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La asamblea de la federación también aprueba el nuevo formato de la Supercopa, que se disputará como una final a cuatro en enero El presidente Luis Rubiales, durante la Asamblea de la Federación Española de Fútbol celebrada este lunes. Juan Carlos Hidalgo EFE
La Asamblea de la Federación Española de Fútbol (FEF) aprobó ayer por mayoría absoluta los nuevos formatos de la Copa del Rey y de la Supercopa de España. El presidente federativo, Luis Rubiales, contó con el apoyo masivo de los asambleístas para establecer los dos nuevos y revolucionarios modelos de ambas competiciones. Los cambios recrudecerán la guerra entre la federación y LaLiga, que tiene previsto impugnar los acuerdos asamblearios ante el Consejo Superior de Deportes (CSD) y la justicia ordinaria.
La Asamblea la constituyen árbitros, jugadores, entrenadores y clubes profesionales y aficionados, directivos territoriales y el fútbol sala. Aunque los proyectos de Rubiales recibieron un apoyo mayoritario, también contó con la oposición de gran parte de los clubes profesionales, salvo el Barcelona, el Real Madrid, el Espanyol y el Atlético de Madrid. Esto anuncia otro cisma de gran calado entre los dos organismos que gobiernan el fútbol nacional. El Espanyol y Atlético, que en la asamblea de la patronal votaron en contra de los nuevos modelos, cambiaron de opinión en la sede federativa. “Aquí todo es sorprendente”, se limitó a expresar Enrique Cerezo, presidente del club rojiblanco.
La asamblea federativa también aprobó su propuesta de calendario de la próxima temporada, por la cual la Liga en Primera y Segunda División, comenzaría el 18 de agosto y finalizaría el 24 de mayo, salvo las eliminatorias de ascenso de la categoría de plata, que se disputarán entre el 31 de mayo y el 21 de junio. La final de la Copa se celebraría el 18 de abril y la Supercopa entre el 8 y el 12 de enero. Esta propuesta no la comparte LaLiga, que tiene diseñado otro calendario. De no haber acuerdo, será el CSD el que decidirá.
El nuevo formato de la Copa, que se jugará a partido único hasta semifinales, supone una apertura al fútbol no profesional. El torneo pasa a tener 116 clubes. El cuadro de participantes estará compuesto por los 20 equipos de Primera, los 22 de Segunda A, 28 de Segunda B salidos de los siete primeros clasificados de cada uno de los cuatro grupos, 32 conjuntos de Tercera, de los cuales 18 son los campeones de cada grupo y los 14 mejores segundos. Los cuatro semifinalistas de la Copa Federación, que la disputan los equipos de Segunda B y Tercera, también tendrán plaza. La mayor novedad son los diez equipos de categoría regional, que saldrán de una eliminatoria entre los 20 equipos campeones de cada grupo. En el caso de que el sorteo empareje equipos de la misma categoría, se jugará en el estadio del club que haya salido del bombo en primer lugar.
Los cruces entre equipos profesionales y no profesionales se celebrarán en terrenos de juego de césped natural, por lo que los primeros, si cuentan en sus estadios con hierba artificial, deberán buscar uno alternativo que sea homologado por la federación. Una vez celebrada la eliminatoria entre los clubes de preferente, con fecha aún por determinar, la primera ronda se disputaría el 18 de diciembre. Los cuatro equipos participantes en la Champions no entrarían en competición hasta dieciseisavos.
Más dinero de LaLiga
La Supercopa pasará a jugarse con el modelo de final a cuatro fuera de España (Arabia Saudí o EE UU se barajan) y tendrán acceso a ella los finalistas de la Copa y el campeón y el subcampeón de Liga. En caso de coincidencias, accederán al torneo los mejores clasificados en el campeonato liguero que no hayan disputado la final copera. La federación repartirá 1,8 millones de euros de fijo a los participantes, más 1,4 al subcampeón y dos al campeón. El Valencia, en desacuerdo con el nuevo formato, estudia acciones legales.]Antes de explicar los nuevos sistemas de competición, Luis Rubiales hizo una defensa de los intereses federativos y cargó contra LaLiga. El presidente del fútbol españo[/TEX]l aseguró que de los 60 millones de euros que el fútbol profesional da a la federación, solo 3,3 van a parar directamente a sus arcas y que estos son insuficientes para el desarrollo federativo. “Necesitamos mejorar las infraestructuras, más banda ancha, más abogados, más atención directa a los equipos de Segunda B. Recibimos el mismo dinero que cuando el fútbol profesional tenía ingresos por 400 millones de euros y ahora son de 1.500”, se lamentó Rubiales.
El dirigente federativo explicó que la falta de acuerdos en el convenio de coordinación con LaLiga se debe al organismo que preside Javier Tebas. En dicho convenio, históricamente la federación cedía el naming de la competición liguera, los horarios y el balón, pero ahora la federación pretende recuperarlas o seguir cediéndolas, pero a cambio de más dinero, “La propuesta es bastante similar a lo que había. Muy abstracta. Lo hemos hecho todo muy abierto para que en ningún momento se entienda que las competencias son de uno y no del otro. Es una propuesta pacífica. El lunes la tendrá el CSD”, aseguró Rubiales. El problema aquí es que LaLiga considera que esas competencias son suyas y apoyándose en informes del propio CSD que le dan la razón se niega a incluir esos puntos tan trascendentales en el convenio de coordinación.
La Asamblea de la Federación Española de Fútbol (FEF) también aprobó las nueva competiciones ligueras del fútbol femenino, que en su máxima categoría están representada por la actual Liga Iberdrola. El conflicto desatado en marzo por el ente federativo contra los Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF) por haber comercializado por su cuenta los derechos televisivos de la competición se habría rebajado bastante. Según fuentes de la ACFF, desde entonces se han celebradro tres reuniones y se ha avanzado bastante en las negociaciones porque el modelo que presenta ahora la federación no dista en nada del actual e imposiciones como la del salario mínimo obligatorio han desaparecido. “Mientras no nos toquen el sistema de acceso a las competiciones europeas para esta temporada o de ascensos y descensos, habrá acuerdo. Si quieren cambiar el nombre de la competición y llamarla Liga Élite Iberdrola, que lo negocien con el patrocinador, aunque nosotros no somos partidarios”, dicen desde la ACFF.
El secretario general de la federación, Andreu Camps, admitió que el acuerdo está alcanzado en un 95% y agradeció a los clubes el impulso que le han dado al fútbol femenino. El problema es que la discrepancia viene por el contrato firmado por la ACFF con Mediapro, a la que recientemente vendió los derechos de televisión de <TB>la Liga Iberdrola por nueve millones de euros para los tres próximas temporadas.
Recientemente, la federación vetó a la productora para pujar por los derechos de retransmisión de las competiciones que organiza, acusándola de haber sido condenada por corrupción en el fifagate. Según la federación, su programa de compliance (buenas prácticas) le impide firmar acuerdos con Mediapro por este motivo. Desde la ACFF se espera que este escollo se salve en las próximas reuniones, la primera de ella la semana que viene.
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