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El seleccionador alaba las cifras goleadoras de España, que espera recuperar la efectividad ante Malta Luis Enrique, junto a su ayudante Jesús Casas. JUAN FLOR AS
La polvareda de las ocasiones de gol desperdiciadas ante Noruega volaron hasta la coqueta isla de Malta, donde una brisa fuerte recibió a los internacionales en el aeropuerto de La Valeta. Luis Enrique ya debió intuir que en su comparecencia ante la prensa que los coletazos de la ráfaga de remates fallados por La Roja en Mestalla reaparecerían. De repente, sacó un folio y se dispuso a leer los datos: “Llevamos 19 goles en los siete partidos que he dirigido, eso supone un promedio de 2,7 por encuentro. El Barça, que es el equipo más goleador de LaLiga, hace 2,6 goles. Para estar faltos de gol no pinta demasiado mal”, argumentó el seleccionador español. Otro dato, que La Roja, lleve 31 partidos consecutivos marcando, también fue procesado por el técnico con ironía: “Ojalá sigamos con esa falta de gol”.
El problema es que Sergio Ramos, con cinco tantos, es el máximo goleador de la etapa Luis Enrique. Alcácer, ausente en esta convocatoria, con tres tantos, y Rodrigo con los mismos, son sus delanteros más productivos. “En mi idea de juego todos pueden marcar, hay que atacar con 11 y defender con 11. Para que pueda marcar goles, un central un lateral o el pivote todos se tienen que involucrar en la elaboración. Hasta el portero necesitamos si nos hacen una presión alta. A partir de ahí, acepto que todos los jugadores tengan la oportunidad de marcar. Cualquier jugador que se pueda animar es bienvenido, pero eso sí, luego hay que defender y ahí somos todos defensas”.
Más allá de esos números, que de nada han servido para devolver a España a las rondas finales de las tres últimas grandes competiciones, lo cierto es que la selección española lleva tiempo a la búsqueda de un cazagoles solvente desde que David Villa y Fernando Torres finiquitaron su carrera como internacionales. Por ahí han pasado Soldado, Negredo, Diego Costa, Munir, Alcácer, Iago Aspas, Morata o Rodrigo y ninguno se asentó como indiscutible. La mayoría de ellos también tuvo problemas para mezclar con el juego de toque que les reducía a generar espacios y a intervenir poco. La fórmula que adoptó Luis Enrique en Mestalla, con Rodrigo a la derecha, Morata en el Medio y Asensio a la izquierda tiene pinta de ser la gran solución que busca, aunque no quiso admitir el seleccionador que este de este martes en Malta es un partido ideal para que sus delanteros hinchen su autoestima. Malta encajó 25 goles en los 10 partidos de clasificación para el Mundial. “El gol se corrige con confianza y con el trabajo que se hace en los clubes”, explicó en la sala de prensa de Mestalla. Este lunes, en la del estadio Nacional Ta’Qali se limitó a decir: “La confianza se la tienen que ganar”.
Dos arietes
La novedad en la delantera con dos arietes como Morata y Rodrigo reside en la caída a banda derecha de este último para aprovechar sus diagonales a pierna cambiada. Con Lopetegui, en la selección sub-21 que conquistó el europeo en 2013, era Morata el que jugaba en un costado, el izquierdo. Ahí la intención del exseleccionador era sacar partido de su zancada. Con todo, Luis Enrique prefiere una terna más móvil que intercambie posiciones, pero sin perder de vista la posición inicial de la que parten. “La movilidad de los de los delanteros es recomendable, pero también hay que ocupar una serie de espacios”.
Hasta ahora, Rodrigo ha sido fijo en todas las alineaciones de Luis Enrique. Es Morata, que hoy cumple 500 días desde que no marca con la selección, el que necesita un mayor refuerzo moral. El seleccionador le dio un empujón anímico calificando su partido ante Noruega como “el mejor”, pese a las cinco ocasiones claras que falló. Elogió sus movimientos y su decisión para ir a presionar y forzar la jugada del penalti que supuso el triunfo. Luis Enrique observa a un jugador más fuerte psicológicamente del que vio hace unos meses, cuando no pasaba su mejor momento en el Chelsea. Para acabar con su infierno en Londres, Morata pretendió viajar a Madrid sin permiso para forzar su traspaso al Atlético. Finalmente, optó por una salida amistosa. A su llegada al Atlético, algunos compañeros aún le apreciaron cierta debilidad, pero a partir de la primera semana, le vieron más decidido y seguro. Esa versión es la que espera Luis Enrique. Hoy es un buen día para reafirmarse con goles.
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