El equipo del murciélago despliega sus alas centenarias y emprende el vuelo hacía la final de Copa. Once años después de ganar su último trofeo del KO, también de Copa del Rey, ante el Getafe en el Calderón, el Valencia pujará por su octavo título copero el sábado 25 de mayo en el Benito Villamarín, fortín del Betis, equipo al que dejó rendido en la orilla de la antigua acequia de Mestalla. El 18 de marzo de 1919 los padres fundadores de la entidad blanquinegra redactaron el acta constitucional del Valencia Football Club. Este mes se cumplen cien años desde aquella primera piedra. En unos días, cuando sople las velas de su tarta, el Valencia cerrará los ojos y pedirá otro título. El año del centenario comienza feliz.
No hubo engaños, cero sorpresas, nada de tretas tácticas. El partido respondió a lo que Marcelino y Quique Setién habían anticipado en la previa. Dos dibujos opuestos, dos metodologías de trabajo y el mismo fin: alcanzar la final. El Valencia fue cauto y conservador y el Betis, valiente hasta rozar la inconsciencia. Nada fuera del guión establecido.
Valencia: Jaume; Piccini, Gabriel, Roncaglia, Gayà; Coquelin, Parejo, Wass (Carlos Soler, m. 74), Guedes; Rodrigo (Cheryshev, m. 67) y Gameiro (Diakhaby, m. 83). No utilizados: Neto, Lato, Kang In Lee, Ferran Torres, Kondogbia y Santi Mina.
Betis: Joel; Francis (Loren, m. 64), Mandi, Bartra, Sidnei (Feddal, m. 83), Guardado (Tello, m. 78); William, Lo Celso, Canales, Joaquín y Jesé. No utilizados: Pau López, Barragán, Javi García y Lainez.
Goles: 1-0. M. 55. Rodrigo.
Árbitro: González González. Amonestó a Gabriel Paulista y Jaume. VAR: Undiano Mallenco.
Incidencias: 42.500 espectadores en Mestalla.
Marcelino se fortificó en su parcela del terreno de juego a la espera de secuestrar el balón, propiedad del Betis, y salir disparado hacia la portería de Joel. Desde que encajó dos tantos en el Villamarín, el Valencia sólo ha recibido un gol en los cinco partidos siguientes. A esa fiabilidad defensiva, con la única permuta en su zaga titular de Roncaglia, otra vez muy fiable en la marca y en la anticipación, en lugar del lesionado Garay, se agarró Marcelino. La baja de Garay la acusó el Valencia para sacar el balón desde atrás y combatir la reconocible presión alta del Betis.
Setién salió a por el partido, decidido, sin especular. Sus trapecistas jugaron sin red cerca del suelo, como siempre. El Betis dejó espacios en sus dos flancos y a espaldas de sus centrales, como era previsible. Por ahí quería colarse el Valencia, como hizo en la ida. El técnico bético no pudo contar con Junior Firpo, su exuberante carrilero zurdo que quema la banda. Francis, un diestro, cubrió ese flanco con Joaquín en la derecha como lateral de emergencia, aunque no es la primera vez que jugaba ahí.
Sin cadenas
Las emboscadas eran las previstas. Las posesiones largas de movimiento pendular del cuadro verdiblanco no deshicieron la disciplina militar del Valencia que sufrió, en cambio, como en el Villamarín, a balón parado. Las faltas laterales y los córners de los andaluces llevaban el tembleque a la grada. William Carvalho, siempre bien colocado, dominaba el juego en la medular con su gran sentido táctico y barría la salida local. En la vanguardia bética, Lo Celso y Jesé huían de los centrales para dejarlos sin referencia con su constante movimiento. El dinamismo de Canales, que recorría todo el frente de ataque, doblaba como un junco a la defensa del Valencia.
Jesé puso a prueba los nervios de Jaume, el portero reserva al que Marcelino la ha dado la Copa pese a que no estuvo acertado en la ida y en la eliminatoria de cuartos con el Getafe. El meta estuvo sobrio y resolvió bien el tirazo del canario en la primera mitad, como hizo luego con un disparo seco de Canales en el minuto 86.
Con el Betis más preciso y más seguro, y el Valencia presa de cierta ansiedad con Guedes, otra vez precipitado y atropellado, y Parejo víctima de William Carvalho, llegó el gol. Piccini, exbético, echó a correr en diagonal hacia la frontal y filtró un pase rompe líneas sobre Gameiro. El francés recogió el balón y ante la salida de Joel, asistió a Rodrigo, que hinchó la red.
La ansiedad a la que hicieron mención en la previa ambos entrenadores atenazó más al combinado valenciano que al andaluz. Tras el gol, el Valencia rompió sus cadenas y fue más fiel a su estilo, encontrando más espacios para explotar su velocidad. El Betis, obligado a hacer dos goles para jugar la final en su casa, se expuso más con Loren y Tello en el campo. Dominó la pelota y arrinconó al Valencia atacando con Feddal, un central, en el tramo final; pero en esa esquina encajó bien todos los golpes el Valencia, que pudo hacer el segundo saliendo veloz desde la derecha con un Piccini avasallador que se llenó de balón en una contra con Guedes solo y esperando dentro del área.
La final será la primera para Marcelino, tras cuatro intentonas anteriores que se saldaron con fracaso. Su proyecto gana credibilidad con esta clasificación tras una marcha irregular en la Liga.
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