Nunca antes se había subido a un kayak y menos aún desafiado aguas turbulentas. Gordon Ramsay (52) es un confeso adicto al trabajo y uno de los chefs más prolíficos del momento. Ocupado con sus 35 restaurantes y los 4 programas exitosos que ocupan un lugar prime time en el canal FOX de Estados Unidos, donde conforman el 10 por ciento de la programación y le hacen ingresar a la empresa mas de 130 millones de dólares en publicidad anual, ahora decidió intentar algo novedoso, el turismo gastronómico de aventura extrema. Uno de las 30 series nuevas este año en Hollywood, que tienen como protagonista a chefs y a la cocina. Un fenómeno creciente y muy redituable.
Gordon Ramsay, un adicto al trabajo.
Newsletters Clarín En primera fila del rock | Te acercamos historias de artistas y canciones que tenés que conocer.
Todos los jueves.
El tipo es un maestro, la cara del Masterchef de USA, ya en su décima temporada, pergeñado en un estudio en el barrio de Van Nuys, en Los Angeles con aspirantes a cocineros que llegan de todo el país.
Capaz de maltratar a sus ineptos ayudantes en la cocina del demonio apropiadamente llamada Hell’s Kitchen pero a la vez mostrarse tierno y dejarse tirar encima leche chocolatada o merengue en Masterchef Junior, el chef Ramsay decidió mezclar los programas de cocina y aventura y convertirse esta vez en un explorador culinario.
Perú es la primera parada de Gordon Ramsay: Sabores extremos, que debuta este martes 6 en Nat Geo. Le seguirán otros territorios bellísimos e inexplorados como Nueva Zelanda, Alaska, Laos, Hawai y Morocco.
Delante de los críticos de TV locales en Los Angeles, la semana pasada, Gordon reconocía que nunca antes había estado en un kayak o colgado de los pies en un peñasco, y que la idea de mostrar comida de esa manera tan rudimentaria, yendo a las raíces de las tradiciones, le resultó todo un desafío.
El martes estrena "Gordon Ramsay: sabores extremos", por Nat Geo.
El doblaje al español lo ayuda a disimular todas las malas palabras que le salen cuando el terreno le es hostil. Es de decir “fuck” serialmente y le pide disculpas al público por eso. “La culpa es de mi mamá” bromea. Y cuenta que tiene una historia con los hoteles, como le ocurría a otro famoso chef.
Hace un año moría Anthony Bourdain, el creador de la poética serie Parts Unknown, donde exploraba cocinas viajando por el planeta, pero más que nada en una misión existencial.
Donde Anthony ponía el alma Gordon pone el cuerpo. Una de las pocas semejanzas se da en la relación de ambos chefs con los hoteles. Ramsay cuenta que los detesta, que ni bien llegaba a su destino filmando esta serie quería ponerse a trabajar de inmediato. A Bourdain, que terminó suicidándose mientras filmaba uno de sus episodios, lo atormentaban. En una sesión de psicoanálisis en Buenos Aires, grabada para su serie de CNN, comentaba reclinado en un diván que soñaba con hoteles de muchos pasillos en los que se perdía y no lograba encontrar la salida.
Ramsay es más terrenal, va al punto, no se toma licencias poéticas, peleará con los cocineros nativos en el Cusco para defender que los corazones se deben comer rosados “como los de los humanos”. Cualquiera que haya visto su aprobación a la carne rosadita y jugosa sabe que en Argentina no la pasaría bien con el punto “bien hecho” del asado.
Reconoce haber vivido una aventura gastronómica inolvidable en Perú, a cinco mil metros de altura a nivel del mar. Aún teniendo que tratar de enlazar un cactus desde la punta de un peñasco para comer sus gusanos. O por eso. Ha descubierto algo nuevo y lo excita. Después de ganar 16 estrellas Michelín, encontró la opción de reinventarse una vez más sacándose el delantal y poniendo manos a la obra.
Resulta que al famoso chef le gusta ser anónimo en estos territorios que explora para National Geographic. Le divierte ser “ese extranjero rubio grandote” y no una celebridad. En la entrevista reconoce que el de cocinar es un mercado chauvinista y que le cuesta a las mujeres ganarse su lugar. Y que aprendió más grabando esta serie que en los últimos 10 años de su vida. En USA el rating lo acompañó. Le intriga ver como lo tratará el resto del mundo.
JB