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La conectividad y las nuevas formas de movilidad multiplican los riesgos de robos, espionaje, manipulación e interrupción de servicios Salpicadero del Volkswagen ID Crozz Concept con realidad aumentada en el cristal frontal. Volkswagen
La seguridad en la Red se ha convertido en una preocupación mundial y se ha colado en la agenda de todos los dirigentes del planeta. La proliferación de aparatos conectados ha multiplicado las puertas de los ataques. Tanto es así, que el Gobierno de Japón, a través del Instituto Nacional de Tecnología de la Información y la Comunicación, tiene previsto este mes hackear 200 millones de dispositivos para investigar las vías más vulnerables ante los próximos Juegos Olímpicos. Suiza ofrece recompensas por hackear su sistema de votación electrónica con el fin de detectar brechas de seguridad. Una de las dianas que más preocupa son los vehículos conectados, las ciudades inteligentes, los sistemas de vuelo y las nuevas formas de movilidad compartida.
Frente a los antiguos modelos, los nuevos coches cuentan con un 40% de programación. “Un coche actual tiene 100 millones de líneas de código: siete veces más que un avión”, ha advertido Andreas Herzig, de Global Lead Automotive, en la última edición de Cybertech en Tel Aviv (Israel).
Este experto en seguridad señala varias formas de ataque: espionaje, robo de datos, spam, manipulación involuntaria del vehículo e interrupción de servicios.
Ante esta vulnerabilidad, apuesta por establecer una regulación para la nueva generación de coches, incluir sistemas de protección y disponer de garantías de actualización durante toda la vida del vehículo. “En el futuro, cada coche tendrá una identidad digital”, comenta Herzig para individualizar cada dispositivo y poder establecer mecanismos de seguimiento y control de los mismos.
Recreación de una ciudad inteligente con vehículos conectados y compartidos. Extensión
Esta misma preocupación se extiende a más sectores, en especial con la próxima incorporación de la quinta generación de telefonía móvil (5G), sobre cuyos puntos débiles ya ha advertido un grupo de investigadores europeos. La multiplicación de dispositivos conectados aumenta el riesgo de robos y sabotajes. Esto incluye desde ámbitos tan sensibles como la regulación de los tráficos aéreos y en las ciudades inteligentes hasta la seguridad en los contratos de vehículos de movilidad compartida o incluso en dispositivos médicos.
La firma Zimperium demostró el pasado martes cómo se podía, con un simple móvil, de forma remota y a través de Bluetooth, bloquear un patinete de Xiaomi, modificar sus parámetros o incluso aumentar al máximo su velocidad.
Kfir Nissan, director general de Valid Network, una empresa especializada en la aplicación de sistemas de seguridad a través de la cadena de bloques (blockchain), afirma que la protección será “crucial en sectores como la automoción, la energía o el comercio”. “Se trata de crear un entorno seguro. Se detectan 100.000 vulnerabilidades mientras se firman 300.000 contratos inteligentes cada día”, advierte.
España comparte la preocupación. “Los riesgos y amenazas seguirán creciendo de forma exponencial en los próximos años, pudiendo generar daños al sistema económico y afectar al bienestar de nuestros ciudadanos”, ha advertido el presidente de la asociación de empresas españolas de defensa, seguridad, aeronáutica y espacio Tedae, Jaime de Rábago, en las segundas jornadas organizadas por esta entidad y celebradas recientemente.
Hackeos oficiales y recompensas suizas
Japón ha dado un paso adelante en la prevención y, ante los próximos Juegos Olímpicos, ha autorizado el hackeo oficial de 200 millones de dispositivos para analizar sus vulnerabilidades. Los propietarios de aquellos en los que se detecten brechas, de quienes no se revelarán sus identidades, serán informados y recibirán sugerencias para mejorar la seguridad. El motivo es que el Instituto Nacional de Tecnología de la Información y la Comunicación japonés detectó que Internet de la Cosas fue la diana del 54% de los ataques registrados en 2017.
Por su parte, el Gobierno suizo ha invitado a registrarse en la web de Prueba de Intrusión Pública
para intentar hackear "legalmente" el sistema de votación electrónica. El Ejecutivo ofrece 50.000 francos suizos (44.000 euros) a quien lo consiga y demuestre una vulnerabilidad del sistema.