La experiencia de ir al teatro es única e intransferible, pero con el proyecto propuesto por el grupo Monomujer el concepto se amplifica y adquiere otra dimensión. Se trata de teatro para un espectador. Uno solito o solita frente al hecho artístico.
Pero lo más interesante es el contexto. No hay escenario, hay espacios diversos y cubículos en los que una se mete como en una caja negra a ver con qué se encuentra.
Monomujer. Teatro para un espectador, una experiencia distinta.
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Todos los jueves.
El proyecto actual de Monomujer se llama Migrantes. Está centrado en la problemática de mujeres migrantes en distintas épocas y circunstancias en la ciudad de Buenos Aires. Pero aún con esa referencia resulta totalmente impredecible lo que sucede a lo largo de los 35 minutos de espectáculo (cada 10 minutos ingresa un nuevo espectador, pero no se cruza nunca con otro). Y eso es lo más atrapante.
En ese lapso de apenas media hora, uno se encuentra navegando en espacios ficticios en los que los límites entre realidad y ficción se diluyen y desdibujan.
El viejo pacto de que lo sucede del otro lado es fantasía se debilita un poco con esta experiencia en la que los mismos personajes van guiando al espectador por algún laberinto desconocido y fantasioso. Por eso la clave es dejarse llevar, permitirse la sorpresa e incluso animarse a jugar también.
Otra manera de entender el teatro. Monomujer, teatro para un espectador, presenta "Migrantes"
La cercanía de los artistas, con sus historias sucediendo a centímentros de quien presencia, es un estímulo para los sentidos, para permitir que la emoción, la risa o incluso algo de temor afloren ahí mismo junto a la escena.
Así, el espectador solitario y sin el sostén de una platea y un grupo que acompaña como es habitual, está a merced de lo que se propone frente a sus ojos. Después de todo, por qué no sumergirse en ese mundo.
Como un viaje en el tiempo, a otras épocas, a otros circunstancias, la sensación que surge podría ser un poco como la de Alicia, la del país de las maravillas, cayendo a un pozo lleno de magia, con personajes que hablan y hacen cosas sin la frontera de la cuarta pared.
Cara a cara con los actores. Monomujer, teatro para un espectador.
Eso propone Migrantes que, además, con este espectáculo en particular, invita a recorrer la realidad de varias mujeres inmigrantes en la ciudad de Buenos Aires, en diferentes momentos históricos. Las distintas escenas -Conventillo, La cautiva y Negra- reflejan problemáticas de varias décadas atrás. Sin embargo, la vigencia del tema es un punto extra de interés para atreverse a este recorrido tan particular.
Eso sí, fóbicos y escépticos abstenerse. No tiene gracia no aceptar el trato o hacerlo a medias. Vale la pena correr el riesgo de entrar en esos submundos de ficción y volver, al menos por 30 minutos, a ser un poco niños que se creen el cuento, recuperar el asombro, la capacidad de sorprenderse y de sentirse un poquito vulnerables.
Monomujer está formado por Virignia Curet, Micaela García, Jimena García Conde, Luz Moreira, Julia Sánchez, Estefanía Bonessa y María Vilas, que escriben, dirigen y producen sus espectáculos.
Para presenciar Migrantes hay que inscribirse previamente enviando un mail a monomujerteatro@gmail.com. Las próximas funciones son miércoles 27 y jueves 28 en El Sábato Espacio Cultura, Uriburu 763. Las entradas salen $200.