A nivel global, las tensiones comerciales y la “persistente” incertidumbre en política siguen amenazando una economía mundial que continúa, en términos generales, su ralentización. Según la revisión trimestral de las predicciones económicas del organismo con sede en París, presentada este miércoles, la economía mundial crecerá este año 3,3%, un 0,2% menos de lo previsto en el informe de noviembre, para situarse en 3,4% en 2020, en lo que también constituye una leve revisión (-0,1%) a la baja respecto a hace tres meses.
Los riesgos que pueden agravar la ralentización económica son, a estas alturas, viejos conocidos: “Nuevos pasos para aumentar las barreras comerciales, una incertidumbre política persistente, un crecimiento por debajo de la media en Europa, un Brexit turbulento o una ralentización más fuerte en China” que la ya pronosticada —6,2% este año y 6% el próximo—, entre otros, enumera la OCDE.
Hay, no obstante, algunos colchones. “Los mercados de trabajo siguen siendo, por el momento, resilientes, y el crecimiento salarial está recuperándose lentamente, apoyado por los ingresos familiares y el gasto”, apunta el organismo.
Turbulencias en la eurozona
Más drástica es la revisión de la eurozona, que rebaja 0,8 puntos hasta situarla este año en un mero 1% que apenas llegará al 1,2% en 2020. Especialmente dura es la rectificación en dos países. Por un lado, Alemania, para la que la OCDE prevé ahora un crecimiento de 0,7% en 2019 (hace solo tres meses todavía preveía 1,4%) y de 1,1% el año próximo. Y también está Italia, país que estará en recesión técnica al obtener un crecimiento negativo de -0,2% este año que apenas superará con un débil 0,5% en 2020.
Entre los principales responsables de esta ralentización mayor de lo previsto en la zona euro, la OCDE ve una producción industrial “especialmente débil”. A ello se une una moderación de la demanda externa y “factores excepcionales”, como la “perturbación del sector del automóvil tras nuevos tests de emisiones para vehículos”. La situación podría ir sin embargo para más largo, sobre todo porque “un debilitado crecimiento del comercio en la eurozona, una alta incertidumbre política y una confianza moderada apuntan a una ralentización subyacente de la demanda que podría persistir”. En las revisiones trimestrales —marzo y septiembre— de las perspectivas de la OCDE no se analiza la economía española, de ahí que no haya cifras concretas para este país.
Los peligros de un Brexit duro
Y luego está el problema del Brexit. Tanto para Europa como para el propio Reino Unido, cuyas perspectivas de crecimiento también han sido revisadas a la baja: 0,8% en 2019 y 0,9% en 2020. Lo que más preocupa a la OCDE —como a todos los Gobiernos de los 28— es la posibilidad de un Brexit duro, es decir, una salida sin acuerdo con Londres. Eso, advierte el organismo, “aumentaría de manera sustancial los costes para las economías europeas”.
A pesar de todas las medidas de contingencia que se pudieran tomar, “una separación sin acuerdo entre la UE y Reino Unido seguiría siendo una gran perturbación advera para Europa y probablemente en otras partes en el mundo, en vista de que Reino Unido es un importante socio comercial para muchos países”, zanja el organismo.
Otras economías
Comparado con Europa, Estados Unidos navega por aguas —o cielos— más tranquilas, con un crecimiento revisado solo levemente a la baja, hasta 2,6% este año y 2,2% en 2020. No obstante, advierte la OCDE, “tarifas más altas han comenzado a sumarse a los costos empresariales y a los precios, y el crecimiento de la inversión empresarial y las exportaciones se ha moderado”. El cierre del Gobierno más largo de la historia norteamericana vivido por el pulso del presidente Donald Trump con los demócratas que se oponen a la construcción de su muro en la frontera con México también le ha pasado factura a la economía estadounidense en el primer trimestre del año, aunque la OCDE considera que su efecto se verá revertido en los próximos trimestres.