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La compañía abandona mañana su apuesta por las redes sociales, y también Inbox y Allo
Imagen de Inbox en tres dispositivos. Vídeo corporativo de Inbox, uno de los servicios que desaparece.
Que Google dedica una parte muy importante de sus recursos al desarrollo de nuevos productos y servicios es algo que el mercado tiene ya bien aprendido y no sorprende a nadie, pero esta innegable apuesta por la innovación tiene su cara ‘b’: los productos que no triunfan son defenestrados sin remisión. Mañana, 2 de abril, Google despedirá de forma definitiva Inbox, una aplicación de gestión de correo en el móvil muy querida por los usuarios, pero también hará lo propio con Allo, una efímera plataforma de mensajería que ha pasado como un meteorito ante nuestros ojos. Google + también será desconectado este día, aunque a buen seguro que por este servicio no se derramarán excesivas lágrimas.
Allo, un visto y no visto
Fue en 2016 cuando Google presentó Allo, una potente plataforma de mensajería que parecía dejar en un juego de niños al mismísimo WhatsApp; el gigante llegaba tarde pero confiaba en el poder de su base de usuarios para potencialmente hacerse un hueco en este mercado e ir creciendo. Craso error. Si algo ha quedado claro en el segmento de las aplicaciones es que la app que logre hacerse con el grueso de usuarios en un primer momento se establece como estándar y no hay manera de desbancarla, como ha sucedido con WhatsApp. Y Allo se estampó contra el muro de WhatsApp y Messenger, entre otros, anunciando Google su muerte prematura el pasado mes de diciembre y cuando apenas había superado la plataforma los dos años de vida.
Lo peor no fue la muerte en sí de Allo, sino que este servicio será uno más de los liquidados por la compañía, un intento fallido más que ahora reposará en la eternidad junto con Google Talk, Hangouts y el versátil Google Wave. El gigante de Mountain View apuesta ahora, de forma mucho más prudente, en el desarrollo de los RCS (Rich Communications Services) a través de Android Messages, un producto que se asemejará mucho a la establecida por Apple con Mensajes entre los equipos de su ecosistema.
El logo de Google+. ¿Cuál será el siguiente?
Es muy posible que tanto Allo, como sobre todo, Google +, no sean muy extrañados por los usuarios, pero otros servicios que pasaron por la particular guillotina de la casa en sus llamadas “limpiezas de primavera” sí lo fueron. Google Reader, el popular lector de RSS, dejó huérfanos a milles de usuarios de todo el mundo, hasta el punto de llegar al conato del motín; es, en realidad, el riesgo que se asume cuando se confía en un servicio gratuito para el usuario, en el que la rentabilidad se obtiene de la explotación de los datos del mismo, ya sea directa o indirectamente.
En el caso de Google Reader, los números simplemente dejaron de sumar para los de Sergey Brin y Larry Page y desde la compañía se tiró del cable sin más miramientos. Si no es rentable, fuera. En cuanto al resto de los principales productos de la casa -Gmail, Google Docs o YouTube, entre otros- suponen la esencia del modelo de negocio, pero… ¿y Google Fotos? Este servicio gratuito de almacenamiento de fotografías es el que más suspicacias genera puesto que, sobre el papel, la firma californiana por el momento no está rentabilizando de forma directa su explotación, aunque Google no lo descarta en un futuro.
Fue el propio responsable de producto Bradley Horowitz de la compañía quien descartó que la información analizada mediante procesos basados en Inteligencia Artificial sobre nuestras fotos “no saldrían del producto”, pero este directivo no descartó la posibilidad de que indirectamente se pueda explotar la información analizada, “con la consiguiente aprobación por parte del usuario”. Horowitz lo definió de forma muy gráfica: “queremos hacer de la gestión de las fotos lo que Gmail hizo en el email”.