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El secretario general de la Alianza Atlántica se reúne este martes en Washington con el republicano El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, junto al vicepresidente de EE UU, Mike Pence, en febrero en Múnich. MICHAEL DALDER REUTERS
Con pies de plomo y tacto suave, la OTAN celebrará esta semana en Washington el 70º cumpleaños de una organización cuyo futuro ha sido puesto en entredicho por el presidente de EE UU, Donald Trump. El aniversario ofrece a la alianza militar la oportunidad de lanzar una ofensiva de seducción para intentar demostrar al estadounidense que la OTAN no solo redunda en beneficio de la seguridad de Europa, sino también de EE UU. El secretario general de la organización, el noruego Jens Stoltenberg, encabezará esa campaña.
Stoltenberg se reunirá este martes con Trump en la Casa Blanca, donde tienen prevista una rueda de prensa conjunta. Y el miércoles, el secretario general de la OTAN intervendrá ante una sesión conjunta de las dos Cámaras del Congreso estadounidense, una deferencia que desde 2017 solo se ha tenido una vez con un dirigente extranjero, el presidente francés Emmanuel Macron.
La visita se rematará con una cumbre a nivel ministerial, el jueves, para conmemorar la firma del Tratado de Washington un 4 de abril de 1949, acto fundacional de la OTAN, una de las instituciones supranacionales que ha conformado el orden político occidental posterior a la Segunda Guerra Mundial. A la cita asistirán los ministros de Exteriores, un rango que rebaja el alcance de los actos de conmemoración en un momento en que la relación de los aliados europeos con EE UU se encuentra en un estado delicado.
Pero Stoltenberg llega a Washington avalado por cifras que revelan un incremento del gasto en defensa de los aliados europeos, una vieja demanda de Estados Unidos que Trump ha convertido en mantra. Los datos provisionales de 2018 muestran que por cuarto año consecutivo se ha producido una subida en esa partida de gasto, hasta alcanzar los 281.000 millones de dólares (unos 250.000 millones de euros). En términos de porcentaje de PIB, se ha pasado del 1,42% de 2014 al 1,51% del año pasado, con un incremento acumulado en cuatro años de más del 13%.
El respaldo a su gestión quedó demostrado la semana pasada cuando el consejo de la Alianza prolongó el mandato de Stoltenberg otros dos años, hasta el 30 de septiembre de 2022.
“En 2014, solo tres aliados gastaban el 2% del PIB en defensa. En 2018, siete aliados han cumplido ese objetivo del 2% y Rumania está muy cerca”, señaló Stoltenberg el pasado 18 de marzo en una conferencia en Bruselas. La OTAN calcula que la aportación adicional a los presupuestos de defensa de los aliados europeos y Canadá alcanzará los 100.000 millones de euros entre 2016 y finales de 2020.
Los socios europeos de la OTAN también quieren convencer a EE UU de que la defensa del vínculo transatlántico sigue teniendo sentido geoestratégico para ambas orillas del océano. Fuentes diplomáticas resaltan que la estabilidad del Viejo Continente garantiza a EE UU la seguridad de uno de sus principales flancos, lo que permite a la superpotencia volcarse en otras áreas del planeta. El argumento tiene numerosos adeptos en el Congreso estadounidense, tanto en la bancada republicana como en la demócrata. Pero no parece convencer del todo a la Casa Blanca, de donde periódicamente surgen filtraciones que cuestionan la fortaleza de la histórica alianza transatlántica. Entre los presuntos plantes sobre la mesa se ha mencionado desde que EE UU abandone la OTAN hasta que pase a cobrar por las bases que sus Fuerzas Armadas tienen en varios países europeos, entre ellos, España.
Pero el principal obstáculo para la campaña de seducción de Stoltenberg se llama Alemania, país que a pesar de sus cuentas saneadas sigue retrasando el objetivo del 2% de gasto en defensa. Las cifras alemanas de 2018 se sitúan en 1,23%, lejos del 1,82% de Francia o el 3,39% de EE UU.
“Alemania ha empezado a aumentar el gasto, ha añadido fondos de manera significativa a su presupuestos de defensa”, subrayó Stoltenberg durante la presentación del informe anual de 2018 a mediados de marzo en Bruselas. Berlín ha asegurado a la alianza que en el período fijado para alcanzar el objetivo del 2% de gasto (entre 2014 y 2024) el presupuesto de defensa alemán aumentará un 80%. Una cifra considerable pero que tal vez no sea suficiente para Trump, que puede seguir preguntándose, otra vez, qué hacen los europeos por la OTAN.