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El incremento de los aranceles afectará al crecimiento económico y trastocará las proyecciones de beneficios de las multinacionales Un agente bursátil en el parqué de Wall Street Richard Drew AP
La tensión de Estados Unidos con China escala y Wall Street se resiente. El presidente Donald Trump mantiene su intención de subir el viernes los aranceles a productos importados por valor de 200.000 millones de dólares, lo que hizo que los inversores salieran de las compañías más expuestas al enfrentamiento. Eso provocó que el Dow Jones y el S&P 500 se dejaran casi un 2,5% en la recta final de la sesión. Que el vice primer ministro chino, Liu He, mantuviera su viaje a Washington esta semana no fue suficiente para contener la negatividad.
Los dos índices del parqué neoyorquino que integran los valores más representativos de la economía estadounidense lograron el lunes evitar una fuerte caída. Pero el índice de volatilidad repuntó a su nivel más alto desde enero y las ventas afectaron a todos los sectores, especialmente en el negocio de los semiconductores y valores industriales. Boeing era la que más perdía, con un desplome del 4%. El Dow Jones, que la semana pasada se movía en niveles récord, perdió así el nivel de los 26.000 puntos. También hizo de lastre la debilidad de Europa.
Los aranceles son un freno a la economía global y eso obliga a los inversores a revisar todas las asunciones de beneficios que esperan de las multinacionales. A la caída en los mercados de acciones se sumó el barril de petróleo, que se abarató casi un 2% y se colocó por debajo de los 60 dólares. El presidente Donald Trump es muy sensible a la marcha de Wall Street. Pero este momento no parece que tenga intención de dar un paso atrás y eso provocó que se viviera el peor día en los mercados desde el pasado enero.
La nueva ronda que arranca el jueves en la capital estadounidense durará dos días, en lugar de los tres que se planificaron. Los aranceles, insisten los negociadores chinos, “no van a resolver los problemas”. Insisten en que es normal que haya diferencias que deben discutirse. La parte estadounidense, sin embargo, considera que hubo una “erosión” en los compromisos pactados que dificulta avanzar hacia el acuerdo.
Al menos antes de que llegue la delegación que encabeza Liu He. El representante de Comercio Exterior, Robert Lighthizer, mantiene que los aranceles subirán del 10% al 25% para esos productos como anunció el presidente el pasado domingo. Wall Street no lo esperaba. Más bien todo lo contrario, que esta semana sirviera para sentar la base de un principio de acuerdo entre las dos potencias.
Colchón económico
El avance en las negociaciones, junto al estancamiento de los tipos de interés, permitió que Wall Street se recuperara del fuerte bache que sufrió en la recta final de 2018. El Dow Jones se sigue apreciando un 11% en lo que va de año. Los analistas de Evercore señalan que Trump cuenta con el colchón de que la economía avanza con solidez. Pero no lo ven arriesgando mucho más, porque la debilitaría. En ese escenario, Trump presionará aún más para la rebaja de tipos de interés.
“Llevamos décadas negociado con China”, añaden desde el Atlantic Council, “la tensión continuará aunque se llegue a un acuerdo”. Trump, añaden desde Raymond James, “ve las peleas como la política adecuada para ganarse a su electorado” y por este motivo anticipa que mantendrá la tensión todo lo que pueda. Es una agresividad la comparte el líder de los demócratas en el Senado, Charles Schumer.
China tiene que responder aún a la amenaza de EE UU. La presencia de Liu He en la nueva ronda podría contribuir a rebajar la tensión y hacer a Donald Trump a extender la tregua entre las dos economías. Pero si las discusiones no avanzan y se elevan los aranceles, Pekín podrá responder aunque en su caso el margen de acción es más limitado porque el volumen que importa de EE UU es muy inferior.