A tres días de la cumbre europea que debe refrendar el acuerdo del Brexit y después de hablar por teléfono con la primera ministra británica, Theresa May, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reiteró este jueves su disposición a vetar el pacto. “Tras mi conversación con Theresa May, nuestras posiciones permanecen lejanas. Mi Gobierno siempre defenderá los intereses de España. Si no hay cambios, vetaremos el Brexit”, tuiteó al aterrizar en La Habana.
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El tuit de Sánchez reitera lo trasladado estos días, pero la tercera advertencia adquiere más rango de bloqueo porque el margen de negociación antes de la reunión de jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas se agota. El Ejecutivo considera que la conversación telefónica del miércoles con la líder británica no surtió efecto —es decir, que May no acepta las demandas de clarificar que España tendrá la última palabra para decidir si las ventajas pactadas entre Bruselas y Londres se aplican a Gibraltar— y, por tanto, la única opción posible es votar en contra.
Fuentes de la delegación que acompaña a Sánchez en su visita a La Habana subrayaron que el presidente "ha sido muy claro" y que España "sigue en el veto". Aunque el acuerdo del Brexit podría aprobarse por mayoría cualificada y con la oposición de España, las mismas fuentes consideraron "impensable" que salga adelante "sin el consenso de los 27" y advirtieron de que "si la declaración política no es unánime no hay declaración". Ni el texto del acuerdo ni el de la declaración política convencen al Gobierno --"si a May le sirven, a nosotros no"-- para el que "hay un interés nacional de España que no está siendo suficientemente defendido", informa Miguel González.
May elevó este jueves el tono al referirse al asunto durante su intervención en la Cámara de los Comunes: advirtió a Sánchez de que “la soberanía británica sobre Gibraltar será protegida”. La jefa del Ejecutivo también se refirió expresamente a la conversación telefónica. “Fui absolutamente clara con él a este respecto”, afirmó, aunque quiso resaltar el buen tono que hasta última hora se había mantenido en las negociaciones con el Ejecutivo de Madrid. “Hemos trabajado de forma constructiva con los Gobiernos de España y de Gibraltar en las negociaciones sobre el acuerdo de salida y confiamos en que este espíritu siga así en la relación futura”, dijo la conservadora
El secretario de Estado español para la UE, Marco Aguiriano, dejó patente el malestar por la inclusión del artículo de la discordia, el 184, en el acuerdo de retirada que Londres ha pactado con la Comisión Europea. Ese texto se añadió “con alevosía y nocturnidad”, criticó en una comparecencia ante la comisión parlamentaria sobre asuntos comunitarios.
Una diferencia máxima del 32% en tabaco
España defiende que el preacuerdo bilateral alcanzado con Reino Unido en plena batalla por el Brexit mejorará la vida de los ciudadanos del Campo de Gibraltar, la región española colindante con Gibraltar. De los cuatro memorandos pactados con Londres, el del tabaco es el que tiene compromisos más claros. Las autoridades de Gibraltar se comprometen a que en junio de 2020 el diferencial de precios entre el producto vendido en Gibraltar y en España no sea superior al 32%, según detalló el secretario de Estado para la Unión Europea, Marco Aguiriano.
El bajo precio del tabaco en Gibraltar hace muy atractiva su exportación ilegal a España. Al reducir esa brecha (que hoy es de un mínimo del 48% en las modalidades donde hay más cercanía de precio), ese contrabando es menos atractivo. Además, las autoridades de ambos territorios deberán cooperar contra cualquier tipo de tráfico ilícito en la zona. Con el pacto de estos textos (cuatro memorandos y un tratado fiscal), "España ha dado una paso sin precentes" en la reducción de los desequilibrios con Gibraltar, según Aguiriano.
Más allá de las críticas, Aguiriano dio algunas pistas sobre cómo salir del embrollo sin bloquear el acuerdo con Londres. El secretario de Estado aludió a las garantías —de momento verbales— que han ofrecido los servicios jurídicos de la Comisión y del Consejo europeos de que ese artículo no merma la posición española respecto a Gibraltar. “Eso exige clarificación. Si nos dicen que no hay ningún riesgo, que lo escriban. Simplemente”. Indicaba así Aguiriano que España podría contentarse con alguna adenda de los servicios jurídicos al texto principal. La otra opción amenaza con disgustar a Bruselas. “Se puede parar el reloj y convocar otra cumbre”, sugirió.
La amenaza de vetar el pacto sobre el Brexit no ha logrado hasta ahora ningún resultado. Los negociadores europeos del acuerdo de salida y de la declaración política sobre la futura relación con Reino Unido se han desentendido de las quejas planteadas por el Gobierno de Sánchez, que asegura que el texto pactado no reconoce de manera tajante que España tendrá siempre la última palabra sobre la futura relación de Gibraltar con la UE.
Varapalo jurídico
“La mayoría de las delegaciones prefieren que España y Reino Unido resuelvan de manera bilateral el asunto con ayuda de la Comisión Europea”, señala una fuente diplomática tras saberse que la declaración política no contiene ninguna referencia a la reivindicación sobre Gibraltar.
España, según fuentes diplomáticas, también ha recibido un estacazo legal a sus argumentos. Los servicios jurídicos de la Comisión Europea y del Consejo Europeo coinciden, según esas fuentes, en que el acuerdo de salida no prejuzga nada sobre Gibraltar ni priva a España de ningún derecho futuro. El varapalo, lejos de tranquilizar a la delegación española, enconó aún más los ánimos.
Varias fuentes coinciden en que, en las horas previas al tuit de Sánchez, la delegación española había elevado el tono hasta niveles inusuales durante las reuniones a puerta cerrada de los Embajadores permanentes ante la UE. El representante español, según esas fuentes, acusó al resto de socios, en particular a Alemania, de falta de solidaridad en un problema de soberanía con un país que dentro de apenas cuatro meses será extracomunitario.
May no ha dejado de repetir en los últimos meses que el acuerdo que se cerrara con la Comisión debía necesariamente preservar “la integridad territorial” de su país. Se refería concretamente a la posibilidad sugerida por Bruselas y rechazada por Londres de establecer controles aduaneros entre Irlanda del Norte y la isla. Pero Gibraltar es un asunto que enciende también los sentimientos más nacionalistas de los conservadores británicos.