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A falta de 10 partidos para acabar LaLiga, el conjunto azulgrana ya le saca 10 puntos al Atlético después de derrotar al Betis con tres goles del argentino y uno de Luis Suárez Ampliar foto Messi marca el segundo gol del Barça ante cuatro jugadores del Betis. Jose Manuel Vidal EFE
El Barça se abonó al 10. Al 10 de Messi. A los 10 puntos que ya le saca al Atlético. A las 10 jornadas que quedan para acabar LaLiga. La noche fue de 10 para el Barça.
El fin justifica los medios si se trata de que las diferencias las marque Messi. Ya superados los tridentes, alcanzó con el 10 para cantar victoria en el Villamarín. Messi y su amigo Luis Suárez no tuvieron piedad del Betis la noche en que se discutía cuanto tiempo de vida le daba el Barça a LaLiga. No quieren los azulgrana perder el tiempo y prefieren finiquitar cuanto antes el campeonato para gestionar la Champions después de ser finalista de la Copa.
El 10 azulgrana se vistió de goleador el día en que superó las 476 victorias de Xavi y los 674 partidos de Iniesta. Messi le marcó tres tantos más al Betis para un total de 23, 19 en la Liga. El Barça fue el equipo de Messi y el Betis fue el equipo de Setién.
Ningún equipo condiciona tanto la alineación, el juego y el ánimo del Barça como el Betis. La Quinta de Lo Pelat nació en el Villamarín; cuando Guardiola se desquiciaba con el fútbol verdiblanco, Tito le respondía: “Siéntate y mírate el partido como si estuvieras en un tablao flamenco”; y los cruyffistas más radicales están enamorados de Quique Setién. La vida azulgrana cambió en noviembre cuando el Betis ganó en el Camp Nou: 3-4.
No solo Valverde miró hacia su marco sino también Messi. Aquel equipo ganó consistencia defensiva, más interesado en ganar partidos que en presumir de personalidad futbolística, entregado definitivamente al desequilibrio del 10. Ya nadie se rasga los ojos en el barcelonismo si el equipo se despliega a partir de un 4-4-2, y menos si pasa en campo del Betis el día en que se puede resolver LaLiga. No jugaron el lesionado Dembélé ni Coutinho, los fichajes en los que se invirtió el dinero generado por la huida de Neymar, sino Arturo Vidal. La propuesta quedó avalada por el marcador y los goleadores: tres dianas de Messi y una de Suárez.
Más que discutir la posesión, el Barça quiso contrarrestar a un Betis limitado por las ausencias de sus laterales, sustituidos por extremos: Joaquín y Tello. Los azulgrana se pasaron un cuarto de hora a expensas del rival, a remolque del partido, torpes en la elaboración y pendientes de la recuperación, como se advirtió en un robo de Busquets ante la frontal del área de Pau que acabó en falta: Messi coló la pelota por el ángulo del portero con un tiro fuerte y colocado a la cruceta: 0-1.
Un gol propio de Ronaldo
A balón parado encontró el Barça un agujero después de ser achuchado por el fútbol del Betis. Arriesgaban los verdiblancos y desbordaba por la izquierda Tello. Los balones del extremo cruzaban el área y a Jesé siempre le faltaba un dedo para conectar con el balón ante el bullicio de la hinchada, enfadada con el árbitro De Burgos Bengoetxea. Aguantaron firmes el meta y los centrales del Barcelona, fuerte en su área y al acecho de las transiciones, siempre amenazador con Messi.
Las aceleraciones del 10 eran demoledoras en un partido descontrolado, mal rematado por el Betis y bien contragolpeado por Messi. El 0-2 fue una obra de arte por el gesto técnico de Luis Suárez, un taconazo espléndido que dejó a Messi solo ante el meta 0-2. Un marcador imposible para el Betis, desenfocado, abatido hasta Canales, que se vencía cuando llegaba al área del Barça.
Asegurada la victoria, el partido se convirtió en una cuestión personal para Luis Suárez. El uruguayo falló dos goles cantados, excelente como asistente y mal rematador, hasta que se vistió de Ronaldo y metió un gol de bandera por la fuerza y la precisión: 0-3. El Betis fue un espectador del plan liquidador del Barça hasta que Loren convirtió el gol del honor. La respuesta de Messi fue espectacular porque colocó la bola picada, con una vaselina preciosa y precisa, imposible para Pau López. La parábola provocó que el Villamarín se pusiera de pie para cantar el nombre de Messi.
Nadie se atrevió a hablar de tácticas ni a discutir el fútbol del Barça, fuerte en las áreas, camaleónico en la divisoria, tremendo al espacio con Messi. El 10 estuvo de 10 en la que es su Liga.
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