Cientos de miles de argelinos se han manifestado este viernes en las principales ciudades del país contra la candidatura de Abdelaziz Buteflika a las presidenciales del 18 de abril. Buteflika tiene 81 años, accedió al poder en 1999, reformó la constitución en 2008 para optar a un tercer mandato. Y este 10 de febrero presentó su candidatura para un quinto. Sin embargo, el pasado viernes miles de personas expresaron de forma inédita su rechazo a la candidatura. Siete días después, la afluencia ha sido mayor. Pero el régimen no se mueve. Y la calle no deja de moverse.
En esta ocasión, las marchas estaban respaldadas por partidos de la oposición, artistas, periodistas, abogados y personajes como el ex primer ministro Ali Benflis (2000-2003), de 74 años, o la antigua combatiente argelina, icono de la guerra de la independencia, Djamila Bouhired, de 84. Todos ellos, mezclados entre miles de jóvenes de ambos sexos que no han conocido a otro presidente que a Buteflika, en un país donde el 45% de la población es menor de 25 años.
Entre los cánticos más repetidos, además de “Buteflika vete ya”, se oyeron: “Poder asesino”, “El pueblo quiere la caída del régimen”, “No nos vamos a detener”. En la ciudad de Constantina un manifestante se paseó con una pancarta donde se anunciaba la muerte del Frente de Liberación Nacional (FLN), el partido que ha gobernado el país desde la independencia, como formación única o con alianzas. “FLN: nacido en 1963 y muerto en 2019”, rezaba el texto. El régimen se encuentra ante su mayor desafío social en 20 años, un régimen que siempre se vanaglorió de la estabilidad y la paz social que instauró en el país después de una década sangrienta (1992-2002).
"Los ciudadanos ofrecen rosas a los policías, y es bonito. Pero recuerdo que Siria empezó también con rosas", dijo Ahmed Ouyahia, primer ministro de Argelia.
Las televisiones públicas y privadas tenían órdenes de no retransmitir las manifestaciones. Pero las redes sociales se convirtieron en las grandes difusoras de las imágenes, como ya sucedió el viernes pasado. Igual que en aquella ocasión, la conexión a Internet también sufrió una gran pérdida de velocidad y muchos manifestantes se quejaban de que no podían transmitir vídeos.
Sentadas, protestas y manifestaciones masivas
Desde primeras horas de la mañana se apreciaba una gran presencia de policías en las principales avenidas y edificios oficiales de Argel, según han relatado varios periodistas locales. En algunos municipios del país, como Tiaret y Ghardaia, las manifestaciones comenzaron antes del mediodía. A las dos de la tarde ya desfilaban miles de personas en el centro de Argel, en Orán, Bouira, Tizi Ouzou, según informó el medio digital TSA. Abundaban los carteles con el número 5 tachado dentro de un círculo rojo. Y una palabra destacaba sobre el resto: “Silmia, silmia, silmia", es decir, “pacífica, pacífica, pacífica”.
El Ministerio del Interior difundió un comunicado enviado a las Delegaciones del Gobierno (Walis), a la policía y a la gendarmería, en el que daba instrucciones para evitar la confrontación y ordenaba usar la violencia solo en situaciones críticas. No obstante, recordaba que las manifestaciones están prohibidas en la capital del país.
El primer ministro, Ahmed Ouyahia, ya había alertado antes de las grandes manifestaciones del pasado viernes: “El Estado ya ha probado en el pasado que puede controlar las calles”. Ouyahia añadió que no se iba a tolerar la anarquía en las calles. Miles de manifestantes salieron hace una semana de forma pacífica y las redes sociales se inundaron de mensajes contra Ouyahia al que acusaban de agitar “el espantapájaros” de la guerra civil que sufrió el país en la década de los noventa, o el caos sobrevenido en otros países tras la primavera árabe.
ampliar foto Manifestantes con una bandera argelina, este viernes en Argel. Anis Belghoul AP
Sin embargo, Ouyahia volvió a la carga contra el caos y la anarquía. El jueves, el primer ministro declaraba en el Parlamento: “Los ciudadanos han ofrecido rosas a los policías, y es bonito. Pero recuerdo que Siria empezó también con rosas”. Y de nuevo su mensaje pareció servir como un revulsivo para manifestarse. Ouyahia ha conseguido ser la persona más citada en los cánticos de este viernes, además de Buteflika: “Ouyahia, Argelia no es Siria”.
Mientras tanto, Buteflika continúa en la ciudad suiza de Ginebra, adonde viajó el domingo para someterse a lo que un comunicado presidencial calificó como una “revisión médica rutinaria”. Los problemas de salud de Buteflika comenzaron en 2005 cuando sufrió una úlcera hemorrágica y fue operado en el hospital parisino de Val-de-Grâce. En 2013 padeció un infarto cerebral y estuvo internado casi tres meses en otro centro francés.
Buteflika pronunció su último discurso público en mayo de 2012. A pesar del infarto de 2013, presentó su candidatura para las presidenciales de 2014. Y ganó las elecciones con un 81,53% de los votos y una abstención de casi el 50%. Buteflika no acudió a un solo mitin. Pero en las calles no se registraron entonces las protestas masivas de ahora. En los últimos tres años, a medida que se agudizaba la crisis económica por la caída de los precios del petróleo, los jóvenes naufragaban entre la apatía del abstencionismo político y la desesperación de la emigración en patera hacia España.
El pasado lunes, un día después de que Buteflika volase a Ginebra, una centena de abogados hicieron una sentada en Argel. Protestaban también contra el quinto mandato. El martes, miles de estudiantes universitarios se manifestaron en una veintena de ciudades. El jueves, decenas de periodistas de medios privados y —sorprendentemente— también públicos se manifestaron en la plaza de la Libertad de Expresión para denunciar la censura a la que están sometidos muchos medios en los que no se informó sobre las manifestaciones del pasado viernes. Una decena de esos periodistas fueron detenidos y liberados a las pocas horas. Y este viernes se han desarrollado las mayores protestas que se recuerdan en el país desde hace muchos años sin mayores incidentes.
Una vez concluido todo ese ejercicio de civismo por parte de los ciudadanos y de contención, por la policía, ¿qué ocurrirá? “El poder no puede reprimir a toda Argelia. Es demasiado arriesgado para ellos”, aventura Lounès Guemache, director de TSA. Este sitio digital, el más leído de Argelia, citaba una fuente policial que valoraba en 800.000 los manifestantes que salieron solo en Argel. Por primera vez, el informativo de la televisión pública abrió dedicándoles cuatro minutos a las manifestaciones. Y la agencia oficial de prensa, APS por sus siglas en francés, calificó de “imponentes” las marchas que apelaban por un “cambio profundo”.
Este domingo 3 de marzo, a las once de la noche, concluye el plazo para presentar las candidaturas presidenciales. Queda por ver si Buteflika presentará la suya. Nadie en estos momentos sabe qué puede pasar en Argelia en las próximas horas. Y mucho menos, en los próximos días. Lo único seguro es que este sábado 2 de marzo Buteflika cumple 82 años.