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El equipo de Thomas Tuchel acaba con la imbatibilidad del United de Solskjaer con una gran actuación de Verratti, Di María y Mbappé Mbappé anota el 0-2 a favor del PSG. JASON CAIRNDUFF Action Images via Reuters
Sin Cavani y sin Neymar, pero con Di María, Verratti y Mbappé estelares, el PSG dio un golpe de autoridad en Old Trafford. Dos goles de ventaja y un partido de altura ganado desde la posesión. Rugía el Teatro de los sueñoscon la salida inflamada de su equipo. La presión alta y una rosca tocada y tensa de Ashley Young que cruzó todo el área aportaron el atrezo de un escenario muy británico. La grada, contagiada, por el entusiasmo de la era Solskjaer (10 victorias y un empate hasta ayer) jaleaba esas primeras embestidas de sus futbolistas. Sin Neymar y sin Cavani, lesionados, el París Saint Germain entendió que debía jugar otro partido. Más pausado, dirigido por el temple de Verratti. Los tiempos del juego fueron del mediocentro italiano. Sospechoso de difuminarse en las grandes citas, anoche reivindicó su liviana figura pase a pase. Sus toques cadenciosos apagaron el fragor inicial del United. En su renacimiento, puede que Solskjaer y sus muchachos no se hayan encontrado en el camino una estructura tan trabajada para dominar los partidos desde la posesión. A Tuchel no le ha quedado más remedio que tirar con Marquinhos de mediocentro defensivo. Central, no es un especialista, pero no se complicó con la pelota. Se la dio al más capacitado, es decir, a Verratti. Y cuando el juego se trabó desde lo físico y lo táctico, él fue un ancla firme sobre la que se apoyó el volante para imponer su fútbol dormidera.
El enfrentamiento esparcía por el campo ese prototipo de delanteros-gacela que marcan el camino de la modernidad. El PSG lucía a Mbappé como el máximo exponente de ese canon de futbolistas fibroso, silueta apolínea y carrera fina que tanto cotiza. En el United, Lingard, Rashford y Martial respondían a ese perfil de velocistas elegantes. Cuando uno y otro equipo concedían pasto para correr dio la impresión de que el partido se convertiría en un duelo zancadas elegantes y supersónicas. Incluso poderosas, como la de Pogba, que en una arrancada rajó al centro del campo de Tuchel y a Kinpembe hasta plantarse en la línea de fondo. Pogba obligó a Buffon a interceptar su pase raso para que Rashford no lo empujara. Fue el acercamiento más peligroso que se dio en todo el primer acto. El PSG impuso su fútbol control desde ese momento. Solo se afiló en un par de acelerones de Mbappé y en algún revoloteo de Di María y Draxler, pero neutralizó toda intención del United de acelerar.
Manchester United: De Gea; Shaw, Lindelof, Bailly, Young; Matic, Herrera, Pogba; Martial (Mata, m.46), Rashford (Lukaku, m.84) y Lingard (Lingard, m.45+3).
Paris Saint Germain: Buffon; Kehrer, Silva, Kimpembe, Bernat; Verratti (Paredes, m.74), Marquinhos, Draxler; Alves, Di María (Dagba, m.81) y Mbappé.
Goles: 0-1. Kimpembe, m.53, 0-2. Mbappé, m.60.
Árbitro: Daniele Orsato (ITA) expulsó por doble amarilla a Pogba (m.26 y 89) y amonestó a Young (m.30), Lindelof (m.50), Herrera (m.87) y a Shaw (m.92) por parte de los locales y a Kimpembe (m.11), Draxler (m.19), Bernat (m.34) y a Alves (m.62) por parte de los visitantes.
Incidencias: Partido correspondiente a la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio de Old Trafford (Manchester).
La reanudación devolvió al PSG con las mismas trazas de equipo mandón, pero más convencido. El United, que perdió a Martial y a Lingard antes del descanso por sendas lesiones, degeneró en un equipo asustadizo y superado por ritmo e intención. Alves puso un centro desde la derecha para que Mbappé enseñara por primera vez el colmillo. Su cabezazo lo repelió De Gea en una estirada compleja por exigente: abajo y al palo. Si esa intervención evitó el gol, su estatismo en el saque de esquina le condenó. Di María cerró un globo que se paseó por el área pequeña. Kimpembe libre de marca lo remachó sin oposición. Di María celebró su asistencia encarándose con una hinchada que en su etapa en Old Trafford le despreció. Aún festejó más el segundo pase de gol. La carrera se la dibujó Verratti con un pase al espacio. El centro raso y por abajo fue un escaparate para que Mbappé enseñara en todo su esplendor su velocidad y su finura para definir. Llegando desde atrás se coló entre Baily y Lindelof y sacó el pie con delicadez para ajusticiar al United.