Todos creemos saber algo de Hamlet. Será porque es, tal vez, la obra más emblemática del teatro occidental. Pero por eso mismo, está rodeada de prejuicios y malos entendidos. La versión que realizaron Rubén Szuchmacher y Lautaro Vilo, dirigida por Szuchmacher en el San Martín es un sacudón que viene a romper con eso.
Ambientada hacia 1920, esta puesta que se presenta en la Sala Martín Coronado, es una enorme caja de resonancia de todo aquello que Shakespeare pensó y escribió hace 450 años y que hoy adquiere una vigencia impresionante.
Hamlet. Joaquín Furriel y Claudio Da Passano en la versión que dirige Rubén Szuchmacher en el San Martín.
Newsletters Clarín En primera fila del rock | Te acercamos historias de artistas y canciones que tenés que conocer.
Todos los jueves.
Para empezar, la sala con capacidad para casi mil espectadores vuelve a resignificar aquellas plateas populares del Globe Theatre de Londres que aglutinaban en sus gradas a más de 2.500 espectadores. Por entonces el teatro isabelino era una fiesta accesible a todos, un espacio donde se reflexionaba en voz alta sobre religión, política, amor y filosofía. Un espacio que competía en popularidad con otros puramente circenses y atractivos tanto para la Reina como para la plebe. El hormigueo de la sala mayor sobre la calle Corrientes podría tener algo de aquella mezcolanza del siglo XVI.
Uno de los aciertos de esta nueva versión es el lenguaje. Szuchmacher y Vilo adaptaron la poesía filosófica de Shakespeare y la pulieron, sin quitarle complejidad, como para hacerla más accesible al oído actual. Porque Shakespeare también es un autor para oír
La historia del joven Príncipe de Dinamarca que busca vengar la muerte de su padre, pero duda si cometer la venganza o no tiene ramificaciones de toda índole. Es un árbol que se expande creando un verdadero bosque. Y la clave es poder evadirse por esas ramas, pero sin perder de vista de dónde salen.
Esta versión de tres horas (con dos intervalos) lo hace posible. Y requiere del espectador tan sólo un poco de atención concentrada. No más que eso. Algo que en estos tiempos de tiranía del "ya" parece un sacrificio. Acostumbrados a lo instantáneo, lo fugaz, lo descartable, lo inmediato, tres horas en una butaca, a algunos, les parecerá demasiado.
Pero si es posible pasar varias horas viendo varias temporadas de una serie de un tirón, ¿por qué no permitirse la experiencia de asistir a uno de los textos más importantes de la literatura universal con una puesta impecable?
Después de todo, desde El Rey León hasta El Padrino pasando por Games of Thrones, se alimentaron (poco o mucho) del universo de Shakespeare. Casi todos le deben algo en historias donde haya una saga familiar, se hable de traiciones o de amores que llevan a desquiciar la mente.
Mirá también
La locura, la venganza, la vida, la muerte, el poder, las relaciones padres/madres e hijos/as forman un enjambre en Hamlet del que nadie puede sustraerse. Si no te pega por un lado, te pega por otro. Porque en Hamlet conviven la tragedia y la comedia.
Pero, ¿qué es Hamlet sin un protagonista que encarne a esta figura tan imantada como temida? En esta versión es Joaquín Furriel quien se hace cargo de este personaje. Un riesgo que asume y del que el actor sale airoso. Furriel le imprime a este Hamlet las dosis justas de abatimiento y euforia; de desazón y rabia; de angustia y humor negro.
"Hamlet". Joaquín Furriel en la versión de Rubén Szuchmacher en el San Martín
Y también hay un elenco de una solidez espléndida para dar vida a esos seres que conforman el universo de Hamlet: desde el rey Claudio de Luis Ziembrowski hasta el Polonio de Claudio Da Passano, pasando por la Ofelia de Belén Blanco y los magníficos Rosencrantz y Guildenstern que interpretan Agustín Rittano y Pablo Palavecino. Pero todos merecen ser mencionados: Eugenia Alonso, Marcelo Subiotto, Lalo Rotavería, Germán Rodríguez, Mauricio Minetti, Fernando Sayago, Francisco Benvenuti, Nicolás Balcone, Marcos Ferrante y Agustín Vázquez. Los rubros técnicos completan adecuadamente una gran producción.
Shakespeare está vigente, más que nunca. Traerlo a la escena, en un teatro oficial es un gesto necesario. Ver Hamlet hoy es hacerse el favor a uno mismo de alejarse por un momento de la frivolidad, la tilinguería y el cinismo para recuperar un poco de vida real. No la de las pantallas, no la la de virtualidad. La de carne y hueso. Esa que Shakespeare se ocupó de retratar.
Hamlet
Calificación: Excelente
Autor: Willliam Shakespeare Versión: Rubén Szuchmacher y Lautaro Vilo Dirección: Rubén Szuchmacher Elenco Joaquín Furriel, Luis Ziembrowski, Claudio Da Passano, Belén Blanco y más Sala Martín Coronado del Teatro San Martín, Av. Corrientes 1530. De miércoles a domingo, a las 20. Entradas: desde $105.