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El Atlético se impone al Valladolid, que mereció el empate, con un gol en propia puerta y otra actuación salvadora del meta rojoblanco Los jugadores del Atlético celebran el gol en propia meta del Valladolid. Gonzalo Arroyo Moreno Getty Images
Un gol en propia puerta y tres paradas salvadoras de Oblak retrasaron el alirón del Barcelona. Gris el Atlético y orgulloso el Valladolid de Sergio para no doblar la rodilla, la tarde fue para el meta esloveno y para certificar que el equipo de Simeone terminará arriba el campeonato como falto de juego ha estado gran parte del campeonato.
Hay sensaciones palmarias. Y una es que este equipo es uno con Rodrigo y otro sin él. Desde la pretemporada ya se vislumbró esa dualidad. Probablemente Simeone pretendiera darle un descanso y lo dejó en el banco. O quizá pretendió testar un centro del campo con vistas al próximo curso si el Manchester City consuma su intención de ejercer la cláusula. Los diez primeros minutos enseñaron todas costuras de ese Atlético sin Rodrigo. Fracasaba la pareja Saúl-Thomas en el eje y Koke y Lemar no estaban en su mejor partido. El francés parece contar con más confianza de Simeone que Vitolo. Necesita menos que el canario para enganchar dos titularidades consecutivas.
Pérdidas continúas y groseras, colocación deficiente para la salida del balón y la sensación de que una vez superada la primera línea de presión el Valladolid encontraría mucha pradera para correr era lo que transmitía ese Atlético destartalado. Así sucedió. Una carrera de Waldo Rubio, la prolongación de Unal y Oblak volando al palo derecho para detener el derechazo de Guardiola. Tardó el Atlético en hacer bueno eso de que al fútbol se suele jugar bien cuando se pasa con precisión, sea en corto o en largo, en horizontal o en vertical. Por fin Saúl encontró un pasillo para Morata en las inmediaciones del área. La maniobra del delantero acabó con un pase a la pierna mala de Griezmann, que lo confirmó con un golpeo deficiente. La ocasión dio un tramo de dominio a los rojiblancos. Espesos, pero machacones en el embotellamiento del equipo de Sergio. Griezmann probó a Masip con una falta lejana que tomó el camino de la escuadra. Ahí se paró el Atlético hasta el descanso. Tanto que a la media hora de juego Simeone mandó a calentar a Rodrigo. El Valladolid se sacudió el dominio con un par de circulaciones largas, con Míchel de maestro de ceremonias y Guardiola picando de nuevo con facilidad a la espalda de Savic. Esta vez su disparo a la carrera fue más centrado. Un trámite, un tirito para Oblak. El paisaje apenas mudó, aunque dio para vislumbrar las taras defensivas de Arias. Malo para un lateral que se le vayan igual de fácil por su lado bueno que por su perfil más débil.
ATM
VAD
Atlético
Oblak, Santiago Arias, Savic, Filipe Luis (Correa, min. 55), Godín, Saúl, Koke, Thomas (Rodrigo, min. 45), Lemar, Morata (Vitolo, min. 69) y Griezmann.
Valladolid
Masip, Calero, Javi Moyano (Antoñito, min. 69), Nacho, Joaquín, Óscar Plano (Miguel De La Fuente, min. 79), Waldo Rubio (Toni Villa, min. 62), Míchel, Rubén Alcaraz, Enes Unal y Sergi Guardiola.
1-0 min. 65: Joaquín (p.p.).
Mario Melero López
Godín (min. 4), Koke (min. 93), Thomas (min. 37), Javi Moyano (min. 0), Rubén Alcaraz (min. 34) y Correa (min. 91).
Estadio:Wanda Metropolitano
El calentamiento madrugador de Rodrigo no fue baladí. Al regreso del intermedio ya pisaba la hierba. El sacrificado fue Thomas. La temporada ha revelado que la mejor pareja tácticamente es la que forman el ghanés y Rodrigo. Los mejores partidos de Thomas y cuando ha podido ser vertical es cuando ha percibido el peso de Rodrigo a sus espaldas para descolgarse o jugar balones en línea recta. Más ordenado y menos expuesto a los agujeros atrás, el Atlético gobernó el segundo acto en el inicio. Le faltaba desequilibrio y con Lemar plano, Simeone tiró de lógica dándole entrada a Correa por Filipe Luis. Saúl fue situado como lateral izquierdo.
Para un equipo al que le cuesta horrores el uno contra uno, Correa es una bendición. Por imprevisible y porque su irregularidad tiene el encanto de los que se atreven siempre. Una doble pirula a Nacho del argentino, que rompió con dos recortes maradonianos, encendió al personal. Fue por el carril de Saúl por el que se fraguó el gol del Atlético. Su tocada rosca fue desviada por Joaquín en el primer palo a la misma cepa.
Ya con el marcador a favor, el equipo de Simeone no encontró esos buenos tiempos que corren ahora para el contragolpe ante los equipos apurados de puntos que con el marcador en contra ya se lanzan con todo. No hubo espacios para que corrieran Morata, Griezmann, Lemar ni tampoco para Vitolo cuando entró. El Valladolid se puso mandón. Su ataque frontal al Atlético le dio para empatar, pero también para reafirmar a Oblak como el mejor portero del campeonato. A Óscar Plano le levantó un zurdazo desde fuera del área a una mano. El espectáculo del Atlético, para el que quiera verlo, muchas veces está en su portero. En medio de ese acoso, Miguel también fue víctima de los reflejos de Oblak cuando contempló cómo el esloveno le respondía en un remate a un par de palmos. Todavía rozó el equipo de Sergio el empate cuando la mano de Arias tocó un cabezazo de Calero a falta de dos minutos. Tras revisar la jugada, Mario Melero decretó que no había pena máxima y certificó la victoria rojiblanca.
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