Hace 70 años, el 12 febrero de 1949, nació uno de los músicos más importantes de España: Joaquín Sabina. El buen hombre, el de los 19 días y 500 noches, el escritor poeta y pintor al que lo une una gran relación con Argentina.
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Hijo de un comisario de policía y una ama de casa, Joaquín Ramón Martínez Sabina nació en Úbeda (Jaén) y desde su adolescencia que el bohemio creador español sintió una gran unión con la música. En total, Sabina cosecha 18 álbumes de estudio, más decenas de discos en vivo, rarezas, recopilatorios y DVD's.
Con 14 años, Joaquín Ramón comenzó a escribir poemas y a componer música en una banda formada por amigos, los Merry Youngs, que se dedicaban, sobre todo, a interpretar canciones rockeras de Elvis Presley, Chuck Berry y Little Richard, entre otros. El español cursó el bachillerato con las monjas Carmelitas y los sacerdotes Salesianos, en una época en la que escribía versos y leía a Fray Luis de León, Jorge Manrique y José Hierro mezclados con Proust, Joyce y Marcusse.
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En 1970, fue exiliado a Londres por su ideología política (de izquierda), luego de relacionarse con movimientos contrarios al régimen franquista y de lanzar un cóctel molotov contra una oficina del Banco Bilbao, en protesta por el "Proceso de Burgos". Sin embargo, no le fue sencillo salir de España: no tenía pasaporte. En esos días, Sabina conoció a un hombre, Mariano Zugasti, quien tras sólo unas horas de conversación le cedió el suyo. Con nombre falso, el futuro cantautor emprendió su rumbo a Londres.
Sabina permaneció en la capital de Inglaterra durante siete años. Cuando regresó a España después de la muerte de Franco, comenzó a tocar en pequeños bares en Madrid y luego grabó su primer disco, Inventario (1978).
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Se instaló en la capital española luego de casarse por primera vez (el 18 de febrero de 1977) con Lucía Inés Correa Martínez, una chica argentina que conoció durante su exilio. "Era un hippie total y me quería suicidar por tener que ir al ejército. Entonces me enteré de una fórmula: si te casabas, podías ir a dormir fuera del cuartel todas las noches. Inmediatamente llamé a todas las chicas que conocía. Y ella fue la única que me dijo que sí. El matrimonio duró lo que duró la milicia: muy poquito", confesó el músico, en una entrevista con un medio español.
Posteriormente, el bohemio artista tuvo relación con varias mujeres, siendo las más destacadas Isabel Oliart, con la que tuvo dos hijas (Carmela y Rocío), y con otra argentina, Paula Seminara (una piba de González Catán), romance que quedó plasmado en la canción Dieguitos y Mafaldas, del álbum 19 días y 500 noches (1999).
Joaquín Sabina; el del bombín, el de las 500 noches y muchas más, el que habla de Madrid, le abre paso a una nueva década en su vida. (Foto: EFE/Víctor Lerena)
A partir de los '80, Sabina abandonó el perfil de cantautor comprometido y adoptó una imagen rockera, más contemporánea. El éxito de sus sucesivos trabajos le hicieron ganar fama, tanto a nivel nacional como en varios países de Latinoamérica.
Rápidamente se convirtió en una gran estrella en Hispanoamérica. La historia sobre su vida, a través de la música, cuenta con varios elementos: amor romántico y apasionado, amores prohibidos también, emociones fuertes, todo tipo de excesos, amistades con personas desconocidas, amistades con personalidades notables, un amor profundo por la libertad y, sobre todo, eso de vivir la vida a su manera, entre músicas, whiskys, cigarrillos y bares.
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El cantautor español llegó a Argentina en 1984, cuando el país comenzaba a vivir en democracia tras la sangrienta última dictadura militar. "Serrat entonces ya era Dios", decía Sabina, que cantó con su amigo catalán en 2008 en el marco de la gira que los juntó, Dos pájaros de un tiro, en 2011 y en 2012, gracias al disco La orquesta del Titanic. "Acababa la tragedia, en 1984, y yo llegué a cumplir un sueño de la infancia, conocer Buenos Aires", reconoció al diario El País, de España.
Sin embargo, para Joaquín, no era tanto conocer el país como inmiscuirse en Buenos Aires, lo que derivó en una historia de amor correspondido. "Yo tenía una fascinación adolescente. Viene de cuando leía o escuchaba a los artistas hablar de sus viajes a Buenos Aires. Quería conocer esa experiencia, pero no imaginaba que algún día iba a ser tan decisiva en mi vida".
El músico llegó a Buenos Aires, cuando ya había lanzado tres discos de estudio y era un personaje reconocido en el país. Luego, él mismo se encargó de escudriñar el alma porteña, y de acoplar su acento tanguero, con largas estancias durante las cuales vivía de noche. Fueron antológicas las eternas zapadas con Charly García en cuevas, boliches y en escenarios porteños; y su estrecha relación con Fito Páez, con quien también tocó varias veces en vivo, Diego Maradona y Jorge Guinzburg, entre otras celebridades nacionales.
Joaquín Sabina y Charly García; una sociedad que supo de fuegos encendidos y noches que duraron mucho más de lo que dura una noche. (Foto: EFE/Cézaro De Luca)
En 1999, Sabina publicó 19 días y 500 noches, álbum que vendió más de medio millón de copias en España y que le hizo ganar innumerables premios. Y algunas consecuencias le trajo, según manifestó: "Un ictus, una depresión, me dejó una novia (Seminara), dejé la coca… Todo eso me costó ese disco".
En verano de 2001 sufrió un leve infarto cerebral que puso su vida en peligro. Aunque pocas semanas más tarde se recuperó -sin sufrir secuelas físicas-, el incidente influyó en su forma de pensar. "En los últimos años he tenido una tendencia muy acusada al silencio y a la soledad. Rara vez veo a nadie. Ando con libros todo el día y con papeles en blanco. Ahora quiero aprovechar mi tiempo de otro modo, más para adentro, más reflexivo", admitió en aquella época.
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Dos años después, Sabina canceló la gira del álbum Dímelo en la calle (2002) argumentando problemas en las cuerdas vocales. Posteriormente se descubrió que se trató de una excusa. Es que en aquellos años, el español sufrió una gran depresión, durante la cual redujo enormemente su actividad musical pero potenció su faceta literaria como poeta.
"No me quería morir, pero tampoco ver a nadie. No salía del dormitorio. Tampoco abría la puerta. Ese tipo de bajones quedan ahí agazapados. Sigues viviendo y sabes que llevas dentro un enemigo que en cualquier momento enseña las uñas. Mientras estuve deprimido estuve leyendo. Con un libro entre manos, sabes que no estás solo", dijo al respecto, tiempo después.
Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina en La Orquesta del Titanic, que pasó por Buenos Aires y no zozobró.
Durante los siguientes años, Sabina publicó cuatro álbumes de estudio: Alivio de luto (2005) Vinagre y rosas (2009), La orquesta del Titanic (2012), con Joan Manuel Serrat, y el último Lo niego todo (2017), con el cual compartió sus canciones, en septiembre de 2017, en once shows en el Luna Park.
Las últimas noticias que envolvieron a Sabina fue que debió cancelar los cuatro conciertos que le quedaban para finalizar la gira Lo niego todo debido a una "disfonía aguda, consecuencia de un proceso vírico", y la denuncia, junto a Alejandro Sanz, que recibió por la Sociedad General de Autores y Editores de España de haber defraudado al fisco por un total de 70 millones de euros.
De acuerdo a la denuncia, habrían usado "sociedades pantalla" con varias multinacionales de la música para eludir el pago de impuestos en sus cobros de derechos de autor. Sólo a Sabina, se le reclaman cuatro millones de euros.
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E. S.