Estados Unidos gana peso en el día a día del FC Barcelona. Empezó hace ya unos años con las giras de partidos amistosos, como ya hacían otros clubes europeos. Esta temporada abrió la puerta a jugar el primer partido oficial de LaLiga fuera de España —contra el Girona—, en un intento abortado por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Pero el verano pasado, el club que preside Josep Maria Bartomeu dio otro paso hasta ahora desconocido en el fútbol europeo: acudió a fondos de inversión norteamericanos en busca de préstamos. Y consiguió 140 millones de euros, según admitieron ayer a EL PAÍS fuentes del club azulgrana tras ser preguntadas.
A favor del Barça ha jugado el hecho de que los inversores estadounidenses entienden el negocio deportivo como una vía más de inversión y tienen holgada experiencia en la financiación de, por ejemplo, estadios deportivos. La colocación se ha realizado sin que ninguna entidad de calificación de deuda haya dado un rating al club y sin que se hayan tenido que presentar garantías por si no se cumplen los compromisos de pago.
El Barcelona defiende que acudir a los mercados norteamericanos no responde a ninguna necesidad de caja y argumenta que lleva seis ejercicios consecutivos ganando dinero. Pero el endeudamiento que le ofrecerán Pricoa Capital Group, perteneciente al gigante asegurador estadounidense Prudential, y Barings supondrán un balón de oxígeno al club en caso de necesidades de fichajes y un alivio por la forma en la que deberá retornar ese dinero. No tendrá que hacerlo hasta dentro de cinco años. Entonces deberá desembolsar toda esa cantidad con unos intereses para todo el periodo que fuentes financieras sitúan en torno al 1,8% y que la dirección del club asegura que está por debajo de esa tasa.
Barings dejó al club 50 millones de euros. Y la colocación de deuda de Pricoa fue de 90 millones de euros, si bien estaba previsto que esa cifra alcanzase los 130 millones de euros. Pero esa cantidad se vino abajo después de que la asamblea de compromisarios del club celebrada en octubre pasado tumbara la voluntad de la junta directiva de suprimir un artículo de los estatutos del Barcelona, el que limita al 10% del presupuesto del club el importe de los títulos de deuda. El Barcelona cerró el pasado ejercicio con unos ingresos de 914 millones de euros, así que la cifra se ajusta a los márgenes previstos por la norma de la entidad. El Barça destina buena parte de sus ingresos a cubrir la masa salarial. De hecho, es el primer club que supera los 500 millones para los sueldos de los futbolistas.
El club azulgrana también alega que está lejos del segundo parámetro de seguridad habilitado por la vía estatutaria, el que impide que la deuda neta pueda superar dos veces el beneficio bruto de explotación (Ebitda). El Ebitda del club fue el año pasado de 177 millones de euros y la directiva defiende que en el balance del primer semestre del ejercicio que se presentará a LaLiga se contabilizará una deuda neta de 160 millones de euros, si bien esta era de 120 millones en junio. Fuentes del entorno azulgrana aseguran, sin embargo, que los niveles de endeudamiento reales son superiores. Víctor Font, candidato a la presidencia del club, denunciaba recientemente, por ejemplo, que esa deuda se podría encaramar a los 200 millones de euros, mientras que la cifra sería superior si se tuvieran en cuenta otros conceptos.
Fuentes financieras consultadas por este diario sospechaban desde hacía tiempo que el club estaba buscando vías de financiación extrabancaria, al no estar utilizando las pólizas de crédito que tenía contratadas como sucedía en otros ejercicios. Expertos en gestión deportiva explican que el Barcelona está introduciendo también novedades en la forma de pagar los fichajes, obligando a los clubes vendedores a cambiar de fórmula. Tanto en el caso de Coutinho como en el de Arthur, la entidad ha optado por pagar a los clubes de procedencia (Liverpool y Gremio de Porto Alegre) en pagos diferidos en cinco años, el periodo que se considera de amortización de un jugador.
Repetir la estrategia
El Barça no descarta realizar otras colocaciones privadas como la que realizó en agosto, pero asegura que su voluntad es la de complementar los recursos procedentes de fondos con los de la banca tradicional, local e internacional. Las buenas condiciones con las que ha conseguido recursos en Estados Unidos —cinco años sin tener que devolver dinero y unos tipos de interés competitivos—, sin embargo, le podrían ayudar a conseguir dinero más barato en el futuro.
La entidad azulgrana niega que los 140 millones de euros vayan a servir, de momento, para financiar el Espai Barça, el complejo urbanístico con el que el club pretende remozar y ampliar el Camp Nou y reformar totalmente los alrededores de su estadio. Ese proyecto, en el que ha tomado un papel principal otro actor estadounidense, el banco de inversión Goldman Sachs, se financiará con el concurso de banca nacional e internacional que ya se está sondeando, aunque la directiva sostiene que su peso será muy inferior al inicialmente previsto.
Si el coste total del Espai Barça estaba cifrado en un total de 600 millones de euros, se preveía financiarlo a tercios. Unos 200 millones llegarían de la mano de la marca comercial que le ponga nombre al Camp Nou; una cifra similar llegaría de la mano de los recursos que generaría el propio Espai Barça. Y la última parte quedaría en manos de la financiación bancaria. Pero Goldman Sachs ha actualizado las estimaciones que se elaboraron en 2012 y el club es más optimista, hasta el punto que considera que entre los denominados naming rights del campo (poner nombre al estadio) y los recursos generados por los nuevos espacios se podría llegar a pagar todo el proyecto.
La realidad, no obstante, es que el proyecto urbanístico del Barcelona continúa acumulando retrasos. Se cuenta con que la remodelación y ampliación del Camp Nou no estará lista hasta 2023, un año después de lo previsto según los últimos planes. El club sostiene que el proyecto, que comprende el nuevo Camp Nou, la construcción de un nuevo pabellón polideportivo y el estadio Johan Cruyff en la Ciudad Deportiva de Sant Joan Despí para sustituir al actual Miniestadi, “se podrá hacer de forma holgada”.