Ensayo de la Orquesta Ciudad de Granada, en el Auditorio Manuel de Falla.
Si los ochenta fue la década de los auditorios, la de los noventa se recordará como la de las orquestas. Pocas décadas en la historia de la cultura española fueron tan cruciales para la música sinfónica que la última del siglo XX. Cuatro de las grandes orquestas que perviven hoy en Andalucía nacieron entonces y de todas ellas, la Ciudad de Granada, creada en 1990, es la que ha tenido una trayectoria más reconocida. Pero hoy está en peligro. Las deudas la ahogan y las administraciones responsables no parecen dispuestas a rescatarla.
Salvo que este martes, en el Consejo Rector, se tome una decisión para encauzar su viabilidad, el futuro se presenta negro. Lo componen la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de la ciudad y la Diputación Provincial de Granada. En la última reunión, los responsables autonómicos recién estrenados en el cargo tras las últimas elecciones regionales fueron claros a la salida: “Ni un euro más”.
Es decir, el nuevo Gobierno andaluz, presidido por Juan Manuel Moreno Bonilla, del PP, renunciaba tras una primera toma de contacto con la dramática situación que viven los 49 músicos en plantilla a aportar una cantidad extraordinaria que sufrague la deuda. En estos momentos asciende a 1,4 millones de euros y el déficit previsto para esta temporada podría llegar a los 800.000.
“Produce vergüenza y desasosiego que una institución como la OCG, con tantas posibilidades, con una disposición y un potencial artístico tan raros de encontrar, se haya visto frenada, cercenada, mutilada, y, en definitiva, frustrada una década tras otra", asegura el manifiesto
El presupuesto de 2018 es de 4,3 millones y las aportaciones públicas apenas superan los tres. Ayuntamiento y Junta corren con un 44% de las aportaciones públicas cada una y la Diputación cede un 11% del total. Los representantes provinciales se han mostrado dispuestos por medio de sus representantes de aumentar la aportación. Una partida extraordinaria para el déficit corriente y elevar cada año el monto cada uno hasta cubrir el presupuesto sería suficiente. Es la nueva Junta la que lo rechaza, pese a ser una de las orquestas más baratas de mantener en España, donde los presupuestos oscilan entre los cinco y ocho millones de euros.
Los ingresos propios suponen 800.000 euros entre taquilla de su sede y actuaciones fuera. Los conciertos de abono de temporada no son la única actividad de la formación, sus ciclos de formación congregan a más de 30.000 niños al año en el Auditorio Manuel de Falla y han sembrado durante tres décadas una esmerada labor de afición entre los más jóvenes.
Los componentes de la orquesta se han manifestado varias veces en la ciudad y esta semana pasada delante de la sede de la Junta de Andalucía en el palacio San Telmo de Sevilla. Tienen previstos paros los próximos 16 y 18 de mayo, así como durante sus actuaciones previstas en el próximo Festival de Música y Danza de Granada.
Músicos como Josep Pons, Miguel Ríos, Antoni Ros Marbà y Carlos Mena, entre otros o escritores como Antonio Muñoz Molina, Luis García Montero y Fernando Aramburu, salen en apoyo de la orquesta"
Varios intelectuales, artistas y músicos de todos los ámbitos han firmado un manifiesto de apoyo: “La Orquesta Ciudad de Granada se encuentra en uno de los momentos más delicados de sus casi tres décadas de historia”, asegura el texto. “Su endémica e insuficiente financiación y los reiterados incumplimientos y retrasos en las nóminas y haberes de sus miembros, así como la deuda acumulada, asfixian su creatividad. Ponen en peligro su continuidad como generador cultural de primer orden. Algo que, Granada, no puede, ni debe consentir”.
Los firmantes, entre los que está quien fuera su director titular en los años noventa, Josep Pons, escritores como Antonio Muñoz Molina, Luis García Montero y Fernando Aramburu o músicos como Miguel Ríos, Antoni Ros Marbà y Carlos Mena, entre otros muchos, aseguran: “Produce vergüenza y desasosiego que una institución como la OCG, con tantas posibilidades, con una disposición y un potencial artístico tan raros de encontrar, se haya visto frustrada una década tras otra. Y esa vergüenza la deberían sentir también los políticos que a lo largo de casi tres décadas no han sido capaces de resolver esta dramática situación para la que tan solo hace falta voluntad política”.
Para ellos, “es muy triste ver a una de las mejores orquestas de España, haciendo ruido a las puertas del Parlamento Andaluz reivindicando sus derechos y luchando por su futuro”. Demandan a las instituciones que la rigen resolver su viabilidad y no establecer agravios comparativos con otras ciudades andaluzas. “No se puede discriminar a Granada, una ciudad que tiene puesto su futuro en su desarrollo cultural y humano”.