Elke König (Colonia, 65 años), ha sido auditora y ahora es la presidenta de la Junta Única de Resolución (JUR), el organismo europeo que interviene cuando los bancos están a punto de quebrar para evitar que se conviertan en un peso muerto con gravísimas consecuencias. Intervino el Popular el 6 de junio de 2017, que fue luego vendido al Santander por un euro. Desde entonces, el caso se ha convertido en un avispero de demandas de los accionistas y bonistas, que perdieron 2.000 millones, pero está convencida de que la JUR no pagará a los afectados.
Pregunta. ¿Qué lecciones hemos aprendido en la crisis?
Respuesta. En plena crisis tomamos muchas decisiones, no porque pensásemos que eran las mejores, sino porque no había otras alternativas. La nacionalización de un banco privado no es una decisión fácil porque puede suponer cargas sobre los contribuyentes que ya han pagado algunas de sus quiebras. El nuevo marco regulatorio nos garantiza que un banco privado se pueda gestionar cuando quiebra sin cargar el coste a los contribuyentes; lo pagan sus accionistas y sus tenedores de bonos, pero no la gente.
P. El Popular fue el primer caso en el que se aplicó esa norma a rajatabla.
R. España ha sufrido su crisis financiera y ha sido el país en el que con el Popular aplicamos el nuevo marco de resolución; creo sinceramente que lo hicimos con éxito porque los ciudadanos no lo pagaron. La alternativa a una resolución es que los jóvenes lo paguen durante los próximos 20 años y es lo que no queremos hacer, porque las pérdidas no desaparecen. La cuestión solo es quién las soporta. La gente debe entender que si compras acciones o bonos asumes el riesgo de perder el dinero.
Jaime Ponce, presidente del FROB, el fondo de rescate español que depende de la JUR, acompaña a König en la entrevista, y añade: “Cuando un banco no es viable no hay ninguna solución indolora, porque la situación es tan grave, y tan difícil de gestionar, que tenemos que decidir cuál es la mejor solución para proteger a los depositantes, los contribuyentes y la estabilidad económica-financiera, no a los accionistas privados”.
P. ¿Los bajos tipos de interés están fomentando las fusiones?
R. La consolidación que ha habido en Europa no ha estado impulsada por la regulación ni por los supervisores, ni por nuestro marco del MREL [el colchón anticrisis que tienen que constituir los bancos], sino por la necesidad de aumentar la eficiencia a través de la sinergia en costes.
Fusiones transfronterizas
P. ¿Es posible que haya fusiones transfronterizas si no hay un fondo de garantía de depósitos europeo?
R. Es posible porque las ha habido antes, pero la Unión Bancaria está diseñada para tener tres elementos: supervisión y resolución, que ya existen; y un sistema de garantía de depósitos europeo. Es necesario tenerlo porque hay bancos que trabajan fuera de sus países de origen y ¿qué pasaría si el banco quiebra en un país que no es el suyo? La garantía de los depósitos es importante para todos los bancos, incluidos los grandes.
P. Si llegan las fusiones transfronterizas ¿Se crearán bancos demasiado grandes para caer?
R. Es un lema muy bonito, pero, ¿qué significa realmente? ¿Es solo el tamaño lo importante? No, la clave es la complejidad de la entidad, la conexión que tiene con otras. Lehman Brothers era un banco de inversión muy pequeño pero increíblemente conectado en todo el sistema. Desde un punto de vista puramente de mercado, si acabáramos con dos o tres bancos en el mercado, tendríamos un problema diferente. Pero en las fusiones, la clave es el modelo negocio del banco, más que su tamaño.
P. Usted está a favor de aplicar una moratoria de los depósitos de un banco en quiebra, es decir, que se puedan congelar para evitar la fuga masiva de dinero. ¿Cree que es aplicable?
P. Cuando pasó lo del Popular, España no tenía moratoria. Para crisis de bancos pequeños y medianos, la moratoria da tiempo a la autoridad de resolución. El debate ha terminado porque el legislador ha decidido que habrá una moratoria de dos días mientras se resuelve el banco para que la gente pueda pensar en lugar de huir. Dos días es un plazo de tiempo que no bloquea los pagos de las empresas que trabajan con el banco afectado.
Pero tener este instrumento no quiere decir que haya que usarlo inmediatamente, es una herramienta por si se necesita. Se usó en Alemania en un banco que volvió a abrir después. Esperemos que nunca tengamos que resolver de nuevo un banco, soy optimista sobre esta cuestión.
Jaime Ponce: Es un instrumento que hay que tener porque lidiamos con problemas muy graves, como un banco que no puede abrir al día siguiente. Debemos aplicar esta medida solo en situaciones muy graves siendo conscientes del alto impacto que tendría la moratoria de depósitos sobre la estabilidad financiera.
P. La banca mediana está obligada a constituir un colchón anticrisis con unos activos por los que tiene que pagar un alto interés en el mercado. ¿Esta situación puede acelerar las fusiones a bajos precios?
R. No lo creo. Es cierto que tienen que crear el MREL pero se les ha concedido cuatro años para que lo hagan. Es un periodo razonable. Los bancos dicen que es demasiado costoso. Mi respuesta es que si tu modelo de negocio no te permite cumplir con los requisitos regulatorios, debes revisarlo. La financiación siempre es costosa, pero deben pensar que mañana podría llover y que el sol no brillará. El año pasado les decía que acudiesen al mercado mientras brillase el sol. Es una preocupación lógica, pero exagerada.
Jaime Ponce. El MREL es clave para asegurar la resolubilidad de los bancos. Esto muy importante ya que es la manera de internalizar en una entidad privada el coste potencial de su crisis. Lo contrario siempre será que la garantía de la estabilidad la pongan los contribuyentes. Dicho esto, hay flexibilidad para asegurarnos de que los bancos cumplirán en el plazo debido. En España, existen bancos de tamaño medio sin tradición de acceso a los mercados, que al mismo tiempo no son lo bastante pequeños para ir a una liquidación, y debemos asegurarnos de encontrar la forma correcta de hacerlos resolubles. No creo que sea un instrumento hecho por las autoridades para que haya consolidación.
Compensaciones a los afectados por el Popular
P. ¿La JUR tendrá que pagar compensaciones a los accionistas o bonistas del Popular?
R.Se llegó a la conclusión de que, bajo ninguno de los supuestos considerados, un procedimiento de insolvencia ordinario hubiese sido mejor opción para los inversores del Popular. De acuerdo con esta decisión preliminar, no se requiere otorgar ninguna compensación. Se abrió un proceso de derecho de audiencia, donde recibimos unas 12.000 expresiones de interés, que estamos analizando. Queremos hacer este análisis de forma exhaustiva y sin prisa. Terminado el proceso, se tomará una decisión para ver si hace falta ajustar nuestra decisión preliminar.
P. ¿Cree que el Santander es responsable penal de los problemas del Popular?
R. No nos compete decir nada. El Popular se vendió sin dar ninguna garantía, con todos los derechos y las obligaciones.
P. Este año todos los bancos tienen que presentar planes que expliquen cómo se pueden resolver si llega la situación. ¿Lo cumplirán?
R. Nuestros bancos ya son resolubles, y algunos más que otros. Hay algunos bancos que tienen una estructura muy clara, esos no son un problema. Pero también hay otros con muchas filiales y participaciones cruzadas que son más complejos. Está claro que los bancos más grandes tienen más deberes que hacer. Cuesta dinero y se tarda tiempo.
Oscurantismo con el Popular
P. ¿Ha trabajado con oscurantismo en la resolución del Popular?
R. No, pero tenga en cuenta que es nuestro primer caso. Estábamos obligados a publicar dos páginas sobre cuál era la decisión de resolución y lo hicimos a las siete de la mañana sin haber dormido. No es fácil, porque hay que asegurarse de que no estás publicando datos confidenciales. Hay que preservar el interés económico del comprador.
P. Su comparecencia en el Parlamento fue polémica. Según consta, usted dijo a los diputados que si querían más información sobre el informe de Deloitte podían mirar la página web. ¿Lo dijo realmente así?
R. No, mi comentario fue que todavía estábamos trabajando en ello y que lo publicaríamos y sería accesible para todo el mundo en nuestra página web. Al menos era eso lo que pretendía decir.
P. Se le acusó de no responder a las preguntas de los diputados y faltar al respeto a la comisión de investigación…
R. Intenté contestar a todas las preguntas. No hubo falta de respeto a los diputados. La JUR rinde cuentas habitualmente ante el Parlamento Europeo. Creo que ya lo he hecho 15 o 16 veces. Nuestros parlamentarios son los que nos controlan. Tenemos obligación de responder a los parlamentos nacionales cuando quieren tener un intercambio de pareceres, cuando no es una investigación, esto correspondería al Parlamento Europeo.
P. El 23 de mayo de 2016, días antes de la caída del Popular hizo referencias públicas sobre el banco que muchos consideran que fue el principio del fin de la entidad. ¿Se arrepiente?
R. Estaba en una entrevista en la que dije que no iba a hacer comentarios sobre ningún banco y alguien, al final, habló sobre los bonos subordinados del Banco Popular, qué podía pasar si quebraba... y me preguntó qué opinaba. Dije que no opinaba, que el Popular era un banco que, como muchos otros, estamos..., creo que no usé la palabra “monitorizar”, sino “observar”. No dije nada específico sobre el Popular.
Lo peor fue que unos días más tarde hubo un artículo en Reuters diciendo que habíamos emitido una advertencia sobre el Popular a la Comisión Europea. Eso nunca procedió de nosotros porque no emitimos avisos. Por supuesto, en ese momento, el FROB y nosotros estábamos monitorizando el Popular, pero no era el único banco que estudiábamos. Fue una noticia falsa. Creo que todo esto fue un asunto desafortunado, pero también es justo recordar que cualquier asunto sobre el Popular recibía una amplia cobertura mediática... El artículo de Reuters tuvo más impacto que cualquier otra cosa. Pero no fue el único desencadenante del Popular.