Cuando el gigante italiano Luxottica, el mayor fabricante mundial de gafas y propietario de marcas tan emblemáticas como Ray-Ban, y el coloso francés Essilor, líder en lentes oftalmológicas, firmaron su acuerdo de fusión en 2017, concibieron la operación como una unión de fuerzas, una boda entre iguales. Pactaron una gestión conjunta y estipularon que unos y otros tendrían el mismo peso en la cúpula directiva: idénticos poderes para las dos partes e igual número de representantes en el consejo de administración del nuevo grupo combinado, ocho para cada uno. Sin embargo, seis meses después de que la fusión se hiciera efectiva, que se llevó a cabo en octubre de 2018, el frágil equilibrio de fuerzas que se alcanzó en su momento saltó por los aires cuando Leonardo del Vecchio, fundador de Luxottica y actual presidente ejecutivo del nuevo grupo, solicitó un arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional. Lo ha hecho para aclarar si su socio, el francés Hubert Sagnières, anterior presidente de Essilor y actual vicepresidente ejecutivo de EssilorLuxottica, ha violado los términos de la fusión al nombrar a cuatro dirigentes clave sin consultarle.
El reparto de competencias ha precipitado el estallido de una guerra civil que ha abierto la primera grieta en el líder global de la óptica, que factura más de 16.000 millones de euros al año y que cuenta con 150.000 empleados. De un lado, Del Vecchio, que a través de su holding Delfin controla el 32% de EssilorLuxottica, sostiene que su socio ha tomado decisiones por su cuenta, sin buscar el consenso ni aceptar propuestas, para intentar apoderarse de la compañía. Y del otro, Sagnières habla de ataques infundados para desestabilizar a Essilor y mantiene que el italiano está tratando de hacerse con el mando poniendo al frente a su hombre de confianza en Luxottica, Francesco Milleri, sin haber pagado a los accionistas la prima que hubiese sido necesaria para que una parte tomase el control sobre la otra.
Del Vecchio ha reconocido que cuando se revelaron las condiciones para la fusión, él percibió un único riesgo: “Tener a dos personas al timón”. Este milanés de 83 años, actualmente la segunda persona más rica de Italia —en el puesto 50 del mundo, según Forbes—, convirtió una tienda de montura de gafas fundada por él en 1958 en un gigante de 77.000 empleados, más de 7.000 establecimientos y que aglutina el 80% de las marcas globales, entre ellas la mencionada Ray-Ban, Oakley, Prada, Armani o Chanel.
Malos modos
En una entrevista con Le Figaro en la que aireó las disputas internas, Del Vecchio acusa a su socio de haber roto el pacto de 2017. “Hemos sido obligados a aceptar todo lo que ha hecho. Desde la primera asamblea general del nuevo grupo, el 29 de noviembre, se ha comportado como si Essilor hubiera absorbido a Luxottica”. Y ha explicado que descubrió hace unas semanas que el francés nombró a los cuatro dirigentes en cuestión “con contrato indefinido, aumento de sueldo y con paracaídas de oro [contrato blindado que contempla importantes compensaciones]” a espaldas del consejo. “Así trabaja Hubert. No podemos aceptarlo”, ha sentenciado.
El actor Tom Cruise popularizó un modelo de gafas de sol de Ray-Ban con la película Top Gun
Sagnières ha desmentido las acusaciones de su socio italiano y le reprocha haber tratado de imponer a Milleri como primer ejecutivo de la sociedad para adjudicarse la dirección. En un comunicado, ha señalado que algunos movimientos de Del Vecchio “reflejan un intento de tomar el control, sin reconocer ninguna prima a los accionistas”.
Del Vecchio, que tiene toda su fortuna vinculada a Luxottica, ha respondido que en este lance Milleri es el “chivo expiatorio”. “Hubert Sagnières debería tener el valor de decir que para él soy yo el problema”. Francesco Milleri, de 60 años, es amigo, mano derecha, consultor y sucesor designado de Del Vecchio, que siempre ha rehusado pasar el testigo a alguno de sus seis hijos. Durante un tiempo fue el administrador en la sombra del magnate; cuenta con su plena confianza y ha protagonizado un discreto y espectacular ascenso en la empresa. Entró como proveedor en 2007 y en menos de 10 años alcanzó el sillón de consejero delegado.
Del Vecchio refuta la tesis de algunos analistas financieros que sostienen que su fiel Milleri rechaza todas las propuestas de sinergias que llegan de Francia. “Es al contrario. He propuesto que cada sociedad se especialice: Essilor en las lentes y Luxottica en las monturas, lo que permitiría reducir costes y racionalizar las fábricas. Sagnières se levantó y se fue; siempre hace así cuando algo le incomoda”, ha explicado.
Así las cosas, EssilorLuxottica todavía no tiene director ejecutivo. La búsqueda, para cumplir con las leyes francesas, comenzó de forma oficial en octubre y los plazos apremian. Por el momento, el grupo fusionado ha pospuesto la presentación de su plan de negocio, prevista para esta primavera, hasta septiembre.
Además, este choque de trenes, en medio de acusaciones cruzadas de usurpación de poderes, inevitablemente hará que se retrasen las sucesivas fases de la integración, que debería completarse en 2021. El propio Del Vecchio ha reconocido que el tiempo para alcanzar la reducción de costes de 600 millones de euros prevista en el acuerdo se dilatará hasta los cinco años, frente a los tres concretados inicialmente.
El enfrentamiento en el seno del consejo del gigante óptico por el poder ha entrado en una nueva fase. El pasado 17 de abril, la compañía anunció que el comité de nombramientos y retribuciones de EssilorLuxottica va a iniciar la búsqueda del futuro consejero delegado.
"Tras consultar con el presidente y con el vicepresidente ejecutivo, se contratará a dos agencias [Russell Reynolds y Eric Salmon] como apoyo en la selección del candidato que mejor encaje con el perfil que requiere este puesto", explica la compañía en un comunicado. Eso sí, el plazo que se han dado para encontrar al directivo que apacigüe los ánimos es tan largo que abre muchos interrogantes. Se espera que el próximo consejero delegado tome posesión del cargo a finales de 2020.
El comunicado también deja claro que la persona elegida deberá contar con el visto bueno tanto de Leonardo del Vecchio como de Hubert Sagnières. Entre las funciones del consejero delegado estarán coordinar el día a día del holding resultante de la fusión "y asistir tanto al presidente como al vicepresidente en sus esfuerzos para facilitar la integración de ambas empresas". Hasta que eso ocurra Essilor y Luxottica operarán como grupos "autónomos" con sus propios equipos directivos.