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Las tensiones comerciales, el Brexit y la caída de la demanda global lastran una economía que mira al exterior El ministro de Economía alemán, Peter Altmaier, durante la presentación de las previsiones de crecmiento el miércoles en Berlín. Joerg Carstensen AP
La economía alemana no remonta. Las previsiones de primavera presentadas este miércoles reflejan una nueva bajada del crecimiento para este año, según indicó el ministro de Economía, Peter Altmaier, en conferencia de prensa en Berlín. Alemania crecerá en 2019 apenas un 0,5%, del Producto Interior Bruto, lo que supone una reducción de medio punto respeto a previsiones anteriores. El Brexit, las tensiones comerciales con Estados Unidos y la demanda China son algunas de las causas que explican el enfriamiento de la economía alemana, que Altmaier calificó de “fase de debilidad”. La falta de tracción de la locomotora alemana preocupa en toda Europa, donde se temen las reverberaciones de la gran potencia económica de la zona euro.
Frente a la previsión de medio punto del PIB para este año, Altmaier cifró en 1,5% el crecimiento para 2020 y consideró que “la actual fase de debilidad será superada”. Aún así, admitió que la ralentización debe servir de “alerta”.
El ministro de Economía interpretó que la economía alemana experimenta una “evolución lenta, pero sólida” y explicó que la rebaja de la previsión de crecimiento se debe principalmente a la coyuntura exterior. Con cifras de empleo récord, subida de salarios, una fuerte demanda del consumo interna y una importante inversión en infraestructuras y vivienda, Berlín centra su preocupación en los factores externos de una economía expuesta como pocas otras al comercio internacional.
La actual rebaja de las previsiones de crecimiento sucede a otra rebaja anterior y se produce después de que en febrero trascendiera que Berlín esquivó la recesión técnica por la mínima en el último trimestre del año pasado. El Gobierno alemán y numerosos economistas justifican el bache de finales del año pasado con dos circunstancias coyunturales y superadas: la adaptación a la nueva normativa de emisiones para automóviles y la sequía que interrumpió el transporte comercial en el Rin. Aún así, las últimas cifras de producción industrial muestran un crecimiento debido sobre todo al sector de la construcción, pero registran también la mayor caída de pedidos en la industria en dos años para el mes de febrero.
El enfriamiento actual se produce después de casi una década de un crecimiento económico ininterrumpido en Alemania, que obliga ahora a un Gobierno acostumbrado a abultados superávits a apretarse el cinturón.