La salud mental de Britney Spears (37) continúa en riesgo. Y todos en su entorno culpan a Sam Lutfi, su ex manager, por seguir acosando a la cantante y a sus padres. Por eso, el Tribunal Superior del Condado de Louisiana le concedió a la familia una orden de restricción contra el representante.
Según el sitio TMZ, ahora Lutfi tiene prohibido acercarse a más de 180 metros de Britney, ni hacer comentarios despectivos sobre ella. El hombre apuntado asegura que no tuvo contacto directo con la rubia desde 2009. Admitió que llamó y le envió mensajes a su madre, Lynne Spears, pero que nunca intentó chantajearla.
Mirá también
Newsletters Clarín Lo más leído del día | Enterate de que se habló hoy para no quedarte afuera del mundo
De lunes a viernes por la tarde.
Es que la familia Spears está convencida de que Lutfi es el responsable de haber guiado a Britney por el mal camino, hecho que derivó en su primera crisis mental en 2008. Y lo acusa de seguir hostigándola hoy -a través de su madre- con amenazas de publicar oscuros secretos en redes sociales e instigando a los fans para que salga de la clínica.
Sin embargo, se sumó otro condimento al escándalo: la pelea entre Lynne y Jamie Spears por la custodia médica de su hija. Según su madre, los medicamentos ya no le están haciendo efecto, y se los están administrando en contra de su voluntad. Por eso le pedirá a un juez que su ex esposo la incluya en el plan de tratamiento médico y poder decidir sobre la salud de Britney.
Mirá también
Por su parte, el padre -quien tiene la custodia legal- asegura que Britney está usando a su madre para que ella le brinde ciertas libertades, y que está haciendo lo posible para proveerle estructura y disciplina a su hija.
Lo cierto es que a más de un mes de su internación, Britney no muestra mejoría. TMZ informa que los médicos no han podido dar con la combinación justa de drogas y que como consecuencia de ello, la cantante está tomando malas decisiones.