Los presidentes Piñera (Chile), Duque (Colombia) el presidente interino venezolano, Guaidó, y Abdo (Paraguay). En vídeo, Guaidó cruza a la carrera la frontera entre Venezuela y Colombia Foto: C. Rozo | Vídeo: EFE
Juan Guaidó dio este viernes un paso más allá en su desafío a Nicolás Maduro. El político venezolano logró cruzar la frontera con Colombia en un punto sin determinar, pese a que el Tribunal Supremo —controlado por el chavismo— le prohibió salir de Venezuela, y se presentó por sorpresa en el concierto que se celebró en Cúcuta para reclamar la entrada de ayuda humanitaria. Lo hizo tras un viaje, que empezó en Caracas la mañana del jueves, de casi 30 horas en las que sorteó múltiples controles de las fuerzas de seguridad. Ya en territorio colombiano, Guaidó sugirió que había logrado cruzar la frontera con el apoyo de los militares: "Estamos aquí porque las Fuerzas Armadas también participaron en ese proceso [su aparición en Colombia]".
El dirigente venezolano subió al escenario y después de visitar las bodegas en las que se almacenan los cargamentos de medicinas y alimentos, llegados principalmente de Estados Unidos, compareció junto al mandatario colombiano, Iván Duque, el chileno, Sebastián Piñera, el de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y el secretario general de la OEA, Luis Almagro. "Hoy los obstáculos que pone una dictadura el día de mañana serán ríos de paz, de unidad, de gente buscando salvar vidas", afirmó Guaidó, presidente del Parlamento venezolano, que hace un mes juró como jefe de Estado interino frente a Maduro, cuyo segundo mandato no reconoce y califica de usurpación. Con este viaje y su ingreso en Colombia quebrantó una orden expresa del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por el chavismo, que a principios de mes le instó a no abandonar Venezuela. Al ser preguntado sobre cómo pensaba regresar a Caracas, dijo que planea hacerlo en avión, es decir, ingresará por el aeropuerto.
El canciller venezolano, Jorge Arreaza, fue el primer dirigente oficialista en pronunciarse al respecto desde Naciones Unidas. "La justicia venezolana es autónoma", dijo. "Muchos venezolanos no concuerdan con que el señor Guaidó esté en libertad, por ejemplo, porque se han violado los artículos de la Constitución. Pero la justicia actúa, como aquella sentencia del año 2002 que dijo que no hubo golpe de Estado y tuvimos que acatarla. Entonces, bueno, ojalá se haga justicia en todo caso, el sistema de justicia verá lo que corresponde", afirmó Arreaza tras reunirse con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. El político portugués urgió "a las autoridades venezolanas a no usar fuerza letal contra los manifestantes".
Guaidó cuenta con el reconocimiento de las principales instancias de la comunidad internacional. Y su gesto de retar la autoridad de Maduro y comparecer al lado de otros mandatarios, es parte de una batalla librada en el terreno de los símbolos. La frontera entre Venezuela y Colombia fue este viernes escenario de un pulso inédito entre la oposición a Nicolás Maduro y el chavismo. Separadas por el Puente Internacional de Tienditas, dos maquinarias radicalmente enfrentadas. A las afueras de Cúcuta, un multitudinario concierto organizado para clamar por la entrada de ayuda humanitaria prevista para este sábado. A menos de 500 metros de allí, el aparato oficialista se volcaba, en medio de los preparativos de un evento musical paralelo, en la defensa del ideario antiimperialista. Dos visiones del mundo antitéticas que, con la música como pretexto, buscan ganar una batalla política en la que está en juego la grave crisis del país. Juan Guaidó logró cruzar la frontera en un punto sin determinar y se presentó en el concierto de Cúcuta incumpliendo una orden judicial que le prohíbe salir del territorio venezolano.
El desafío de Guaidó se juega este fin de semana en los alrededores de un puesto fronterizo que se ha convertido en el emblema del éxodo de más de tres millones de venezolanos, según Naciones Unidas. El intento de introducir en Venezuela 300 toneladas de medicinas y alimentos, enviadas principalmente por Estados Unidos, va a ser clave para determinar el equilibrio de fuerzas entre la Asamblea Nacional —el Parlamento presidido por el propio Guaidó que quiere desalojar a Maduro— y el aparato chavista.
Esa disputa tuvo un reflejo en las dos orillas del río Táchira, que demarca la frontera entre los dos países. El megaconcierto patrocinado por el magnate británico Richard Branson para recaudar fondos para los venezolanos, bautizado como Venezuela Aid Live, demostró, de por sí, la fortaleza del respaldo internacional a la causa de la oposición, que pasa por Washington, Bruselas y la mayoría de los Gobiernos latinoamericanos. Más de 160.000 personas acudieron a este evento que, con una inversión millonaria, convocó a músicos como Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Paulina Rubio, Maluma y Maná.
Los mensajes de la jornada giraron en torno a la migración venezolana, de la que Colombia es el principal país receptor, y a la importancia de la actuación de los soldados venezolanos en la solución de la crisis. Ese fue un hilo conductor encima del escenario y en los mensajes de las autoridades.
“Esperamos que las fuerzas militares de Venezuela se ubiquen en el lado correcto de la historia y les brinden a los voluntarios la posibilidad de llegar a su territorio para asistir a sus hermanos. Hoy toda América Latina se une por la libertad de Venezuela”, dijo el presidente colombiano, Iván Duque, acompañado de Mario Abdo Benítez, mandatario de Paraguay. Sus palabras, y las de todos los que abarrotaban ese sector de Cúcuta, coinciden con las de Guaidó, quien apela a la conciencia de las fuerzas armadas para que permitan el paso de las ayudas.
Con esa intención el dirigente del partido Voluntad Popular se fue a la frontera tras partir el jueves por la mañana desde Caracas. “Como presidente le hago un llamado a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y a todos los venezolanos que estén dispuestos a ser parte de una salida a la crisis sin violencia, a dar un paso como el general Hugo Carvajal. Solo así habrá garantías y reconocimiento para su futuro y el de todos”, había insistido durante el viaje.
El jueves, Carvajal, exjefe de la contrainteligencia militar, un cargo de máxima confianza del exmandatario Hugo Chávez y diputado del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), reconoció a Guaidó como legítimo jefe de Estado y llamó a las tropas a rebelarse contra Maduro.
La fotografía de hoy es todavía una incógnita, pero supondrá probablemente un punto de no retorno en la pugna política y en la crisis que vive Venezuela. El descampado que, al otro lado del puente, alojó el concierto que el chavismo anunció para contraprogramar a la oposición, lucía aún desangelado, casi vacío, a primera hora de la tarde. Finalmente, la organización dijo que el evento se prolongará hasta hoy y que contará con más de 40 invitados, informa Maolis Castro.
Pero la música encerraba, en realidad, otros mensajes. A las ya habituales consignas de Maduro y su Gobierno contra la Administración de Donald Trump y el Ejecutivo colombiano de Iván Duque se sumaron las acusaciones de crear un casus belli con el intento de introducir los cargamentos de medicamentos y suplementos nutricionales.
El Gobierno bolivariano rechaza de forma tajante esa posibilidad, porque considera que esas ayudas son una injerencia extranjera y un primer paso hacia una intervención militar. Ha blindado las fronteras con un fuerte despliegue de soldados, cerró los accesos a Brasil y suspendió la comunicación con Curazao y las Antillas Holandesas.
Pero al mismo tiempo reconoció lo que había negado abiertamente hasta hace unos días, es decir, que necesite asistencia. Ya ha recibido la de Rusia, que mandó un lote de medicamentos, y ha abierto la puerta a aceptar los cargamentos que pueda enviar la Unión Europea, incluso a pagarlos si fuera necesario.
El terreno de la batalla de este fin de semana entre oposición y chavismo, en definitiva, van a ser las fronteras del país, sobre todo el confín entre Venezuela y Colombia. Sin embargo, las consecuencias políticas se verán sobre todo en Caracas y a partir del lunes, en el palacio de Miraflores y en la Asamblea Nacional. Juan Guaidó se la juega en su intento de desgastar al chavismo y demostrar que no tiene suficiente poder, y Nicolás Maduro en tratar de reafirmar su autoridad apuntalándose en las fuerzas armadas.