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El técnico noruego, héroe de la Champions del 99, ha levantado la moral de un United devastado tras el paso de Mourinho. En la Premier ha encadenado ocho victorias y un empate, y ahora encara al PSG Solskjaer da instrucciones a Pogba durante el Fulham-United del pasado fin de semana. DYLAN MARTINEZ REUTERS
Acababa de recibir la oferta para dirigir al club en el que militó 11 temporadas salpicadas de gloria. Una proposición inesperada que alteró radicalmente sus Navidades y la planificación de la pretemporada del Molde, el equipo noruego al que estaba dirigiendo. Ole Gunnar Solskjaer (Kristiansund, Noruega; 1973) descolgó el teléfono para comunicar el ofrecimiento a los propietarios del club y recibió como respuesta una tonelada de cariño y orgullo: “Vete, disfruta y por favor, ¡no vuelvas!”. Había firmado una renovación con el Molde hasta 2021, pero el club nórdico no tuvo reparos en cederlo al Manchester United hasta el final de temporada.
Al día siguiente se presentaba en Old Trafford con la etiqueta de entrenador interino y la determinación de quien afronta la oportunidad de su vida, traducida en el duelo de ida de este martes (21.00, Movistar+ Liga de Campeones) contra el PSG en los octavos de la Champions. La empatía que generó de inmediato actuó como un ventilador en un vestuario que sufría una atmósfera irrespirable en los últimos meses de Mourinho como inquilino del banquillo. Solskjaer tenía claro que ganarse la confianza del plantel era el único disparador de la eficacia posible en un equipo que vagaba a once puntos de la cuarta plaza en la Premier.
Presentado el 19 de diciembre, el nuevo entrenador comenzó a emitir mensajes positivos que rearmaron la moral de la tropa. Impusó la meritocracia en las alineaciones y una propuesta táctica mucho más audaz que la de su antecesor. El resultado es un equipo extrovertido y reconocible, algo discontinuo, pero que sostiene unos niveles de eficacia sobresalientes. En la Copa inglesa eliminó al Arsenal ganando por 1-3. Y en la liga ha encadenado una extraordinaria racha de ocho victorias y un empate, anotando 23 goles.
Este fin de semana, tras derrotar 0-3 al Fulham, el equipo de Solskjaer se acostó cuarto, alcanzando una aspiración que parecía quimérica en diciembre. Las estadísticas avalan el trabajo del técnico noruego. En la Premier su equipo ha ganado solidez, encajando apenas 6 tantos desde su llegada. Pero es en la gestación y el ataque donde el United ha dado un salto cualitativo. Ahora es un equipo con más matices tácticos y variantes que le permiten dominar la mayoría de los partidos, y ha sumado más puntos que nadie desde la permuta en el banquillo.
La rehabilitación de Pogba
Las jerarquías en la plantilla también se han movido. Paul Pogba, enfrentado con Mourinho en una relación tóxica, tiene ahora galones de mando. Matic y Ander Herrera son dos escuderos aplicados y detallistas que ahora equilibran el medio campo con oficio y permiten al francés gobernar el ataque del United. Desde que Solskjaer le quitó las cadenas, Pogba ha marcado ocho goles y ha regalado 5 asistencias. Brilla por igual llegando como un martillo al área rival o filtrando pases punzantes que dejan a los delanteros de cara al gol. “Los buenos jugadores hacen mejorar a todos”, dice Solskjaer, que además ha fomentado la sociedad de Pogba con Rashford.
Mourinho llegó a poner en duda las habilidades naturales del joven atacante, criado en la academia del club. Ahora Rashford se ha afianzado como el delantero de referencia, anotando seis goles tras la llegada de Solskjaer, que le alecciona con mucha fe: “Lo harás bien. Nadie marca goles si está estresado, así que respira hondo y dispara”. Fue el noruego un goleador quirúrgico, selectivo y concreto. Marcó 127 goles en 364 partidos y ahora trata de excitar la capacidad rematadora de sus delanteros.
El héroe de 1999 en el Camp Nou
De Rashford afirma que tiene que aprender a pescar en el área y que tiene condiciones para llegar a ser lo que se proponga. Al extremo francés Martial, que no marcaba desde Navidad hasta que el sábado firmó un golazo ante el Fulham, el técnico también le regala le regala los oídos: “Es un finalizador fantástico. Tiene que leer la jugada para marcar más goles”. Y le recuerda que Cristiano Ronaldo también era un extremo que se transformó con el tiempo en un goleador voraz. Se muestra Solskjaer como un entrenador intervencionista desde la pizarra y el diálogo. Y también está tratando de relanzar a jugadores como Lukaku, Mata o Alexis Sánchez, que habían perdido rango en los últimos tiempos.
Una vez elevado el horizonte competitivo del equipo en Inglaterra, ahora Solskjaer medirá el calado de su reacción ante el PSG. El héroe de la inolvidable final de la Champions de 1999 que el United conquistó con un agónico gol suyo en el minuto 93, ante el Bayern de Munich en el Camp Nou, sabe de citas especiales. “Las noches más importantes de mi carrera han sido las de Champions. Esas eliminatorias en las que te calzas las botas y sales al campo con el himno sonando en Old Trafford son las que luego recuerdas toda la vida”.