Con el duelo a cuestas, el Madrid encontró algo de consuelo en Valladolid. Su rival, tan raso en las áreas, y el VAR, tan clínico, le indultaron. Por el camino, antes de abrochar la goleada, al cuadro local le anularon dos goles tras la verificación de las cámaras. También falló un penalti y su portero regaló el empate que permitiría despegar a los de Santiago Solari. El Real sobrevivió como pudo a la primera media hora y acabó aliviado con un marcador más analgésico que para fardar.
Por Valladolid compareció un Madrid momificado, en los huesos tras los varapalos con el Barça y el Ajax, sacudido de lo lindo por la pirotecnia interna. De bronca en bronca, con el espartaco Sergio Ramos y el jefazo Florentino Pérez por el medio. Con Isco contra las cuerdas de Solari. Con tanto incendio en el rancho y con tan poco en juego, el Madrid crispado de estos días estuvo a la deriva en Zorrilla durante una primera media hora en la que se le abrazaron todos los santos. De entrada, tan chato estuvo, que salió a flote porque su oponente fue víctima de un embrujo.
Real Valladolid: Masip; Antoñito, Joaquín, Calero, Nacho; Míchel, Anuar (Verde, m. 61), Alcaraz; Keko (Cop m. 73), Oscar Plano (Unal, m. 86) y Sergi Guardiola. No utilizados: Hervías; Moi, Moyano y Yoel.
Real Madrid: Courtois; Odriozola, Varane (Vallejo, m. 88), Nacho, Reguilón (Marcelo, m. 88); Casemiro, Kroos (Valverde, m. 75), Ceballos, Modric; Marco Asensio y Benzema.</MC> <MC>No utilizados: Navas; Seoane, Cristo y Brahim.
Goles: 1-0. M. 29. Anuar. 1-1. M. 34. Varane. 1-2. M. 51. Benzema, de penalti. 1-3. M. 59. Benzema. 1-4. M. 85. Modric.
Árbitro: Gil Manzano. Expulsó a Casemiro (m. 80) y amonestó a Odriozola, Courtois, Marcelo, Reguilón y Nacho. VAR: Hernández-Hernández.
José Zorrilla: 21.900 espectadores.
Negado como es en las áreas, el Valladolid se le vino el mundo abajo en la de Courtois y en la de Masip. De desdicha en desdicha, de mazazo en mazazo, el cuadro pucelano llegó al intermedio tan sonado como lo había estado el Madrid, que se vio en el partido sin querer. Todo lo hizo el Valladolid, de inicio con la mordida que no tuvo este Madrid abandonado a tres meses del fin de curso. Los de Sergio iban en patines, los de Solari ni en triciclo. Cada pelotazo, por simple que fuera, armaba el taco en la zaga visitante.
Uno de esos pelotazos se lo comió Odriozola, que hizo de yudoca con Óscar Plano. Alcaraz, en la línea de su equipo, que llevaba cuatro penaltis fallados, mandó el lanzamiento a la fila 40. Dos minutos después, Keko asistió a Guardiola, que estampó la pelota en la red. El gol se lo tragó el VAR por fuera de juego de Keko, que lo estaba por media zancada. Cinco minutos más tarde, un cabezazo goleador del propio Guardiola fue anulado, esta vez por un linier, que advirtió el flequillo fuera de lugar del ariete blanquivioleta.
Agonizaba el Madrid, sostenido por los infortunios locales, hasta que Anuar embocó un balón rescatado por Guardiola. Para entonces, el Real solo era un equipo necrosado. Pero como el Valladolid era el único protagonista de la trama, él mismo se metió en un agujero y dio vidilla a un rival de garrafón. En un córner, Masip, meta local, dio un puñetazo al aire con Nacho en los morros. La pelota se arrimó a Varane, que solo tuvo que soplarla. El error de Masip condenó a los suyos y levantó de la lona al Madrid, ya con mucha mejor cara en el segundo acto.
Benzema emerge de nuevo
Frustrado en las dos áreas, el Valladolid se diluyó. Se minimizaron sus emboscadas del comienzo y el Madrid tuvo un segundo aire. El que le dio su oponente y el que le concedió Benzema, emergente tras los sucesivos chascos locales. Por si le faltaba alguna calamidad, de vuelta del descanso, Óscar Plano, pasado de frenada, atropelló como si fuera un convoy a Odriozola. Benzema ejecutó con tino el penalti, lo mismo que haría poco después con un cabezazo tras ser mensajeado por Kroos desde una esquina. Los supuestos escoltas locales dejaron al galo rematar sin apreturas.
A rebufo, pero el Madrid ya estaba 1-3, sin alardes, sin destellos, sin grandes agarraderas. Con algo de Asensio, con un goteo de Modric, con unas migas de Ceballos, con el toque puntual de Kroos. Y con la recuperada puntería de Benzema. Pocas teclas, pero del resto se encargó el Valladolid, que tampoco pudo engancharse al partido con un remate al poste de Guardiola ya con 1-3. Ni cuando Casemiro hizo el canelo y con una tarjeta se ganó la segunda por impedir el saque rápido de una falta.
Cuando más lo necesitaba, el Madrid encontró el consuelo del Valladolid. Seguro que no lo encontraría Marcelo, al que Solari le reclutó cuando faltaban dos minutos, ya con 1-4. Son los tiempos de este Madrid desnortado. Un Madrid que necesita al presente, por desolador que le resulte, mientras pone de inmediato rumbo al futuro. Y muchos de los actores de hoy no serán los de mañana. Ahora, sus partidos tienen más enjundia en la caseta, el palco y las oficinas de los agentes intermediarios que en las praderas.
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