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Los datos de la Comisión Europea rebajan el déficit español de 2018 al 2,48% del PIB La ministra Nadia Calviño, junto al presidente del Eurogrupo, Mário Centeno. OLIVIER HOSLET EFE
España tiene el camino prácticamente ya despejado para salir del brazo correctivo de la Comisión Europea después de que Eurostat haya confirmado este martes que en 2018 redujo el déficit público hasta el 2,48% del Producto Interior Bruto (PIB). Las finanzas públicas han roto la sacrosanta barrera del 3% fijada en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, aunque España sigue estando en el podio de los países con un mayor desfase presupuestario de la zona euro junto a Chipre (4,8%) y Francia (2,5%). Si las previsiones económicas del próximo mes de mayo concluyen que España sigue en una senda de reducción del déficit, España saldrá de esa zona de férrea vigilancia en junio, según fuentes comunitarias.
El Gobierno finalmente se ha quedado a tres décimas de cumplir con los comprimisos adquiridos con Bruselas, que pasaban por drenar el déficit público hasta el 2,2% del PIB en 2018. La ministra de Economía, Nadia Calviño, ya trasladó a la Comisión Europea tras tomar las riendas de las finanzas públicas españolas que lo dejaría alrededor del 2,7% al considerar que los ingresos proyectados por el anterior gobierno de Mariano Rajoy estaban sobrevalorados. Sin embargo, el Ejecutivo central cerró el año con una recaudación fiscal récord que le permitió anunciar que había cerrado el boquete hasta el 2,63% del PIB a pesar de que España creció menos y el gobierno gastó más.
La agencia estadística Eurostat, no obstante, ha rebajado todavía más el déficit, hasta el 2,48% del PIB, tras revisar el gasto de la Administración Central del Estado. De hecho, el Gobierno incluyó en las cuentas de 2018 varios gastos extraordinarios que no volverán a repetirse, como 2.357 millones de euros por las autopistas de peaje quebradas o 702 millones por una sencencia que obligaba a Hacienda a devolver dinero a Telefónica. "Los datos comunicados por la Intervención General de la Administración del Estado el pasado 29 de marzo contemplaban inicialmente un mayor gasto de la Administración central correspindiente al ejercicio de 2018 basándose en el principio de prudencia", se limita a señalar en una nota el Ministerio de Hacienda.
El dato significa que España deja de ser el país con el déficit más abultado de la zona euro, aunque todavía no ha logrado bajarse del podio. Le supera Chipre, que el año pasado tuvo que elevar su gasto para enderezar el sector bancario del país. Y le iguala Francia, que pudo romper el corsé del procedimiento de déficit excesivo el año pasado pero que ha decidido volver a romper el techo del 3% para tratar de frenar la crisis de los chalecos amarillos.
España era el último país que quedaba bajo ese estricto control. Y sin embargo, Bruselas no está por demasiadas celebraciones después de que Italia, ya en recesión, esté aplicando un plan expansivo que puede llevar a su déficit a volar por encima del 3%. Y ahora se le une, además, el desafiante gobierno de Rumania, que pese a no estar dentro de la zona euro inquieta sobremanera al cerrar 2018 con un desfase del 3%.
Los superávit de Alemania y Holanda
En el otro lado de la balanza, varios países siguen con superávits abultados, ignorando también las recomendaciones de la Comisión Europea. Si bien esta sigue llamando a los países más rezagados que reconstruyan sus colchones fiscales, también pide a los que tienen excedentes en sus cuentas públicas que lancen planes de inversión. Alemania y Holanda cerraron el año con saldos positivos del 1,7% y el 1,5% del PIB, respectivamente, a pesar de poner en marcha tímidos programas de expansión. También acabaron con números negros Luxemburgo (2,4%), Bulgaria y Malta (2%) o Grecia, que tras emplearse con sus deberes registró un superávit del 1,1%.
Sin embargo, la Administración de Alexis Tsipras sigue siendo la más endeudada del continente. Su pasivo equivale al 181,1% del PIB. Le sigue Italia (132,2%), que estuvo a un suspiro de entrar en el brazo correctivo por su exceso de deuda y, sobre todo, por la falta de medidas para reducirla. Y a continuación están Portugal (121,5%), Chipre (102,5%), Bélgica (102%), Francia (98,4%) y España (97.1%). Ahí España no está en el podio, pero su volumen de deuda sí es percibido como una de las grandes vulnerabilidades de la economía a medio y largo plazo, como ha venido recordando el ejecutivo comunitario en varios informes en los últimos meses.