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Un estudio revela el desprecio a las nuevas aplicaciones como métodos de enseñanza de las artes musicales Un profesor de música enseña a su alumno a componer ayudado por las nuevas tecnologías. Getty Images
Tocar en una banda por internet, mezclar melodías o aprender con un profesor virtual. Las nuevas posibilidades que la tecnología aporta a la música son infinitas pero, ¿se han adaptado los profesores a estas nuevas técnicas? Un estudio publicado por la Music Commision titulado Retomando nuestra ambición para el aprendizaje de la música revela que la educación musical corre el riesgo de quedarse desfasada si no es capaz de adaptarse a las nuevas tecnologías.
El informe, (en el que han trabajado 60 organizaciones y han sido encuestadas más de 5.000 personas) señala que "la tecnología podría ayudar a evitar que la música desaparezca de las escuelas". Los profesores deben adaptarse a los nuevos métodos para que el modelo de formación actual no quede obsoleto en poco tiempo. No se trata de reemplazar el sistema clásico de enseñanza (no tecnológico) por uno nuevo basado meramente en apps, YouTube y redes, sino "de reunir lo mejor de la tecnología y de las lecciones tradicionales para crear una fórmula más sobresaliente", reza el documento.
La carrera de musicología en la universidad o en un conservatorio aporta formación de concertista. Sin embargo, la mayoría de músicos titulados se dedican más a educar que a la interpretación. “La carrera de músico te enseña más herramientas para aprender a tocar un instrumento que a dedicarse a dar clases”, asegura Elías Azquinezer, director de la escuela de música Urkalia y representante del Consejo Asociado de las Reales Escuelas de Música (ABRSM) en España.
Los profesores han de tener un enorme interés por adaptarse a los nuevos medios porque “la enseñanza de la música está bastante anclada en el pasado”, comenta Azquinezer. Este profesor de violín y piano ha aprendido a adaptar sus clases a los tiempos. Utiliza aplicaciones como iRealPro, que simula una banda real que acompaña al músico mientras practica o Piano Practice Partner que modifica la velocidad de las partituras. “Vivimos en un mundo tecnológico y los jóvenes de hoy han nacido con todo ello, así que introducir nuevas técnicas en el aprendizaje les motiva y las lecciones son más amenas y divertidas.” Sin embargo, siempre se necesita un profesor detrás. “Algunos estudiantes de música empiezan solos con la ayuda de apps o youtube pero rápidamente se dan cuenta de que necesitan ayuda y acuden a una escuela de música o un conservatorio”, añade.
"Vivimos en un mundo tecnológico y los jóvenes de hoy han nacido con todo ello, así que introducir nuevas técnicas en el aprendizaje motiva a los estudiantes y las lecciones son más amenas y divertidas"
Elías Azquinezer, profesor de música y representante del Consejo Asociado de las Reales Escuelas de Música (ABRSM) en España
Es evidente que los jóvenes que quieren dedicarse a la música estudian y se interesan. Sin embargo, los expertos están de acuerdo en que no se promueve lo suficiente desde la escuela. En España se imparte una hora a la semana en primaria pero en secundaria se convierte en una asignatura optativa. En Reino Unido pasa lo mismo (en la enseñanza pública, claro).”La música puede convertirse en algo más que una maría solo si los ciudadanos así lo queremos,” asegura Daniel Harris, uno de los autores del informe Retomando nuestra ambición para el aprendizaje de la música. Harris cree que lo ideal es que después de una lección tradicional, los profesores deberían animar a sus alumnos para que sigan investigando en casa con la ayuda de las redes pero “no es habitual que la mayoría se apoye en la tecnología”, apunta Harris.
Otro problema de enseñar música en un colegio es que es cara (hay que comprar instrumentos, acondicionar espacios etc) y no puede ser personalizada. Un profesor puede enseñar a 30 alumnos una fórmula química o los hitos más importantes de la edad media pero no puede garantizar que los 30 aprendan a tocar el saxofón. Aunque siempre hay otras opciones. “Existen tecnologías como Sonic Pie de Cambridge que son totalmente gratis y pueden estimular a los jóvenes para que tengan interés”, añade Harris. Esta herramienta creada por investigadores de la reconocida universidad inglesa permite a los estudiantes componer música en varios estilos; desde música clásica hasta jazz o música electrónica. Los colegios también deben actualizarse. “Han de incluir nuevos géneros (no solo música clásica) para que los alumnos se interesen más. Con 8 o 10 años no mucha gente está interesado en la clásica”, concluye el autor del informe.
Existen discrepancias sobre el método de enseñanza, las horas lectivas de música e incluso sobre qué instrumentos son más recomendables para los neófitos en música. Pero todos los informes, músicos, profesores y expertos están de acuerdo en que aprender música es útil para formarse en otras materias. “Aporta confianza en uno mismo y enseña a relacionarse con los demás. Además de otras habilidades que serán necesarias para los retos del futuro como la inteligencia artificial”, declara Harris. “La música aporta muchos conocimientos transversales a al resto de materias. También es importante que los estudiantes comprendan lo que significa esfuerzo, ya que muchas veces los adultos les facilitamos todo”, concluye Azquinecer.