23/11/2018 - 12:58
Clarin.comEspectáculosMúsica
“No soy como la mayoría de los músicos, no puedo estar tocando el violín todo el día. Necesito vida social, tener la previa y el after del concierto”, cuenta el violinista Gonzalo Argüello, días antes de presentarse en el ciclo de música de cámara del Colón, acompañado por la pianista Paula Peluso, el sábado 24 de noviembre a las 17. “Haremos un programa en re menor: la Chacona, de Bach, la sonata número dos de Schumann y la número tres de Brahms”, dice.
Argüello nació en Bariloche, y gracias al Camping Musical y la Semana Musical de Llao Llao decidió su vocación. Pero fue en Córdoba donde pudo comenzar a formarse seriamente. Cuando terminó de cursar su máster en Buenos Aires, decidió que debía seguir su formación en Europa.
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-¿Cómo elegiste el lugar donde continuar tu preparación?
-Primero fui al Festival Holstein, de Alemania. Me resultó muy excitante, pero cuando volví ya para residir no soporté estar ahí: no toleraba que a las 7 de la tarde estuvieran todos ya recluidos en sus casas. Volví a Buenos Aires y recién dos años más tarde, cuando ya tenía 26, me decidí y fui a Amsterdam. Llegué en el frío de un mes de enero. Allí estudié en el Conservatorium van Amsterdam con Josef Suk y luego con Johannes Leertouwer, discípulo de Suk. En Amsterdam no sólo trabajé muchísimo repertorio orquestal sino también música de cámara.
La formación de Argüello se repartió entre el Camping Musical y la Semana Musical de Llao Llao, Córdoba, Buenos Aires y Amsterdam. (Fotos: David Fernández)
-En Buenos Aires habías estudiado en el Instituto Superior de Arte del Colón, donde supongo que habrás trabajado también mucho repertorio orquestal, ¿no?
-Sí, en el ISA trabajé con Haydée Seibert. Fue una formación muy intensa. También recuerdo un curso con Nicolás Chumachenco que cambió completamente mi idea de la técnica.
-¿Por qué?
-Porque la idea de la técnica rusa es que el arco está perfectamente diseñado para tocar el violín. De modo tal que, lo único que uno debe hacer para que el instrumento suene bien es no interferir con el cuerpo: no cargarlo, no apretarlo. La proyección del gran sonido surge de ahí, y todo lo que uno hace con el cuerpo para crear un sonido, termina siendo una traba para proyectar su voz.
-¿Será eso lo que uno escucha en las orquestas de Europa del Este?
-Creo que sí. Chumachenco me mostró ese mundo y fue un antes y después. Aunque también tengo que agradecerle muchísimo a Haydée Seibert todo lo que me enseñó, especialmente el nivel de detalle y compromiso en el estudio.
-¿Todavía se mantiene esta idea de escuelas de cuerdas según región?
-Sí. Mi tesis fue sobre ese tema. Uno puede ver en los viejos videos de las orquestas rusas cómo los violinistas no mueven el cuerpo, a diferencia de lo que sucede con la Filarmónica de Berlín, que parece tener más vida. Sin embargo, esa quietud tiene que ver con la relajación corporal y la precisión en la ejecución. La idea es de pura concentración en el sonido: no te muestran que tocan fuerte, pero vos escuchás la dinámica exacta. Claro que a nosotros nos gusta ver a la Filarmónica de Berlín; disfrutamos ver eso que escuchamos.
Ser la banda nueva. Argüello integra el Ensamble Awkas, con el cual apuntan a difundir repertorio nuevo. (Fotos: David Fernández)
-Sé que formás parte de un septeto para el que compone Alex Nante. ¿Podrías contarme un poco cómo y por qué se creó?
-Lo que pasa es que hoy, en las orquestas europeas, no entra necesariamente el mejor músico sino el que hace mejor determinada cosa. Esto es lo que hizo que muchos músicos decidieran armar sus propios grupos para tocar el repertorio que les gusta. Así que nosotros formamos el Ensamble Awkas: Bera Romairone fue la fundadora. Alex Nante no solo compone sino que también selecciona el repertorio que hacemos. Se suman Alina Traine (arpa), Emanuel Acurero (chelo), Tatiana Timonina, flauta, Fernando Palomeque (piano), Roman Bayani (percusión). Queremos que suene repertorio nuevo, difundir la mayor cantidad de obras de gran calidad que todavía no se conocen.
Gonzalo Argüello (violín) y Paula Pelusso (piano) tocan el sábado 24 de noviembre, a las 17, en el Salón Dorado del Teatro Colón (Libertad 621), con entrada gratuita.