Con 33 años, Tim Berners-Lee inventó la World Wide Web. Ahora, 30 años después, ve que la internet que tenemos no era la que él tenía previsto crear. Y quiere ayudar a rectificar.
Berners-Lee lo llama la "redescentralización" de internet. "El espíritu de los primeros años era que mi blog y los enlaces que escogía llevaban a mejores lecturas. Ahora lo que leemos está determinado por el algoritmo de una red social. Ha habido una gran consolidación, que es mala para la innovación", ha dicho Berners-Lee en la conferencia inaugural de la primera edición de T3CH, el evento de tecnologías de viaje organizado por Amadeus en Madrid.
Con la tapa de su ordenador llena de pegatinas, Berners-Lee ha explicado cómo hoy la prioridad de la tecnología ya son sus usuarios: "Siri y Alexa no trabajan para mí, sino para sus empresas", ha dicho. "En un modelo financiado por anuncios, el objetivo es distraer al usuario para que compre algo".
"En un modelo financiado por anuncios, el objetivo es distraer al usuario para que compre"
La queja de Berners-Lee es contra la fundación de la web actual, basada en grandes compañías que emplean los datos de sus usuarios para ampliar y hacer prosperar su negocio. "Ese es el pecado original", cree Berners-Lee, aunque fueron las elecciones de Trump y el Brexit las que le llevaron a pensar que todo debía cambiar.
Berners-Lee ha puesto como ejemplo del desastre a los jóvenes macedonios que creaban noticias falsas sobre las elecciones estadounidenses en 2016 para ganar dinero con anuncios en sus páginas. Las frases más locas –como "Hillary quiere que gane Trump", según Berners-Lee– eran las que generaban más tráfico y por tanto más dinero. El sistema tenía incentivos terribles. Daba igual cómo, solo importaba la magnitud del tráfico: "Las cosas falsas conseguían más dinero que las verdaderas. El motor de búsqueda de Google les decía que hicieran más fake news", ha dicho Berners-Lee. "El sistema es muy malo", ha concluido.
Desde hace unos años, Berners-Lee trabaja en Boston con el MIT (Massachusetts Institute for Technolgy) para una alternativa. Se llama Solid y en 2018 fundó una empresa, Inrupt, para alcanzar sus objetivos. Solid procede de "SOcial LInked Data" [datos socialmente unidos] y su intención es cambiar los incentivos de los desarrolladores y proveedores de servicios. Los datos estarán siempre en manos del usuario y solo él o ella decidirán con quién los comparten: fotos, localización, email, compras, lo que sea.
Esta idea tiene varios problemas respecto a 1989. Ahora la web ya existe y tiene su modelo, que da salarios y beneficios a millones de personas. Hay incluso países que han basado modelos de seguridad nacional en la web tal cual es hoy.
"Todos los datos que generas son de esa compañía y sirven para manipularte"
Para Berners-Lee, eso solo sirve para manipular: "Todos los datos que generas son de esa compañía y sirven para manipularte", ha dicho. La manipulación puede ser comercial o política.
Además de las reticencias de empresas y gobiernos, el cambio de modelo que propone Berners-Lee tiene otros dos desafíos monumentales: uno, el usuario debería ser activo a la hora de gestionar sus datos, por ejemplo en su Dropbox, y dos, las nuevas apps del "mundo Solid" [Solidworld], como repetía Berners-Lee, deberán ser de pago. Así tiene que ser si "la app realmente trabaja en mi nombre", y no en el de otra empresa. "Pagaré por las noticias para que haya periodistas que trabajen para mí y no engañarme, para que nadie quiera distraerme mientras trabajo y para que quien calcule mis impuestos lo haga sin abusar de mis datos", ha dicho.
Ciudadanos de primera
"El ordenador debe trabajar para mí." El lamento de Berners-Lee se basa en la aparente sensación creciente de que nuestros dispositivos trabajan tanto para ayudarnos como para recopilar nuestra información personal en nombre de otras compañías. Es un pacto que muchos están dispuestos a aceptar, de momento. Berners-Lee se ha referido a los millennials como esa generación para la que parece que la privacidad es menos importante: "Los mayores recordamos cómo fueron los primeros años de la web, pero los millennials deberían poder imaginar un mundo donde fueran ciudadanos de primera, en los que mandan sobre sus datos", ha dicho.
A pesar de su formación técnica y la confianza en la tecnología, Berners-Lee espera ahora que sea la gente quien pida y fomente un cambio, y no la tecnología quien lo proponga: "Los sistemas que diseñamos respetarán a los usuarios", ha dicho.
En una pequeña metáfora de cómo se sienten hoy los ciudadanos con su privacidad, Berners-Lee ha recordado la cajita sobre cookies que debemos aprobar en Europa para entrar en una nueva web: "No debes tener que darle a ok con la sensación de que es una caja radioactiva", ha dicho.
"Nuestro objetivo no es darle la vuelta a la privacidad, sino ponerla de pie como debe ser", ha concluido.