"); } "); } else document.write("
");
El político venezolano sugiere una intervención militar contra Maduro y matiza después que se refiere al "cerco diplomático"
Una seguidora de Juan Guaidó se arrodilla frente a agentes de la Guardia Nacional Bolivariana. En vídeo, disturbios entre la Guardia Nacional y cientos de personas en Ureña tras el cierre temporal de la frontera con Colombia. Foto: AFP | Vídeo: ATLAS
Juan Guaidó culminó este sábado una jornada marcada por los enfrentamientos y la violencia en la frontera con un mensaje que, lejos de calmar los ánimos, sugiere el peor epílogo para la grave crisis que sufre Venezuela. Tras el intento fallido de introducir ayuda humanitaria desde Colombia y Brasil, el presidente de la Asamblea Nacional se dirigió a las instancias internacionales que le han apoyado desde el primer momento, con Estados Unidos y Colombia a la cabeza, para pedir de nuevo su ayuda. Esta vez, en términos que aparentemente van más allá del respaldo simbólico o logístico.
"Los acontecimientos de hoy me obligan a tomar una decisión: plantear a la comunidad internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta patria que lucha y seguirá luchando. ¡La esperanza nació para no morir, Venezuela!", escribió el político venezolano en tuit, poco después de comparecer en rueda de prensa junto al presidente colombiano, Iván Duque, y el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. Sus palabras remiten al fantasma que precisamente agita el Gobierno de Nicolás Maduro, el de la intervención militar y que su archienemigo, la Administración de Trump, no ha dejado de sugerir.
Un mes después de jurar como jefe de Estado interino reconocido por el Parlamento frente al mandatario chavista, Guaidó dio un paso más allá, y lo hizo al final de un día en el que la represión policial y los disturbios dejaron al menos cuatro muertos y decenas de heridos. En las últimas semanas mantuvo un tono relativamente sosegado pese al abierto desafío. Puso en marcha un proceso de transición que busca el desalojo del sucesor de Hugo Chávez, la conformación de un gabinete provisional y la convocatoria de elecciones. Logró unir de nuevo en torno a la misma causa a la oposición venezolana, un conjunto de fuerzas con distintas estrategias, sensibilidades y orientaciones ideológicas. Sin embargo, la tensión y el hecho de que el Gobierno haya demostrado tener el control del aparato estatal, pese a la deserción no despreciable de más de 60 militares en solo unas horas, le llevó a insinuar ese camino.
Más tarde, ante el revuelo generado, matizó con otro mensaje difundido por Twitter, en el que se limita a mencionar "las opciones de la comunidad internacional que han logrado el cerco diplomático que contribuirá al cese de la usurpación, al Gobierno de transición y elecciones libres". Guaidó, que el viernes cruzó a la ciudad colombiana de Cúcuta pese a tener expresamente prohibido por la justicia venezolana abandonar el país, participará el lunes en Bogotá en la reunión del Grupo de Lima, una de las iniciativas más beligerantes contra el chavismo en el continente. También tendrá un encuentro con el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, quien la víspera del 23 de enero, día de su proclamación, aseguró apoyar sin matices la disputa de los opositores frente a Maduro.
"Para avanzar en nuestra ruta, me reuniré el día lunes con nuestros aliados de la comunidad internacional, y seguiremos ordenando próximas acciones", continuó el dirigente de Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López, que está privado de libertad desde 2014. Para los dirigentes de la Asamblea Nacional el equilibrio entre presión interna y externa es clave, aunque el papel de la Administración de Donald Trump no solo empaña el trabajo de la oposición sino que puede restarle legitimidad. El de Estados Unidos fue el primer Gobierno en reconocerle. No obstante, su protagonismo en esta crisis es un arma de doble filo. El respaldo de Washington sigue siendo necesario, pero la mera hipótesis de un conflicto armado condena a Guaidó a perder la batalla de la opinión pública, sobre todo en el seno de la Unión Europea. La mayoría de los países reconocieron su cargo de presidente interino, aunque Bruselas ha mostrado su determinación a buscar una salida negociada.
El líder del Parlamento, que hoy recibió el apoyo del expresidente estadounidense Bill Clinton, apeló incluso a Chávez para rebajar el alcance de sus palabras. "Dudo que aceptaría lo que Maduro ha traído para Venezuela y la FAN", afirmó en referencia a las fuerzas armadas. "Hambre, violencia, represión y miedo. Maduro ha destruido todo comenzando por la constitución del 99 promovida por Chávez en el 99 y defendida por nosotros en 2007", aseveró.