer pelotón, de evaluar a quienes parten en la pole frente al Barça. El resultado fue decepcionante. El Madrid, chato y borroso, pasó por el partido como un equipo pacato, sin gracia, consumido por un ordinario vaivén de la pelota. Lo contrario que el Levante, un conjunto faldicorto, tan expansivo a partir de sus desenvueltos centrocampistas como quebradizo en su zaga. Amodorrado el Madrid sobre el pesadote césped levantino —con el balón paralizado sobre la artificialmente encharcada hierba—, la trama la manejaron Rochina, Campaña y Bardhi, con el atlético Simon carga que carga sobre Reguilón y Roger como punto final.
Al Real solo le daban carrete las pifias de los escoltas defensivos granotas. Y también encontraba alivio en la aciaga noche de Roger durante una hora. El chico suele ser el jugador terminal del Levante, pero esta vez, hasta el tanto del empate, le marcaron dos gatillazos. Primero con un remate al poste izquierdo de Courtois tras una peinada de Rober Pier en un córner. Luego, también antes del intermedio, con un mano a mano con el portero belga que el ariete local cerró con otro tiro al poste. Este llegó segundos después del 0-1.
El equipo visitante no daba puntadas con Modric y Benzema. Pero encontró el hilo. Se lo dio Bardhi, rajado ante un centro rutinario de Modric. El macedonio temió por su cara y puso el brazo como escudo. Penalti, con o sin VAR. Llegó el chivatazo al árbitro, que echó un vistazo al monitor, condenó al Levante y Benzema hizo capitular a Aitor Fernández. De la nadería: 0-1. En el Madrid, el único imprevisto era Vinicius, con sus camaradas momificados, sin dicha y poca rebeldía. Sin que sirva de coartada, el tuneado césped en nada ayudó a unos y otros. La pelota no obedecía y su tránsito era tan tedioso como el del propio Madrid.
Levante: Aitor; Cabaco, Vezo, Rober Pier; Simon, Rochina (Doukoure, m. 60), Campaña, Bardhi (Vukcevic, m. 88), Luna; Roger (Raphael, m. 73) y Morales. No utilizados: Oier, Pedro López, Chema y Jason.
Real Madrid: Courtois; Carvajal, Varane, Nacho, Reguilón; Modric, Casemiro, Kroos (Valverde, m. 69); Lucas, Benzema (Bale, m. 74) y Vinicius (Asensio, m. 83). No utilizados; Keylor, Marcelo, Vallejo y Ceballos.
Goles: 0-1. M. 43. Benzema, de penalti. 1-1. M. 60. Roger. 1-2. M. 78. Bale, de penalti.
Árbitro: Iglesias Villanueva. Amonestó a Roger y Pedro López. Expulsó por doble amarilla a Nacho (m. 86) y a Rochina (m. 88, la segunda tarjeta estando en el banquillo). VAR: J. Latre.
Ciutat de València: unos 20.000 espectadores.
No se amedrentó el Levante, que madrugó en el segundo acto con Roger de nuevo al frente. En un suspiro, el Levante pilló a su adversario en la Luna y su goleador se revolvió de maravilla e hizo esmerarse a Courtois. No se rindió Roger, que a la hora, con un toque sutil y nada sencillo, estampó el balón en la red tras un centro de Morales.
Bale, gol sin celebración
A partir del empate los duelos fueron aún más elocuentes: Vinicius contra el Levante, el Levante contra el Levante y la mala hierba contra todos. Al novel Vinicius se le podrá achacar su poca percha con el gol, no su capacidad para estirar al equipo, para darle aire con su optimismo. El brasileño no se arruga ni a tiros, envida en cada jugada. Aitor le frustró el 1-2 cuando Solari ya agitaba al equipo desde la banda. Se marcharon Kroos y Benzema, ambos de puntillas por la jornada. Irrumpió Bale, que cerró el marcador y dio el cante.
En pleno pulso, con un Madrid algo más equilibrado, Doukouré dio un puntapié al aire y Casemiro pareció sufrir una muerte transitoria. El árbitro, sin esperar al soplo del VAR, decretó penalti. Sus colegas de la tele no le rectificaron, por lo que el hombre esta vez ni echó un vistazo al monitor. De haber existido, el levísimo roce del granota al brasileño no pareció merecer semejante castigo para el conjunto de Paco López. Bale anotó y se sacudió a Lucas cuando el gallego le quería dar el abrazo correspondiente. Sus desaires al público o los compañeros no le darán la titularidad que reclama con más gestos censurables que méritos deportivos.
Desfondado por la decisiva decisión arbitral, al encomiable Levante no le dio para más. Ni siquiera cuando Nacho fue expulsado. El cuadro local ya estaba afeitado mientras el Real Madrid brindaba por un triunfo que irritó a los azulgrana y resultó anestésico para los visitantes ante la doble ración con el Barcelona que le espera.
Puedes seguir Deportes de EL PAÍS en Facebook, Twitter o suscribirte aquí a la Newsletter.