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El futbolista brasileño recupera su condición de estrella en el Tottenham, al que llegó tras verse forzado a abandonar un PSG acuciado por el Fair Play financiero Lucas Moura celebra la clasificación del Tottenham para la final de la Champions. Matthew Ashton Getty
“For with God nothing shall be impossible (Porque ninguna cosa será imposible para Dios)", Lucas 1:37.
“Jesus is the way, and the truth, and the life!” (“Jesús es el camino, y la verdad, ¡y la vida!”), Juan 14:6.
Estos dos extractos religiosos aparecen en su cuenta de Instagram. El perfil fotográfico de Lucas Moura, el nuevo héroe del Tottenham, ofrece un escaparate cristiano-deportivo muy recurrente.
Moura (São Paulo, 26 años) es un futbolista que profesa fervientemente una fe que le ha acompañado a lo largo de su trayectoria deportiva, hoy de nuevo en el centro del escaparate mundial. Su exhibición física y técnica en el Johan Cruyff Arena de Ámsterdam, culminada con tres goles, le ha resituado bajo un foco que ya le prestó atención hace más de una década. Entonces destacaba como promesa en el São Paulo, y se convirtió en el ojito derecho de Brasil tras fichar por el PSG a cambio de 40 millones, la cifra más alta pagada hasta ese momento por un jugador de la liga brasileña. Los formadores que lo habían tratado pronosticaban un horizonte mayor para él que para Neymar, el otro aspirante. Pero aquella luz le quemó, o como mínimo, rebajó la intensidad de su brillo. “Es el día más feliz de mi vida”, confesó, emocionado, el miércoles por la noche, tras protagonizar la actuación más determinante de su carrera.
Aunque ante el Ajax lo pareciera, Lucas Moura no es un goleador. No lo fue nunca. Destaca más como asistente. En los 229 partidos que disputó con la camiseta del PSG a lo largo de cinco temporadas y media marcó 46 tantos y dio 49 asistencias; mientras que en el São Paulo hizo 22 en 86 duelos (19 pases de gol), y de momento en el Tottenham lleva 16 en 58 (6). Otra curiosidad que da idea de su carácter futbolístico: cuando consigue marcar, lo hace principalmente en las segundas mitades. De los 84 que suma como profesional, 53 fueron tras el descanso, una tendencia que también se mantiene en el Tottenham: 11 a 5. Tampoco es habitual que se lleve el balón a casa. Con el del miércoles solo ha logrado tres tripletes hasta el momento -dos con el Tottenham y uno con el São Paulo-. Eso sí, es el único diestro que ha firmado un hat-trick con la pierna izquierda en la Liga de Campeones.
A pesar de su precoz explosión, las lesiones no han supuesto un impedimento en su desarrollo profesional. La más grave que ha sufrido hasta el momento -un problema muscular sin rotura de ningún tipo-, le mantuvo 53 días de baja en 2015. Desde entonces solo se ha perdido seis partidos por lesión en cuatro años.
Sin oportunidades con Brasil
La estrella de Moura perdió fuerza por la inexorable competencia que conlleva el oficio de futbolista, y en su caso particular, por la fabricación constante de nuevos prodigios en el fútbol brasileño. Solo así se entiende que pasase de ser uno de los futbolistas claves para Mano Menezes, que lo hizo debutar con 19 años con Brasil en 2011, a desaparecer paulatinamente de las convocatorias de los sucesores seleccionadores. Moura no juega un partido oficial con la canarinha desde 2016 –en la Copa América-, y la última vez que vistió la elástica verdeamarelha fue en octubre del año pasado, en un amistoso ante Arabia Saudí. No estuvo entre los convocados por Luiz Felipe Scolari para el Mundial de 2014, y Tite tampoco lo llevó en el siguiente campeonato del mundo de 2018.
Los fichajes de Neymar y Mbappé obligaron al PSG a desprenderse de otros futbolistas para cumplir con el Fair Play Financiero de la FIFA, lo que le obligó a buscar una salida, y en enero de 2017 encontró acomodo en Londres junto a Mauricio Pochettino. El técnico argentino buscaba un extremo con características similares a las de Heung-Ming Son, y que le diera todavía más amplitud para jugar por las bandas. No vio en él a un recambio para Harry Kane, como así ha resultado, sin embargo, en los últimos partidos tras la lesión del inglés. Los spurs pagaron algo más de 28 millones de euros, una cantidad inferior a la de su cotización mercantil actual (32).
“Le prometí a mi hijo que marcaría”, confesó tras el partido Lucas, casi entre lágrimas. No pudo reprimirlas al revisar la jugada del tercer gol en un teléfono móvil todavía en las entrañas del Johan Cruyff Arena. No eran lágrimas de un héroe caído que dejaba atrás un pasado lleno de sufrimiento físico. Una historia tan peliculera como verosímil. Sino las de un futbolista prometedor al que se le apagó la luz sin saber cómo, y que hasta el miércoles había mantenido hibernando.
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