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El ministro de Exteriores británico, Jeremy Hunt, asegura que su Gobierno quiere resolver el divorcio del Reino Unido con la UE "cuanto antes", pero reconoce que negociar con los laboristas "no es nada fácil" La canciller alemana, Angela Merkel, y la primera ministra británica, Theresa May, en diciembre de 2018 en Berlín. ODD ANDERSEN
A cuatro días de que finalice el plazo de salida del Reino Unido de la Unión Europea, y a 48 horas de que se celebre la cumbre de los líderes de la UE para evitar un Brexit sin acuerdo, la primera ministra británica, Theresa May, ha anunciado que realizará este martes una gira de última hora por Alemania y Francia para plantear a Angela Merkel y Emmanuel Macron una prórroga corta del Brexit. Desde Downing Street aseguran que las conversaciones del Gobierno con los laboristas han avanzado, pero necesitan más tiempo para encontrar un nuevo plan de salida que satisfaga a las dos partes. La propia May, acusada a menudo de inflexible, admitió el domingo en un vídeo divulgado en las redes sociales que para llegar a un consenso harán falta "compromisos" de ambas partes.
Este lunes, el ministro de Exteriores británico, Jeremy Hunt, ha asegurado que su Gobierno quiere resolver el divorcio del Reino Unido con la UE "lo antes posible", pero avisa de que negociar con el líder laborista Jeremy Corbyn "no es nada fácil". De esta manera, el jefe de la diplomacia británica justifica la necesidad de un aplazamiento del Brexit hasta el 30 de junio, como ha solicitado May, pero sin aclarar qué garantías ofrecerá a los socios comunitarios en la cumbre de este miércoles.
Macron, más inflexible; Merkel, más conciliadora
Los 27 socios comunitarios se encuentran en la tesitura de retrasar la salida del Reino Unido de la UE o desencadenar una ruptura brutal de imprevisibles consecuencias. Por primera vez desde el inicio del Brexit en 2016, el caos político de Londres amenaza la unidad de la UE. Según fuentes comunitarias, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, es partidario de plantear una prórroga de hasta un año. Pero el presidente francés, Emmanuel Macron, encabeza el grupo de países dispuestos a afrontar una ruptura sin acuerdo si Londres no se aclara.
Por su parte, la canciller alemana Angela Merkel siempre se ha mostrado más conciliadora y proclive a encontrar una salida pactada con el Reino Unido. May se reunirá con ambos por separado para intentar convencerlos de que necesita una extensión del artículo 50 del Tratado de Lisboa.
El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, ha subrayado que es crucial proteger la unidad del resto de los 27 Estados miembros, en especial lo relativo a la decisión sobre una prórroga, según ha informado la agencia de noticias alemana DPA. Por su parte, una fuente del Elíseo citada por Reuters revela que Macron recibirá a May este martes por la tarde en París.
"Diré a mis colegas en la UE que Theresa May no está escatimando ningún esfuerzo para intentar resolver el Brexit", ha defendido este lunes el jefe de la diplomacia británica en Luxemburgo. Jeremy Hunt no ha querido avanzar si confía en que el Gobierno logre un acuerdo con los laboristas. "No puedo decir si tengo mucha confianza o no. Vamos a estas negociaciones con sinceridad y tenemos que ver cuál es el resultado", ha zanjado.
La ley impulsada la semana pasada por laboristas y conservadores para obligar a la primera ministra británica a pedir una prórroga, que será sometida a votación en la tarde de este lunes en la Cámara de los Lores, no ayuda a aclarar la situación porque torpedea la capacidad negociadora de May, quita la última palabra a la UE y puede provocar un Brexit por accidente.
Apoyo de la UE a Irlanda
Por su parte, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, se ha reunido este lunes en Dublín con el negociador jefe de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier. Varadkar ha advertido de que el acuerdo de salida que May pactó con Bruselas el pasado noviembre no puede ser modificado, pues incluye el backstop, la salvaguarda pensada para mantener abierta la frontera entre las dos Irlandas. La visita de Barnier a Dublín es vista como un nuevo gesto de apoyo de la UE hacia la posición del Gobierno irlandés.