Roslyn Sulcas. The New York Times y Clarín
Olivia Colman no tiene un método. Se disculpa, porque comprende que esto no hace que la conversación sobre los muchos personajes que ha interpretado sea más interesante.
Su personaje más reciente es la demandante, necesitada, vulnerable y monstruosa Reina Anne en La favorita, de Yorgos Lanthimos, por el cual ha sido nominada al Oscar como mejor actriz. “Lo lamento mucho”, dice un poco avergonzada en una entrevista reciente en un hotel de Londres. “Déjeme pensar”. Después se ilumina y dice: “Comí muchísimo para subir de peso. ¿Eso cuenta?” Colman, de 45 años, es conocida en Gran Bretaña como una sólida comediante (The Peep Show) y una convincente actriz dramática (Tyrannousaur). Se la describe con justicia como un tesoro nacional, por lo que hubo una alegría general cuando se anunció que obtendría el papel de la Reina Isabel II en las próximas temporadas de la serie de Netflix The Crown.
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Como ella dice, nunca ha sido el tipo de actriz que obtiene los protagónicos femeninos más brillantes. Pero La favorita (se estrenó en la Argentina este jueves), obtuvo el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cine de Venecia, le valió a Colman el premio a mejor actriz y ha generado serias expectativas en los Oscar, poniéndola en el centro de atención incluso antes de empezar con The Crown.
No le gusta ser el centro de atención. “Odio la pérdida del anonimato”, dice. “Nadie te enseña cómo lidiar con esto. Ahora suelo quedarme en casa porque me resulta muy raro no estar en el mismo plano que el resto de la gente. Todos lo conocen a uno y uno no los conoce. No es que la gente no sea agradable”, agrega, “pero es más difícil de lo que usted se imagina”.
Colman es la persona ordinaria más extraordinaria que se puede conocer. Sus colegas tratan de encontrar adjetivos suficientes para describir lo agradable que es, su amabilidad con todo el equipo en cada toma, su falta de divismo. Es sonriente, encantadora, se disculpa a menudo y resta importancia a sus talentos cada vez que puede. Después de muchos intentos tratando de describir cuánto adoraba a Colman, Emma Stone -una de sus coprotagonistas en La favorita- se resignó. “Podría decir que estoy enamorada de ella”, dijo. Rachel Weisz, su otra coprotagonista la describió como “un verdadero encanto, y con un sentido del humor muy guarro”.
Rachel Weisz y Olivia Colman, en una escena del filme, que tiene 10 candidaturas al Oscar.
Pero Colman no tiene problema con ser poco adorable en la pantalla. En Tyrannosaur, de Paddy Considine, interpretó a una mujer sumisa y religiosa, casada con un golpeador; en Fleabag, a una madrastra absurdamente tóxica; en Run, a una madre pobre de ciudad; en Broadchurch es un oficial de policía, muchas veces sensible, otras veces irritable, y deliberadamente desaliñada. Tampoco parece sentir la menor vanidad sobre cómo es percibida por los demás.
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Para el papel de la Reina Ana, donde muchas veces se la muestra en escenas poco favorecedoras, debió aumentar 15 kilos. “Prefiero estos papeles, porque no hay ninguna presión para ser algo que uno no es, y obviamente yo no soy glamorosa”, dice Colman. En realidad viene de una sesión de fotos y sí está glamorosa, con un vestido negro, tacos altos y grandes aros. “Soy más una persona de jeans y sweater con algo volcado encima”, ha dicho al llegar. “Para Anne yo no tenía que verme bien o ser buena, fue algo liberador y genial,” dice. “Me da más pudor tratar de verme bien. Creo que tuve la suerte de obtener estos papeles”.
En La favorita Anne es una mujer-niña caprichosa que grita para llamar la atención y hace un despliegue de su inseguridad crónica y tristeza, causada por la pérdida de 17 hijos en abortos espontáneos, parto y e infancia. Anne reinó entre 1702 y 1714, durante un turbulento período que vio la unión de Escocia e Inglaterra en un único estado conocido como Gran Bretaña, y la larga participación en la Guerra de Sucesión Española. Pero la película se enfoca en lo político sólo en la medida en que influye en las estratagemas de la Duquesa de Marlborough (Weisz) y su prima Abigail Hill (Stone) mientras buscan los favores (todos los favores) de la reina.
En Venecia, el año pasado. La actriz estadounidense Emma Stone y la británica Olivia Colman, cuando se exhibió la película en competencia. Colman ganó la Copa Volpi como mejor actriz. EFE
En una entrevista telefónica, Lanthimos dijo que después de ver la interpretación de Colman en Tyrannosaur y de trabajar con ella en Langosta, no podía pensar en nadie más que pudiera interpretar a Anne, y había modificado la agenda para acomodarse a ella. “No podría haber hecho la película sin ella”, dijo. “Es un personaje muy difícil, muy complejo. Necesitaba muchas cualidades en un actor, la capacidad de alternar entre distintos estados en distintos momentos. Tiene mucho de instinto. Ella lee el texto y va al lugar justo sin pensarlo demasiado”.
Colman dice que no piensa nada en eso. Odia los períodos de ensayo. “Para mí, cuando realmente me gusta un guión, es visceral”, dice. “No lo puedo explicar, pero lo siento; quiero decir esas palabras, ser esa persona”.
Traducción: Andrés Kusminsky
La reina Isabel II, en la nueva “The Crown”
Colman ha tenido protagónicos en proyectos grandes, el más notable tal vez en The Night Manager (por el cual ganó un Globo de Oro). Pero el llamado para participar de The Crown como Isabel II fue un shock. “Yo era muy fanática de la serie, y sentía que Claire Foy era extraordinaria”, dice. “No sabía que iban a hacer otro casting para las temporadas 3 y 4, no había pensado para nada en el papel”. Hace una imitación de su agente llamándola y tratando de ser discreto, mientras ella grita “¡¿The Queen?!” con el teléfono en altavoz.
Repasando el primer encuentro con los productores, no hace más que reírse. “Estaba muy fuera de tono cuando me encontré con ellos”, dice. “Simplemente dije, ‘Ah, sí, por favor’, y ellos quedaron espantados”. El papel de la joven reina le valió a Foy un Globo de Oro y un Emmy, entre otros premios, además de la fama internacional. Era difícil imaginarse en sus zapatos, dice Colman; su solución es no pensar demasiado y “seguir adelante”.
Pero su abordaje “sin método” tuvo que cambiar aquí, admite. “El departamento de investigación es impresionante”, explica Colman. “He pasado horas y horas mirando videos”.
También pasó mucho tiempo con entrenadores de voz, para perfeccionar el acento de la reina, y con un entrenador de movimiento que le ayudó a dominar la postura y la particular manera de andar. “Camino como un granjero, no como una reina, y no soy muy buena en imitaciones físicas”, dice Colman. “Entonces, hay algunas licencias artísticas”.
"Parece un sueño imposible"
En 15 años Colman ha pasado de la comedia, The Peep Show, al drama, The Crown “No sé qué hacer con esto”, dice, sobre el Oscar al que está nominada, y que se entrega el domingo 24 de febrero. “Hablar sobre los Oscar parece un sueño imposible. Si uno se despierta un día y no ha ocurrido, uno se sentirá desilusionado”. Colman parece programada para evitar desilusiones. “Todavía tengo miedo de no tener trabajo”, dice, agregando que tenía que sacar provecho de esto antes de que todo se fuera al diablo (usa una palabra más fuerte que diablo).
Hace una serie de muecas muy inapropiadas para una reina, abre grandes los ojos, curva los labios hacia abajo, arruga la nariz. “Es sabido”, dice con acento inglés, “no hay que portarse mal; si no, no te vuelven a llamar”.