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Los detalles del volante de La Masia ayudan a combatir la modorra de un partido sin tensión competitiva en el caluroso El Alcoraz Ver fotogalería Boateng disputa el balón con Anor en el Huesca-Barcelona. Juan Manuel Serrano Arce Getty Images
La hinchada acudió en mangas de camisa a El Alcoraz. Mal asunto cuando da el sol primaveral en un campo seco como el del Huesca. El calorcillo apaciguó a la grada y anestesió al líder en su cita con el colista, ambos conformes con el 0-0. El partido se durmió poco a poco sin que ningún jugador despertara a tiempo de una dulce siesta que derivó en una gran dormida después de la retirada de Riqui Puig. Los detalles luminosos del volante fueron muy agradecidos, —y también agrandados—, en un partido desbravado y sin ritmo que, por el contrario, dejó en mal lugar a a Boateng.
HUE
BCN
Huesca
Santamaría, Javi Galán, Etxeita, Pulido, Miramón, Moi Gómez, Chimy (Álex Gallar, min. 87), Ferreiro (Cucho Hernández, min. 71), Cristian Rivera, Juanpi (Gonzalo Melero, min. 59) y Enric Gallego.
Barcelona
Ter Stegen, Jean-Clair Todibo, Murillo, Umtiti, Ricard Puig (Alba, min. 66), Moussa Wagué, Malcom, Vidal, Aleñá (Arthur Melo, min. 80), Boateng y Ousmane Dembélé (Coutinho, min. 66).
Guillermo Cuadra Fernández
Pulido (min. 90), Jean-Clair Todibo (min. 41) y Moussa Wagué (min. 89).
Estadio:El Alcoraz
Había que personalizar mucho en la formación de Valverde para saber que los alineados pertenecían al Barça. La camiseta de color salmón no remitía precisamente a un equipo azulgrana si no se recordaban partidos ya disputados como el que le enfrentó al Inter. Una vez puesta la pelota en juego, sin embargo, el once titular resultó ser el mejor collage para expresar las contradicciones y también las mejores apuestas actuales del Barcelona.
No hay dudas sobre la categoría de Ter Stegen, capitán y el único titular junto con Dembélé, que se probaba después de una lesión con vistas al partido del martes con el United, y ya estará a punto para la Champions. Ya se sabe también que Vidal y Malcom están para los partidos oficiales y los amistosos, ya sean suplentes o descartados, especialmente digno y competitivo el chileno, padre de la chiquillada de El Alcoraz. No se espera nada en cambio de Murillo y menos de Boateng, más fiero sin la pelota, siempre en fuera de juego, peleado con Pulido y Galán. Hay muchas expectativas puestas en cambio en Todibo, un central físico, fuerte en la marca y buena salida de balón, y no se sabe por contra qué pasará con Umtiti. Y después están Riqui Puig, el niño bonito de La Masia después del ascenso del intranquilo Aleñá, al tiempo que se confía mucho en la pujanza de Wagué.
No parece haber de momento en la plantilla ni en la cantera un lateral capaz de sustituir a Jordi Alba después de estancamiento de Miranda. Así que el técnico optó por desplegar al equipo a partir de tres centrales, un plan que se suponía más propio del Huesca, ahora entregado a un 4-3-3 y en especial al poder ofensivo de Chimy Avila. El plantel de Francisco, sin embargo, estuvo muy a menudo a la expectativa, como si formara parte también de los observadores del equipo del Barça.
Los barcelonistas tuvieron un buen control del partido y dispusieron de las mejores ocasiones, atentos a los movimientos de Dembélé y a la estrategia, un caramelo para el poderío de Murillo, Umtiti y Todibo. Funcionó más o menos el Barcelona como equipo, a pesar de que el dibujo dificultaba la cohabitación, y suyas fueron las mejores jugadas, especialmente las armadas por Riqui Puig.
Las ocasiones, azulgrana
A falta de continuidad, el volante expresó con su fútbol asociativo y toque delicado el fútbol que le emparenta con Iniesta, Xavi y el modelo de centrocampistas de los equipos inferiores del Barça. Interior fino y delicado, muy liviano, de 1,69 metros, 56 kilos y 19 años, parece un jilguero por la alegría con la que suena la pelota cuando la toca para un pase interior o una apertura, tan interesante en la conducción como en la intención, deslumbrante con sus giros y detalles, especialmente con una asistencia para Dembélé que no fue gol por la parada de Santamaría.
El francés no atinó a rematar tampoco un pase atrás precioso de Wagué y Malcom disparó la madera después que Enric Gallego reclamara un penalti de Ter Stegen a la salida del descanso cuando parecía despabilar el Huesca. La carga local apenas tuvo continuidad y el Barcelona se apagó sin el expresivo Riqui Puig.
Nadie se quejó ni pidió que le devolvieran el dinero a la salida del campo: al último le vale empatar con el primero mientras que el Barcelona se limita a contar los puntos que le faltan para cantar el alirón —ahora nueve sin atender a los demás marcadores — después de finiquitar el domingo al Atlético en el Camp Nou. Acaso se les puede recriminar a los azulgrana que sumaran su segundo partido sin marcar en LaLiga después del 0-0 a San Mamés. Los delanteros se aflojaron en un partido para defensas como Todibo y el lateral Wagué. Jugadores ambos todavía de entretiempo para partidos aburridos como el de El Alcoraz a la espera de la jornada europea del martes contra el Manchester United del velocista Rashford y el mediático Pogba mientras el Huesca mira al Eibar, al Rayo y al Villarreal. Y aquí habrá que arremangarse haga o no sol.
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