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La matriz nipona avala el plan presentado por la dirección de la planta, pero espera un acuerdo en dos meses Un operario trabaja sobre una plataforma en la planta de Nissan de la Zona Franca, ayer. Albert Garcia EL PAÍS
La situación de la fábrica de Nissan en la Zona Franca de Barcelona ha pasado de una larga paralización en la toma de decisiones respecto a su futuro a la presión para tomarlas de forma acelerada. La dirección japonesa de la multinacional ha dado por bueno el plan de viabilidad ideado desde la compañía en España, pero ahora apremia a la dirección, a los sindicatos y a las administraciones a llegar a un acuerdo. El responsable industrial de la alianza Nissan-Renault, José Vicente de los Mozos, señaló ayer que espera que el acuerdo se cierre en mayo.
"Estamos en condiciones de avanzar en el futuro de la planta", afirmó ayer De los Mozos en un encuentro con periodistas en el marco del Salón de Automóviles de Ginebra, donde afirmó que la multinacional nipona había aceptado el plan que había presentado la dirección que encabeza Genís Alonso. Ese planteamiento inicial —"que se irá desgranando en las próximas semanas", dijo—, explicó que debe ahora ser asumido por los trabajadores, que deberán asumir nuevas condiciones laborales, y las administraciones, que previsiblemente deberán comprometerse con ayudas a la planta.
La planta barcelonesa de Nissan Motor Ibérica, donde trabajan 3.700 personas, vive desde hace dos años en una nebulosa. El fin del ensamblaje de algunos vehículos que no han sido reemplazados por otros nuevos ha hundido su producción por debajo del 40% de su capacidad y la plantilla, tras más de dos años de ver cómo no llegaban nuevos encargos, teme despidos y reducción de sus condiciones laborales. Actualmente, señalan, están yendo al máximo de las medidas de flexibilidad de su actual convenio.
La empresa esperaba dos momentos para desbloquear la actual situación de impasse. Uno, la respuesta desde Japón a su propuesta para dar salida a la compañía. El segundo se centraba en las elecciones sindicales, celebradas la semana pasada y en las que se volvió a imponer UGT. La dirección ha instado a los sindicatos a constituir el nuevo comité de empresa y a ponerse a negociar unas nuevas condiciones de trabajo, que se regularán a través de un nuevo convenio laboral, ya que el actual expiró en marzo pasado. Los plazos, no obstante, son cortos. De los Mozos explicó ayer que quiere que la solución al embrollo esté cerrada antes de que se celebre el próximo Automobile Barcelona, el salón del sector que se celebrará en la capital catalana entre el 11 y el 19 de mayo.
El plan del Gobierno, “un brindis al sol” para De Los Mozos
José Vicente de los Mozos, responsable industrial de la alianza Nissan-Renault y también presidente de la patronal de fabricantes Anfac, cargó ayer contra el Acuerdo Estratégico de Apoyo Integral al Sector del Automóvil presentado el lunes por la ministra de Industria, Reyes Maroto. Habló de “brindis al sol” y señaló que “las cosas hay que trabajarlas antes”, con un discurso mucho más duro que el que emitió a través de un comunicado la patronal. Llamó al conjunto de las fuerzas políticas a cerrar un pacto de Estado de apoyo a la automoción. “Quiero hechos concretos y homogeneidad en el Gobierno”, en un ataque a las diferencias mantenidas desde los ministerios de Industria y de Transición Ecológica.
El directivo de la alianza franco-japonesa es optimista respecto a cómo se resolverá el conflicto y señala como ejemplo el problema de la planta de Nissan en Ávila: "Era más complicado y se ha buscado una solución". Pero puso un punto de partida: "la adecuación de los útiles productivos". El principal problema que tiene la planta son sus instalaciones de pintura, fuera de los estándares medioambientales. La compañía siempre ha defendido que tiene hasta 2023 para regularizarlas.
Después de ello, Nissan debería decidir la asignación de nuevos vehículos. Actualmente solo se fabrica la furgoneta eléctrica NV200 y tres modelos de rancheras que, sobre la misma plataforma, se producen para tres marcas distintas. La progresiva pérdida de unidades (Pulsar, Nivalia, NV300 y, por último, la NV200 de motor diésel) hundió la producción el año pasado hasta las 82.500 unidades, un 55% menos en cinco años.
Fuentes sindicales indicaron ayer que la dirección les ha instado a constituir el nuevo comité de empresa para negociar el nuevo convenio. Asumen que se les demandará abrir un proceso de bajas voluntarias y que se flexibilizarán más las condiciones laborales bajo el argumento de que es necesario para competir por la asignación de nuevos modelos.+