“Pasa algo mágico y empático en cuanto al zoológico de elenco que armé”. Por curiosidad, por disfrute, por morbo y quién sabe qué más, Sex, la propuesta de José María Muscari, explota de público. El zoo al que se refiere el director tiene varios conocidos: Diego Ramos, Gloria Carrá, Noelia Marzol, Magui Bravi, Gabo Usandivaras, Walter Soares, Militta Bora, Agustín Sierra, Tucu López, Daniela Cardone, Jorge Dorio y La Queen. Con vestuarios diminutos de cueros y transparencias, se mezclan en el escenario y en otros espacios del Gorriti Art Center con una troupe de caras nuevas que explotan de carne trémula, tatuajes y provocación: Ana Devín, Max Damico, Fernando Goncalves Lema, Rosmery González, Bianca Loponte, Juan Manuel Palao, Luciano Pérez, Facundo Quirós, Melody Luz, Jesica Videla y Vixt La Chica de Fuego.En medio de ellos, el público.
La gente se roza con músculos trabajados hasta lo imposible, tiene a centímetros a una pareja de chicas/chicos/chiques besándose, y puede recibir una caricia fugaz o una palabra al oído en la semipenumbra tipo boliche que propone este espectáculo.
Todos con todos. Los artistas se besan y se tocan jugando a seducirse entre ellos y con el público. Fotos: Emmanuel Fernández.
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Todos los jueves.
“La cercanía genera algo especial en la gente y a nosotros también nos pasa algo con eso”, dice Diego Ramos. El actor, que va por el predio desplegando unas alas negras, anima al público a más mientras Muscari lo presenta como “el caballo alado” y el público lo ovaciona. “Me divierte esta proximidad y a la vez era lo más desafiante.No tengo incomodidad con el cuerpo, puedo desnudarse sin problemas, pero al principio no sabía cómo manejar ese límite con los espectadores. Sí me da vergüenza hacerme el lindo o el ganador”.
Sex agota, desde su estreno, las 1500 localidades semanales. Entre el humo, las luces rojas, plumas y purpurina, se distinguen parejas heterosexuales y parejas gays, de distintas edades; grupos de amigas al estilo despedida de soltera y algún espectador solitario también. Muchos tomando los tragos bautizados con los nombres de los artistas: La Ninfa, el de Magui Bravi; Lo Prohibido, el del Militta Bora; La Masculinidad, de Agustín Sierra y así. Por una pantalla gigante al fondo del escenario pasan imágenes de los artistas de Sex y también fragmentos de películas porno. Todo servido para que cada uno se identifique con el erotismo que más le guste.
“El público no está quieto, cada uno arma su propio recorrido”, explica Muscari. La consigna es seguir a a alguno de los artistas o dejarse llevar por el instinto y pasar por los espacios, fuera del escenario donde pasan cosas. En la barra, en los baños, en los camarines, en el guardarropas, en la sala roja, hay pequeñas recreaciones donde se ficcionalizan situaciones sexuales, una fantasía, un dúo romántico, una perversión. Mejor dejar afuera prejuicios y a lo sumo, cruzar alguna mirada cómplice o de sorpresa con otro espectador.
Mirame y no me toques. El público puede interactuar con los artistas, con límites.Foto: Emmanuel Fernández.
En esa masa de gente que se aglutina al ritmo de música disco que pasa Daniela Cardone (“la DJ de la noche”), aparece en escena, Gloria Carrá. “Esta obra me llegó en un momento muy particular. Me gustó que sea de sexo, tenía ganas de hacer algo así y no me da absolutamente nada de vergüenza, me divierte”, cuenta la actriz que se da el gusto de interpretar varias canciones propias en medio de escenas subidas de tono de sus compañeros de elenco. “Me picó el bichito de indagar en mi propia sexualidad”, asegura.
En los mundos paralelos de Sex, Gloria canta y Noelia Marzol baila en el caño mientras Walter Soares se pasea sobre unos coturnos de 20 centímetros de altura y Gabo Usandivaras despliega danza solo o con varios partenaires. Y el Tucu López seduce con su voz dando consejos picantes.
Espacio tomado. Las situaciones suceden en el escenario, en los baños, en los camarines, en la barra y en la sala roja. Foto: Emmanuel Fernandez.
Muscari, que está todo el tiempo recorriendo el espacio tipo guía de turismo, se abre camino entre el público para dar paso a un desfile de los protagonistas. Como si estuvieran en la fila del supermercado, no falta quien les pide selfies, celular en mano. Ramos es el más solicitado. “En algunos tramos está todo bien, pero en otros no puedo romper la ilusión de lo que está pasando y tengo que decir que no”, dice el actor. Por otra parte, atentos a que nadie se pase de la raya y se sienta tentado/a de tocar (en ese caso, tiene que abandonar el lugar), los artistas juegan a provocar con la mirada a los espectadores. “Trato de no inhibirlos demasiado porque algunos quieren participar, otros solo quieren mirar sin involucrarse. La intimidad asusta”. Funciona mucho el mirame y no me toques.
“El sexo atrae, obvio. Pero más allá de que sea un tema convocante, hay algo de disco, de desfile, de after office en toda la experiencia. En esa combinatoria me parece que está la clave”, dice el director.
Provocación y diversión. Muscari se mezcla entre la gente y los va guiando para seguir a la troupe por distintos rincones del espacio. Foto: Emmanuel Fernández.
Para Ramos, hay algo de voyeurismo en juego. “Me gusta más el concepto de que nos espían. Acá nadie pretende aleccionar a nadie, cada uno elige y vive su experiencia como prefiere. Lo primordial es el respeto, ida y vuelta”, asegura. “La cercanía genera otra energía. Me divierte mirar a los ojos a los espectadores”, dice Carrá. En una época donde las pantallas dominan, los cuerpos a centímetros de distancia provocan otras sensaciones. “El cuerpo es el cuerpo, hay que sacarle peso. Me tiré de cabeza y vencí mis prejuicios. Como todo, cada uno va hasta dónde quiere”.
En esa mescolanza perfomática se pasa de lo sutil a lo guarro, de lo pecaminoso a lo romántico. ¿Puede resultar un servicio a la comunidad? “Muchos se cruzan miradas en medio del show y, los que van en pareja se motivan. Salen ardientes”, dicen.
Todas las variantes. "Sex" busca incentivar a cada uno del público con el erotismo que más lo identifique.
Con algo de porno soft en vivo, Muscari se anima a ir un poco más allá. “Me gusta que esta experiencia recupere un poco el espíritu que tenían espacios como el Parakultural, Morocco, El Dorado. El público que no es milennial no sabe mucho adónde ir en la noche porteña. Y Sex ocupa ese lugar de alguna manera”.
Ramos lo sintetiza: “Esta experiencia es como un gran acto sexual: no tenés que hacer nada que no quieras. Nosotros la pasamos bomba”.
Dónde y cuándo
Con dirección de José María Muscari, producción general de Paola Luttini (también colaboró en la idea creativa) y coreografías de Mati Napp, Sex se puede ver viernes y sábados a las 21 y a las 23 y los domingos a las 20. En Gorriti Art Center, Av. Juan B. Justo 1617. Entradas: $700.