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El presidente de Rusia amenaza con apuntar sus misiles hacia EE UU si Washington coloca cohetes en Europa El presidente ruso, Vladimir Putin, en su discurso sobre el estado de la nación, este miércoles, ante el Parlamento en pleno en Moscú. M. SHIPENKOV EFE
Vladímir Putin quiere recuperar la confianza de los rusos. Consciente de que su popularidad está caída libre por la situación económica y las reformas sociales impopulares, el presidente de Rusia ha anunciado este miércoles un paquete de medidas económicas orientadas a mejorar la vida de las familias. Tratando de poner los pies en el suelo y de ocuparse de los problemas reales, Putin ha prometido iniciativas para fomentar el crecimiento económico de una Rusia anclada en la recesión económica y para aumentar la natalidad. "Rusia pasa por un momento demográfico difícil", ha clamado en su intervención anual ante la Asamblea Federal. Alejado del discurso centrado en la retórica belicista de los últimos años, el líder ruso ha tratado de abrazar medidas sociales. Aunque como broche final ha lanzado una amenaza clara a Estados Unidos: si tras el abandono del tratado de desarme nuclear clave Washington coloca sus misiles en Europa, Rusia apuntará sus cohetes no solo a la UE, también a EEUU.
“Gracias a muchos años de trabajo en común y a los resultados obtenidos, ahora podemos dirigir y concentrar nuestros enormes recursos financieros en los objetivos de desarrollo de Rusia”, ha afirmado el presidente ruso en la alocución sobre el estado de la nación, con la que marca las líneas a seguir durante el año. Putin ha perdido el efecto de entusiasmo creado por la anexión de la península ucrania de Crimea hace ya cinco años. Las sanciones y la crisis está teniendo un efecto notable en el bolsillo de la ciudadanía rusa. Así que Putin, con la popularidad en mínimos históricos (un 66% frente al 82% de hace un años, según datos del centro Levada), se ha querido centrar en promesas que los rusos puedan palmar: más fondos para sanidad, educación y programas sociales. Ha hablado incluso de reciclaje y medio ambiente.
En una sala plagada de banderas rusas y ante las dos cámaras del Parlamento, líderes religiosos y personalidades de todos los ámbitos de la vida rusa, el presidente de Rusia ha desplegdo una pantalla azul en la que ha ido desgajando sus principales promesas. De manera esquemática, como si estuviera dando una clase. El lider ruso se ha orientado en anunciar beneficios fiscales para las familias con hijos, el doble de recursos de apoyo para las personas con discapacidad, menos impuestos y más pensiones. Su finalidad, ha dicho, es aumentar el PIB hasta el 3% en 2021. Un objetivo oceánico si se tiene en cuenta que en 2017 (el último año con datos claros) fue de 1,5%.
Por sexto año consecutivo, los ingresos reales de los rusos se ha reducido. Y ellos les ha hablado Putin este miércoles. De los 87 minutos de discurso, ha dedicado apenas 10 a su tradicional discurso militarista. Eso sí, ha sido un tiempo escaso pero preciso y cargado de amenazas. El líder ruso ha anunciado que las últimas armas nucleares anunciadas estarán listas muy pronto. Y ha acusado a Estados Unidos de mentir y utilizar excusas para abandonar el tratado de desarme nuclear de misiles de alcance intermedio, conocido como INF. Ha afirmado que Washington lleva años incumpliendo este pacto bilateral clave que data de la Guerra Fría.
Y frente al discurso que había mantenido en los últimos tiempos de que Rusia solo emplearía medidas simétricas contra EEUU, Putin ha amenazado con utilizar también medidas "asimétricas" si Washington coloca sus cohetes en la Unión Europea. "Rusia se verá obligada a fabricar y emplazar tipos de armamento que pueden ser utilizados no sólo contra los territorios de donde provenga la amenaza directa, sino también contra los territorios donde se encuentren los centros de toma de decisiones para el empleo de los sistemas de misiles que nos amenacen", dijo. Es decir, si EE UU coloca sus misiles en la UE, Rusia enfocará los suyos no solo a Europa sino también a Estados Unidos.
Esa amenaza ha sido el broche final de su discurso. Muy distinto al del año pasado en el que Putin anunció la creaciónd de "armas invencibles" y desplegó enormes pantallas con animaciones en las que mostró esos nuevos misiles alcanzando directamente Mar-a-Lago, en Florida, donde suele veranear el presidente Estadounidense, Donald Trump.
Por encima de todo, el presidente Putin ha dejado un mensaje muy claro: quiere más rusos para Rusia. El país afronta un invierno demográfico que si no se ataja puede poner en riesgo el crecimiento del país. La situación ha mejorado en los últimos años, como ha reconocido el líder ruso, y ya no mueren más ciudadanos de los que nacen en Rusia. Pero aún así la natalidad sigue cayendo: en 2017 hubo un 10% menos de alumbramientos que el año anterior, según el Instituto Federal de Estadísticas. Y a esa pérdida de población y la provocada por las salidas —hay dos millones en el exterior y unos 60.000 rusos salen del país cada año para trabajar en otros en otros países, el 40% con educación superior, según varios estudios— se suma el renqueante crecimiento de la esperanza de vida: 68 años para los hombres 77 para las mujeres.
Así que, las medidas orientadas a aumentar la natalidad se han convertido en los anuncios estrellas de su discurso, en el que ha prometido: más ayudas a las familias numerosas, más plazas en las guardarías, menos burocracia para acceder a las ayudas sociales o ayudas con cargo al presupuesto público para que las familias con hijos puedan pagar la hipoteca. También un nuevo plan para que quien pierda su empleo (menos de un 5% en Rusia) pueda paralizar el pago de su hipoteca hasta que logre otro empleo.