"); } "); } else document.write("
");
El político venezolano intenta aprovechar el descontento en las fuerzas armadas para provocar una ruptura Juan Guaidó, en la sede de Un Nuevo Tiempo, este viernes en Caracas. RONALDO SCHEMIDT AFP
Las Fuerzas Armadas siempre han sido la llave del poder en Venezuela y su papel continúa siendo crucial. Juan Guaidó ha construido su estrategia para tratar de desalojar a Nicolás Maduro en los equilibrios del estamento militar y, aunque los resultados hasta ahora han sido por lo menos inciertos, el jefe del Legislativo no ha renunciado a explotar ese camino. El político venezolano, reconocido como presidente interino por más de 50 países, llamó a sus simpatizantes a desplegarse el sábado en los cuarteles y en las bases militares para convencer a los uniformados de que den la espalda al Gobierno.
“En todos los Estados iremos de nuevo a entregar un mensaje, a sumar más de los que nos hacen falta el día de hoy", afirmó este viernes en una comparecencia ante los medios acompañado de la plana mayor de la Asamblea Nacional. A pesar de la carga simbólica de esta acción, aseguró que será estrictamente pacífica. En caso de encontrar un piquete, advirtió a sus bases, deberán evitar los enfrentamientos que en la última semana han dejado cuatro muertos y decenas de heridos. "No se trata de pasarlo, sino de hablar con los que están ahí. Es entregarles el documento, es invitarlos a que se incorporen a la lucha porque ya sabemos que hay muchos que se quieren incorporar, porque ya sabemos que hay muchos descontentos", afirmó.
Ese texto pretende de alguna manera hacer mella en el descontento de las Fuerzas Armadas y quebrar su lealtad al régimen. “Es natural”, añadió, “cuando hoy un soldado gana menos de ocho dólares”. La operación que acabó con la liberación de Leopoldo López con el respaldo de un grupo de militares demostró, la madrugada del pasado martes, que hay sectores del Ejército, de los cuerpos policiales e incluso del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) que están dispuestos a cambiar de bando. No obstante, el goteo de deserciones que se producen desde finales de febrero no ha logrado una fractura real. Se trata, además, de un fenómeno minoritario en un país con alrededor de 250.000 militares.
En las filas opositoras argumentan los soldados se decidirán cuando determinen que el Gobierno de Maduro está a punto de caer. De momento solo lo han hecho cientos de uniformados, que en su mayoría se refugiaron en Colombia para evitar represalias y esperan un desenlace en una suerte de limbo. Pero mientras tanto, Guaidó no renuncia a su plan, apoyado principalmente por la Administración de Donald Trump.
También López vislumbró nuevos levantamientos."Claro que van a venir más movimientos del sector militar. Nuestro llamado es a todos los militares, todos los civiles para que contribuyamos con nuestra responsabilidad a contribuir con el cese de la usurpación. Esta dictadura se va a acabar”, aseguró el jueves en la puerta de la residencia del embajador español en Caracas, Jesús Silva.
Mientras tanto, Maduro advirtió de que no tolerará desobediencia. “Estamos en marcha otra vez porque hay que despertar, avivar el fuego sagrado de los valores de los militares venezolanos para el combate que estamos dando contra el imperialismo, contra los traidores y golpistas”, proclamó en un acto castrense. “La Fuerza Armada Nacional Bolivariana tiene que mostrarse ante el pueblo unida, cohesionada, cada vez más unida, disciplinada, obediente a los principios y valores. Tiene que mostrarse ante el mundo como una fuerza nacional de paz y cada vez más socialista”, agregó.