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Poco resolutiva en ataque, la selección que dirige Luis Enrique mantiene en su dos primeros encuentros clasificatorios trazas de proyectos anteriores, y se encomienda a Ramos como eje de la transformación Los jugadores de España aplauden a sus aficionados en Malta. Domenic Aquilina EFE
España solventó los dos primeros encuentros clasificatorios para la Eurocopa 2020 con sendas victorias ante Noruega (2-1) y Malta (0-2), lo que le sitúa en la primera plaza del grupo F con seis puntos, por delante de Suecia, segunda con cuatro. El arranque de La Roja se ha producido ante dos de los rivales más asequibles del grupo, sin embargo, en ninguno de ambos encuentros el grupo que dirige Luis Enrique se ha impuesto de manera aplastante. Si bien el volumen ofensivo trasladado a la cantidad de remates ha sido elevado (49 entre los dos partidos), la sensación que se ha transmitido es la de un equipo con cierta incapacidad para hacer efectivas sus llegadas a la portería rival.
Falta de puntería. La llamativa cifra rematadora global pierde fuelle al detenerse en el detalle de cuántos de esos disparos llevaban dirección a la portería rival. Frente a Noruega, España remató en 26 ocasiones, pero solo diez a portería. De esos siete, solo logró convertir dos, siendo el segundo de los tantos de penalti. Ante Malta los registros fueron sorprendentemente más bajos: 23 totales, siete entre los tres palos. Uno de los pocos denominadores comunes entre ambos partidos fue la presencia en ataque de Álvaro Morata. El jugador del Atlético no pudo con el noruego Jarstein en Mestalla, pero se desquitó con un doblete ante Bonello en La Valeta. El madrileño suma ya 15 goles como internacional absoluto (estra en el ránking de los 20 máximos artilleros), y se une al grupo de Julio Salinas y Fernando Morientes, quienes igual que él defendieron la camiseta de La Roja perteneciendo a cuatro equipos diferentes (Real Madrid, Juventus, Chelsea y Atlético).
Ramos, único eje. La comprensible rotación que ha emprendido Luis Enrique para tratar de diseñar un equipo actualizado tras la salida de jugadores de peso como Piqué, Iniesta o Silva, ha justificado la aparición de nuevos nombres en el organigrama de España. Hasta ocho futbolistas han debutado en la absoluta de la mano del técnico asturiano (Gayà, Ceballos, Jonny, Hermoso, Brais Méndez, Pau López, Canales y Jaime Mata), y la línea de mayor probatura ha sido la defensiva. En ella tan solo se ha mantenido como un fijo Sergio Ramos, mientras que a su alrededor se han colocado en los ocho partidos que ha dirigido hasta el momento Luis Enrique 12 futbolistas: Carvajal, Nacho, Marcos Alonso, Iñigo Martínez, Azpilicueta, Gayà, Albiol, Jonny, Sergi Roberto, Jordi Alba, Jesús Navas y Mario Hermoso. Su aportación al equipo, más allá de capitanear el grupo, también se ha trasladado a la faceta goleadora, en la que suma cinco de los 17 tantos que se han logrado bajo el mando de Luis Enrique, siendo el máximo goleador.
Distintos jugadores, misma idea. Explicada su postura durante las distintas ruedas de prensa, Luis Enrique, decidido a trasladar a la selección su trabajo en clubes como el Celta o el Barcelona, ha trabajado la idea de la presión alta y de la velocidad de transición en los distintos encuentros que ha dirigido desde el banquillo. Ante Noruega, España realizó 709 pases (640 completos), acumulando el 67% de la posesión, y alcanzando un 90% de efectividad en sus transiciones. Frente a Malta, un rival mucho más encerrado en su campo, superó ampliamente esos números: 962 pases (890 completos), 80% de posesión y 93% de acierto en las entregas. Ausente Isco por no haber gozado de minutos en el Real Madrid durante los últimos meses, futbolistas como Busquets (otro que también ha mantenido el puesto de indiscutible), se han visto rodeados de jugadores como Parejo, Ceballos, Canales o Saúl, mimbres del nuevo proyecto del técnico asturiano.
Reaparición de los laterales. El único episodio deportivamente difuso en la todavía breve trayectoria de Luis Enrique con España se produjo con las iniciales ausencias de Jordi Alba. Protagonista con el Barcelona, no encontró acomodo en la selección el lateral catalán, hasta que sus discrepancias con el técnico quedaron superadas. A su vuelta se unió la llegada también de un viejo conocido como Jesús Navas, que regresó a la selección cinco años después de su última aparición (en marzo de 2014). A sus 33 años, el otrora extremo andaluz, ahora reconvertido en lateral, se convirtió en uno de los mayores generados de peligro desde la banda derecha en el partido ante Noruega, y su salida al campo en el segundo tiempo ante Malta revolucionó al equipo.
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