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El presidente Rohani, que dice respetar el pacto alcanzado en 2015, da un plazo de 60 días al resto de los firmantes antes de tomar otras medidas
Irán ha anunciado este miércoles que suspende algunas de sus obligaciones con el acuerdo nuclear firmado en 2015 en respuesta al abandono del pacto por parte de Estados Unidos hace justo un año. Con la decisión, que implica ignorar los límites a sus reservas de uranio enriquecido y agua pesada, Teherán lanza un envite al resto de los firmantes (Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China), pero sobre todo a los europeos, para que hallen una fórmula que le permita seguir vendiendo petróleo y haciendo transacciones bancarias antes de dos meses. En un discurso televisado, el presidente iraní, Hasan Rohani, ha defendido que su país no abandona el Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC, nombre oficial del acuerdo).
En foto, el presidente iraní, Hasan Rohani, de visita en la central nuclear iraní Bushehr en 2015. En vídeo, Rohani anuncia que Irán abandonará parcialmente el acuerdo. FOTO: AFP VÍDEO: AP-QUALITY
“Tras el incumplimiento de Estados Unidos, Irán desiste de dos acciones que realizaba. Hasta ahora cada vez que nuestra producción de uranio enriquecido alcanzaba los 300 kilos, lo vendíamos a dos países. A partir de hoy, suspendemos esa venta y también dejamos de vender agua pesada”, ha explicado Rohani durante su alocución. El PIAC fijó los límites al almacenamiento de esos productos para evitar su eventual desvío hacia la fabricación de una bomba atómica, algo que las autoridades iraníes siempre han negado que fuera su objetivo.
El presidente iraní ha informado de esa decisión, adoptada en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, a los líderes de los otros cinco países signatarios a través de sendas cartas entregadas a sus embajadores en Teherán. De acuerdo con el comunicado del Consejo, Irán les ha dado un plazo de 60 días para que cumplan sus compromisos, en especial en lo que respecta al petróleo y el sistema bancario, antes de dar dos pasos de mayor envergadura: empezar a enriquecer uranio por encima del 3,67 % de pureza establecido en el PIAC y paralizar el rediseño de la central de Arak (cuyo reactor de agua pesada se desmanteló tras el acuerdo por el riesgo de que sus residuos se utilizaran para obtener plutonio).
De momento, las medidas son más simbólicas que otra cosa. Por un lado, Washington ya prohibió de hecho la exportación del exceso de uranio enriquecido y agua pesada iraníes al amenazar la semana pasada con sanciones a los países que los compren; además, las existencias están por debajo de los límites autorizados y transcurrirá algún tiempo antes de que los superen. Por otro, el plazo de 60 días hasta el siguiente paso parece un llamamiento, sobre todo a la UE, para que se desmarque de Estados Unidos y haga realidad el mecanismo para sortear las sanciones con las que este país amenaza a las empresas de terceros países que negocien con Irán.
“La UE no ha logrado cumplir sus promesas económicas a Irán. La postura europea es buena en palabras, pero no en hechos”, ha dicho Rohani. Los dirigentes iraníes llevan meses quejándose de la incapacidad de los europeos para hacer frente a Washington y lograr que funcione el Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales (INSTEX) con el que Bruselas intenta hacer posible el comercio con Irán. La falta de avances al respecto, que fuentes diplomáticas europeas atribuyen al escaso interés de las empresas y a los problemas del sistema bancario iraní, ha hecho que Teherán busque canales alternativos en Rusia, China y Turquía.
En medio del clima de creciente tensión con Estados Unidos y a pesar de la fanfarria con la que se han anunciado las medidas, Irán está midiendo sus pasos para no violar el acuerdo nuclear y desatar la reactivación inmediata de las sanciones prevista en el pacto. Rohani ha dejado claro que su país no abandona la mesa de negociación. Ha insistido en que el PIAC debía ser un pacto en el que todos salieran ganando.
“Si los cinco países se unen y ayudan a Irán a lograr los beneficios [del acuerdo] en los sectores bancario y del petróleo, Irán volverá a sus compromisos según el pacto nuclear”, ha asegurado Rohani. Pero también ha advertido de una “fuerte reacción” si tratan de imponer más sanciones a Irán a través del Consejo de Seguridad, una posibilidad mencionada por la ministra francesa de Defensa.
El levantamiento de las sanciones, que Irán iba a obtener por la limitación de su programa atómico, se quedó en agua de borrajas a raíz de la decisión del presidente norteamericano, Donald Trump, de sacar a su país del acuerdo alegando que Teherán estaba usando los beneficios económicos del pacto para sufragar su programa de misiles y a grupos regionales contrarios a sus intereses o los de sus aliados. A pesar de que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha ratificado periódicamente que Irán cumple lo pactado, Estados Unidos reimplantó el año pasado sus sanciones (en especial, sobre las vitales exportaciones de petróleo) y extendió su alcance a países terceros. Además, acaba de cancelar las excepciones que permitían la compra de crudo iraní, ha incluido a la Guardia Revolucionaria en su lista de organizaciones terroristas y enviado un portaviones al golfo Pérsico para contrarrestar una imprecisa amenaza de Teherán.
Amanda Mars
En plena escalada de tensión, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, realizó este martes una visita sorpresa a Irak y se reunió con el primer ministro, Adel Abdel Mahdi, en Bagdad. Pompeo encendió las alarmas por la mañana, al cancelar un encuentro con la canciller Angela Merkel en Berlín alegando “asuntos urgentes” en pleno escenario turbulento en Oriente Medio -el Pentágono acaba de anunciar el despliegue de varios bombarderos B-52 en la región del golfo Pérsico- . "Hablamos de la importancia de que Irak garantice que es capaz de proteger de manera adecuada a los estadounidenses en su país", dijo el secretario de Estado tras verse con Mahdi, que atribuyó el viaje inesperado a la “escalada de actividades de Irán”.