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El equipo de Pochettino se sobrepone a un 2-0 en contra para alcanzar la final en el último minuto con un triplete de Moura que destroza la magnífica obra del cuadro holandés Lucas Moura celebra el gol definitivo del Tottenham. Matthew Ashton - AMA Getty
Último minuto del tiempo de prolongación. Pase largo, frontal, sobre el área del Ajax. Toque de Fernando Llorente, toque de Alli, remate de Moura estirando la pierna, sin apenas ángulo, sin apenas fuerza. Rechace De Ligt y viaje lánguido del balón hacia la red. Onana cae como un peso inerte. Cae De Jong, cae Ziyech, cae Mazraoui. Los jugadores que se veían en la final, que con el 2-0 se sentían en Madrid después de una epopeya formidable, se derrumban sobre la hierba porque ven cómo el equipo que dominaron durante casi dos partidos se repone y los liquida en la jugada más prosaica de la noche. El público se queda de piedra. La música de los coros se extingue. El Tottenham remonta por segunda vez en el último minuto una eliminatoria que tenía perdida. Por primera vez en su historia el equipo con más solera de Londres jugará una final de Copa de Europa. Le espera el Liverpool el 1 de junio en Madrid.
AA
TOT
Ajax
Andre Onana, Matthijs de Ligt, Noussair Mazraoui, Daley Blind, Tagliafico, Tadic, Frenkie De Jong, Donny van de Beek (Lisandro Magallán, min. 89), Hakim Ziyech, Schöne (Veltman, min. 59) y Kasper Dolberg (Daley Sinkgraven, min. 66).
Tottenham
Lloris, Alderweireld, Vertonghen, Danny Rose (Ben Davies, min. 82), Trippier (Lamela, min. 80), Dele Alli, Sissoko, Heung-Min Son, Wanyama (Llorente, min. 45), Eriksen y Lucas Moura.
1-0 min. 4: Matthijs de Ligt . 2-0 min. 34: Hakim Ziyech . 2-1 min. 54: Lucas Moura . 2-2 min. 58: Lucas Moura . 2-3 min. 95: Lucas Moura .
Dr. Felix Brych
Andre Onana (min. 94), Hakim Ziyech (min. 76), Kasper Dolberg (min. 49), Danny Rose (min. 75) y Sissoko (min. 15).
Estadio:Johan Cruijff Arena
Tiene que haber una triple frontera inexplorada entre el pronóstico analítico, la clarividencia y la telequinesis. Un territorio hasta ahora reservado al ocultismo en el que Matthjis de Ligt se mueve con la soltura del que tiene poderes. Las pruebas son de dominio público. A sus 19 años el capitán del Ajax operó como si tuviera un sexto sentido. En marzo desmontó a Benzema sin despeinarse, en abril se anticipó a Cristiano adelantándose a las jugadas de riesgo antes de que se produjeran, y en mayo disuadió a los atacantes del Tottenham de intentar nada antes de se les pasara por la cabeza. Por si acaso, marcó un gol a los cinco minutos de partido. Su cabezazo, a la salida de un córner, moviéndose en el área hacia el punto exacto al que caería la pelota, cogió por sorpresa a Dele Alli y destrozó el plan de remontada de Pochettino.
El Ajax no precisó poner la quinta marcha para comenzar imponiéndose. La ausencia de Neres, repentinamente fuera de la alineación, forzó a Ten Hag a recuperar el viejo esquema con un punta de referencia. La entrada de Dolberg restó un eslabón a la cadena. El déficit fue notable. El Ajax desequilibra hilando pases. Con cada toque, con cada desmarque, va ganando segundos y centímetros a las jugadas hasta que los rivales no llegan y entonces vienen los remates y las palizas. Esa fluidez, sin Neres, se difuminó. Pero el equipo lo compensó con otros recursos. Herramientas conocidas, como la dirección magistral de Frenkie de Jong para agrupar a sus compañeros y marcar los tiempos, y un registro nuevo, que se traduce en un aplomo, una calma, que le ayuda a afirmarse defensivamente cuando cede el balón y el campo al adversario. Eso hizo el Ajax en la primera parte, tras el 2-0 de Ziyech. El tanto, otra creación de la sociedad Tadic-De Beek, desató la euforia en el Johan Cruyff Arena al tiempo que reveló una clamorosa evidencia: la inutilidad total de la figura del nueve encarnada por Dolberg.
Desanimado por la desventaja, el Tottenham exhibió los problemas que arrastra desde que comenzó la temporada. Ante la ingente tarea de meter tres goles de las profundidades del equipo afloró la naturaleza agotada de la plantilla, dividida entre jugadores acomodados y exhaustos. Que Sissoko se convirtiera en el hombre con más criterio en esos momentos de zozobra refleja el estado de cosas. Limitando su repertorio al ejercicio de pases en profundidad, Dele Alli no abandonó su estatuto aristocrático hasta que pasó por la batidora del descanso. La filípica de Pochettino debió provocarle cierta reacción. El técnico mandó un mensaje de revuelta sustituyendo a Wanyama, el más defensivo de sus mediocentros, por Fernando Llorente.
El fondo sur del estadio recibió a sus jugadores cantando a capela uno de los himnos oficiosos de la casa: Three Little Birds, de Bob Marley. “Don't worry about a thing / cause every little thing gonna be all right...”. El partido se reanudó con música coral y el Ajax pareció disfrutar de la suave brisa favorable. Un remate de Dele Alli, una volea a pase de Eriksen que despejó Onana, apagó los ecos de algarabía. Pero el Ajax no abandonó su estado de satisfacción hasta que Lucas Moura interceptó un pase horizontal en el mediocampo, jugó con Alli, y el volante inglés hizo lo más relevante que se le vio en la eliminatoria: driblar a De Jong. Su pase fue transformado en gol por el abnegado Moura y el partido se alborotó. La vía de la agitación se convirtió en autopista con la aparición de Llorente en el área para fijar a De Ligt y Blind. De un balón dividido que ni Onana ni Schöne se decidieron a despejar derivó el gol del empate de Moura. Inesperadamente, la calma del equipo y la hinchada local se transformó en agitación. Ten Hag no tardó en corregir el efecto distorsionador del nueve para volver al falso nueve: quitó a Dolberg y metió al extremo Sinkraven
Un gol clasificaba al Tottenham. Los minutos pasaban. Ziyech estrelló un tiro en el palo después de cruzar otro que se fue por un palmo. Son estuvo a punto de meter el suyo en un ángulo. El tiempo se agotaba. Pochettino gritaba: “¡Vamos, vamos!”. La gloria llegó para los perseverantes.
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