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"En la Unión Europea, el sector bancario amplifica los 'shocks' locales", afirma Andrea Enria El jefe del supervisor bancario de la zona euro, Andrea Enria. The State of Union
El mercado único bancaria sigue siendo una aspiración europea. Es más, la crisis financiera deshizo los pasos adelante que las entidades habían dado hasta entonces para expandirse más allá de sus fronteras. Por ello, el presidente del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Andrea Enria, llamó a los países de la zona euro a adoptar políticas para “restaurar y mejorar la integración” de los mercados bancarios para favorecer su “consolidación”, también la “transfronteriza”. Solo completando la Unión Bancaria y con más entidades paneuropeas, razonó, es posible romper el círculo vicioso entre la deuda soberana y la banca. “En la UE, el sector bancario amplifica los shocks locales. Este es el reto clave para nosotros”, añadió.
En un debate este viernes en el marco del encuentro The State of the Union, organizado por el Instituto Universitario Europeo en Florencia, Enria puso como ejemplo cómo a principios de los años 90 los bancos del norte de Italia socorrieron a los del sur. En eso debería consistir el mercado único que persigue la UE. Sin embargo, narró Enria, tras la Gran Recesión la banca tuvo que recurrir a las ayudas públicas, cerró sus oficinas en el extranjero y se replegó en el mercado nacional. Por ello, instó a los países de la zona euro a fijar requisitos bancarios a un nivel “transnacional” y no estatal que permitan configurar un mapa financiero comunitario y que permitan dejar de pensar en "campeones nacionales" y tener Europa como referencia.
En paralelo, el jefe del supervisor bancario de la zona euro lamentó que la Unión Bancaria aún no esté completa. Y señaló una de las piezas necesarias para cerrar el rompecabezas: el fondo de garantía de depósitos. Enria dijo entender que “es complicado”, pero advirtió de que diez años después de la crisis se ha impuesto una “narrativa errónea” al contraponer la reducción de riesgos –que exige Alemania antes de avanzar con ese nuevo instrumento— con su mutualización –como defienden países como Francia o España—. Y a su juicio, una cosa va unida a la otra.
Una hoja de ruta para el fondo de garantías
En el debate, la vicegobernadora del Banco de Francia, Sylvie Goulard, lamentó que precisamente diez años después de la crisis, Europa siga hablando de ella en lugar de avanzar. “Si lo queremos [el fondo de garantías], tracemos una agenda realista”, afirmó Goulard, quien resaltó la diferencia entre la década de 1990, cuando los bancos rompieron fronteras, y ahora. Entonces, argumentó, el sector privado decidió expandirse. Y ahora, las instituciones están empeñadas en ello, pero no ocurre lo mismo con las empresas. Y, en un mensaje claro hacia los países más escépticos con el fondo de garantías, remachó: “No queremos elementos federales, pero siempre nos acabamos comparando con los Estados Unidos”.
El economista jefe del Ministerio de Finanzas alemán, Jakob von Weizäcker, echó el freno y sostuvo que por el camino faltan asuntos de calibre que abordar, como “asegurar que los modelos de negocio” sean “a prueba de crisis”. Por ejemplo, aún no se ha solucionado el dilema del too big to fail, expuso.
Enria también se refirió, a preguntas del público, sobre los escándalos sobre lavado de capitales. El supervisor bancario recordó que, si el dinero sucio halla una rendija en el sistema financiera del continente, una vez dentro este puede acabar colándose a cualquier país. Por ello, abogó por trasladar la responsabilidad de controlarlo “al nivel europeo”.