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Reunidos tras la eliminación de la Champions los dirigentes debaten si despiden a Solari, fichan a Mourinho o esperan a ver cómo se desenvuelven Allegri y Pochettino
En vídeo, declaraciones de Santiago Solari tras el Madrid-Ajax de Champions. Enrique de la Fuente GTRES | Vídeo: Atlas
Florentino Pérez y José Ángel Sánchez encabezaron la reunión de urgencia que mantuvieron los dirigentes del Madrid este miércoles de madrugada, tras la goleada ante el Ajax (1-4) que los eliminó de la Champions. Tras ponderar si fulminar al entrenador, Santiago Solari, si poner en su lugar a un técnico vinculado a la casa, si fichar a José Mourinho, ahora o para junio, o si esperar a ver cómo se desenvuelven en la Champions otros entrenadores como Massimiliano Allegri, de la Juventus, o Mauricio Pochettino, del Tottenham, la conclusión que alcanzaron fue que no se precipitarían. Dejarían el agua correr. Al menos hasta este domingo, cuando el equipo visitará Valladolid en una jornada de Liga que los responsables madridistas vislumbran con pesimismo. Tras horas de debate profundo la única certeza alcanzada fue que todas las soluciones pasan por un aro de fuego.
Destituir fulminantemente a Solari tenía una sola ventaja, según fuentes del gobierno madridista. Echar al técnico que nombraron con carácter provisional tras el despido de Lopetegui en octubre serviría para mostrar a los socios que el Madrid reaccionaba enérgicamente después de quedar eliminado de todas las competiciones el 5 de marzo. Los presentes en el gabinete de crisis concordaron que quitar al entrenador, a quien ya consideran amortizado, habría constituido una medida con efectos de corto aliento si antes no perfilaban un sucesor de peso. Hubo quien juzgó que echar a Solari induciría a los socios a pensar en una directiva desorientada.
En la baraja de potenciales sustitutos de Solari, se apuntaron técnicos vinculados históricamente al Madrid que estuviesen dispuestos a asumir el cargo hasta junio. Solo darían el primer equipo a una figura de este tipo hasta final de temporada, pero si las cosas siguiesen sin funcionar los tres meses que le restan a la Liga podrían hacerse excesivamente largos. “Si Solari ya está quemado, antes que quemar a otro lo más conveniente es que siga Solari”, explicó un empleado desde Valdebebas. El objetivo básico es mantener al equipo en puestos de Champions. El cargo del argentino peligraría si se suceden los malos resultados, circunstancia que no se descarta dado el juego declinante y pésimo ambiente en el vestuario.
Resuelto lo más inmediato, el cónclave trató la posibilidad de contratar a Mourinho. Un alto cargo del club asegura que el director general corporativo, José Ángel Sánchez, se mostró partidario de fichar al portugués cuanto antes, ya sea para que se haga cargo del equipo inmediatamente o a partir del 1 de junio. Sánchez entiende que el entrenador, que regresaría con el aval del respaldo de una parte importante de la afición, es la única persona disponible capaz de gestionar la crisis social y deportiva con pulso de estadista. Pesa el factor político. Pero los técnicos que asesoran al club advierten del peligro de fichar a un entrenador de ideas deportivas obsoletas, ya que no garantiza lo esencial: que el equipo funcione.
Ahora Mourinho se muestra proclive a negociar. Personas del entorno de Jorge Mendes, su agente, advierten de que por primera vez desde octubre, cuando el Madrid comenzó los contactos para seducirlo, su cliente evalúa aceptar un reto que antes le intimidaba. El que tiene dudas esta vez es Florentino Pérez. Hoy el presidente sigue considerándole la mejor opción, pero cree conveniente esperar por si el desarrollo de la temporada ofrece alternativas más atractivas. Los desempeños de Allegri y Pochettino en la Champions podrían presentarlos como candidatos más próximos a una idea de éxito que Mourinho, que viene de ser despedido del United y del Chelsea tras completar ciclos plagados de conflictos y pocos títulos.
Florentino Pérez valora el mensaje que entrañan las presentaciones. El timing determina toda buena venta y en ese juego los socios equivalen a consumidores. Mourinho resultaba goloso para los asesores de imagen mientras tenía contrato en vigor con el United. Ahora carga el baldón de técnico en el paro y su historial es susceptible de suspicacias: con él en el banquillo el Madrid perdió tres Champions de tres, y sin él ganó cuatro de cinco. Con él en el banquillo el United se aproximó al descenso en la Premier y sin él ha florecido hasta meterse en cuartos de la Champions.
Al ritmo de Florentino
Entre octubre y diciembre, Florentino Pérez procuró convencer a Mourinho mediante terceros para que dejara el United por el Madrid. La propaganda calculaba presentar la mudanza como el retorno del líder que abandonaba Inglaterra para sacar al mejor equipo del mundo de la crisis. Hasta 20 millones netos por temporada llegaron a ofrecerle. Pero Mourinho dio largas. Primero, porque si renunciaba amistosamente al United se quedaría sin cobrar los 24 millones de euros de finiquito del despido; segundo, porque Mendes trabajaba para colocarle a final de temporada en el PSG, club menos problemático y su primera meta profesional; y tercero porque exige garantías de poder y respaldo popular y sabe que la opinión pública en España es difícil de controlar.
A falta de que Al-Khelaifi y la familia real de Qatar decidan qué hacer ante la inesperada eliminación del PSG de la Champions, las pasadas semanas habían devuelto la estabilidad al club más rico de Francia. El 0-2 logrado por el PSG ante el United en la ida de los octavos disputada el 12 de febrero disipó las dudas que enturbiaban el futuro del técnico Thomas Tuchel al tiempo que volvió la mirada de Mourinho hacia el Madrid. Demasiado tarde, según observan en Chamartín. A Florentino Pérez no le gusta que le dicten los ritmos negociadores desde fuera. Si Mourinho dijo que se lo pensaría cuando le hicieron la última oferta, tras el 3-0 en Eibar, el 24 de noviembre, ahora quien quiere pensárselo mejor es el presidente. Desde que el United le despidió, el 18 de diciembre, el poder de atracción de Mou ha decaído.
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