Fotograma de 'El último chantaje', con Rita Hayworth y Rex Harrison en el Museo del Prado. atlas
(Rita Hayworth y Rex Harrison rodaron en el Museo del Prado la comedia de George Marshall, Último chantaje (The Happy Thielves). Era 1961 y la bellísima actriz pelirroja ya era mundialmente conocida por Gilda. Cabe imaginar como su sola presencia debió de revolucionar la ciudad de Madrid y las salas de Velázquez por las que transitaron las cámaras mientras la pareja estudiaba cómo robar un cuadro. Ese momento estelar se encuentra en uno de los 400 archivos audiovisuales que el museo del Prado ha recuperado para volcarlo en su web como parte de las celebraciones de su bicentenario. Es una iniciativa destinada a la investigación y al entretenimiento realizada en colaboración con Radio Televisión Española y Filmoteca Española junto a numerosas entidades privadas. Hay ya 300 entradas disponibles y el resto se irán subiendo a lo largo del año.
Miguel Falomir, director del Museo, cuenta que la intensa búsqueda de las instituciones colaboradoras en el proyecto se ha centrado en material que tiene que ver con el Prado como escenario y como inspiración. Ahí caben visitas de personajes mundialmente conocidos, de los que daba cuenta el No-Do (Orson Welles, Eva Perón, James Stewart, Rita Hayworth, la Miss Mundo Lesley Langley), la espléndidas informaciones de exposiciones de las que daba cuenta Informe Semanal o series divulgativas como Mirar un cuadro, en la que un intelectual conocido contaba a los espectadores la historia de un cuadro. “En estas tardes de invierno”, aconseja Falomir, “puede ser muy entretenido entrar en nuestra página y descargar algunos archivos.
El trabajo de puesta a punto de las 400 piezas se ha desarrollado durante todo un año y ha supuesto la restauración de gran parte del material que se encontraba en malas condiciones. Alberto de Prada, director del fondo documental de TVE, explica que se ha aprovechado para catalogar, digitalizar y recuperar los archivos dañados. Gracias a ello se ha descubierto material inédito como el documental de Basilio Martín Patino Introducción al museo del Prado (1987) y se han recuperado cinco cortometrajes necesitados de atención inmediata: Velázquez (1937) de Ramón Barreiro, La mitología en el Prado: Rubens (1948) de José María Elorrieta, Il Paradiso Perduto (1948) de Luciano Emmer y Enrico Gras, Goya en el Museo del Prado de José A. Sobrino (una producción de los cincuenta cuyo sonido no se conserva) y El Greco. Un pintor, un río, una ciudad (1960) de Jesús Fernández Santos. Este último está considerado el director que más ha trabajado con el Prado como tema. Filmó nada menos que una docena de documentales. Uno de los más famosos es Tres horas en el museo del Prado (1968), basado en la obra de Eugenio D’Ors.
Josetxo Cerdán, Director de Filmoteca Española aconseja ver los archivos de películas rodadas dentro o fuera del museo porque son una fuente de información incalculable de la arquitectura, vestuario o comportamientos de cada una de las épocas de las que hay constancia fílmica. Además de las visitas de famosos, protagonistas de muchas películas, hay fragmentos de títulos hiperconocidos como Las chicas de la Cruz Roja. Aunque lo más sorprendente puede ser conocer las películas de ficción con alusiones a obras maestras de la pinacoteca, conocidas como Tableaux vivants. Hay dos versiones de Locura de amor (el filme de 1909 de Ricardo de Baños y el de 1948 de Juan de Orduña) que representan la obra Doña Juana la Loca (1877), de Francisco Pradilla. Y, más reciente, la recreación de Los fusilamientos (1814) en Goya en Burdeos (1998) de Carlos Saura.
Sin presupuestos, la peor noticia
Momentos antes de que se conociera el rechazo de los presupuestos en el Congreso de los Diputados, el director del Prado manifestaba su desazón por los posibles escenarios que se le abrían en el caso de que no se aprobaran unas cuentas por las que su gasto se incrementaba en 9 millones de euros (una subida del 19%) para las obras del Salón de Reinos y los gastos del Bicentenario. “Si se prorrogan es volver a 2017, cuando disponíamos de cero euros para las obras y para el bicentenario”. Pero la convocatoria de elecciones y los inciertos resultados, tampoco aportaba tranquilidad a Falomir porque empieza un periodo imprevisible en el que todo proyecto volverá a quedar paralizado.
Falomir añade que “La supresión de la aportación especial de esos nueve millones significaría la paralización de toda iniciativa, aunque conseguiríamos los recursos porque todo hay que volverlo a negociar con hacienda. Es un escenario en el que no quiero ni pensar”.