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Competición sanciona al delantero del Atlético con ocho partidos por insultar y agarrar al árbitro Gil Manzano y su continuidad en el club rojiblanco está en el aire
Diego Costa es expulsado en el partido entre el Barcelona y el Atlético de Madrid. En vídeo, el entrenamiento del Atlético este jueves sin Costa. AFP | ATLAS
La decisión del Comité de Competición de sancionar a Diego Costa con ocho partidos por insultar gravemente al colegiado Gil Manzano durante el último Barcelona-Atlético ha abierto las dudas sobre el futuro del delantero en el club rojiblanco. No se descarta, pese a que Diego Pablo Simeone ha hecho públicas sus intenciones de que siga, que el duelo del Camp Nou pueda ser el último de Costa como jugador del Atlético si Apelación no le rebaja el castigo o no le concede una sanción cautelar antes de resolver. Ambas situaciones parecen improbables.
En el caso de las infracciones, la de insultar al árbitro (cuatro partidos), y la de agarrarle para impedir que mostrara tarjeta amarilla a Giménez (otros cuatro partidos), Competición ha aplicado el número de partidos mínimo de un arco que va de cuatro a 12. En el caso de la solicitud de la cautelar, la ratificación de Gil Manzano sobre el insulto recibido (“Me cago en tu puta madre”), el visionado de las imágenes y las alegaciones del club no desvirtúan lo escrito en el acta arbitral.
El Atlético tiene un plazo de diez días para presentar recurso e intentar rebajar la sanción de un jugador en el que Simeone tenía puestas muchas esperanzas desde su regreso en enero de 2018. Sin embargo, sus constantes lesiones, su baja producción goleadora (cinco tantos este curso y siete el anterior), sus demandas de aumento de sueldo y esta fuerte sanción por el comportamiento que dejó a su equipo con diez en el Camp Nou, donde se jugaba seguir en la pelea por la Liga, dibujan un futuro complejo para Costa. Si la sanción queda intacta, no participará en los siete partidos que restan al Atlético: Celta, Valencia, Valladolid y Sevilla (en casa), y Eibar, Espanyol y Levante (fuera). En estas siete jornadas, Costa quedaría fuera de la lucha por el segundo puesto, posición que da derecho al plantel a cobrar las primas correspondientes a LaLiga.
Aumento de sueldo
La temporada de Costa ha sido gris y ha estado marcada por las lesiones y los conflictos. Desde el mes de septiembre, el delantero hispanobrasileño entró en un pulso con el club de la mano de su agente, Jorge Mendes. Recién conquistada la Supercopa de Europa ante el Real Madrid (4-2) con dos tantos suyos, y ante el conocimiento de la millonaria renovación de Antoine Griezmann, alrededor de de 20 millones de euros netos, Costa y su apoderado hicieron saber a la dirigencia del Atlético su intención de aumentar sus honorarios, que oscilan en los diez millones de euros netos.
Exprimido económicamente por la deuda generada por el nuevo estadio, la renovación de la estrella francesa, los fichajes de Lemar (70 millones), Rodrigo (20), Kalinic (18) y Arias (11), la respuesta del Atlético fue negativa. Entre otros argumentos se esgrimió que el tope salarial de LaLiga lo impedía. “No hay un duro más para nadie”, aseguraban por entonces en los despachos. Según un alto dirigente rojiblanco, a la vez que se le comunicó que no le concederían el aumento salarial se le facilitaría la salida si encontraba una oferta convincente para él y para el club. Desde entonces, su agente comenzó a mover a su representado por el mercado chino. Incluso se llegó a hablar de una salida en el mercado invernal, pero una intervención en el quinto metatarsiano del pie derecho le dejó fuera de mercado.
La permanencia de Costa para Simeone será más trascendental aún si Griezmann abandonara el Atlético. Con los números en la mano, al club no le salen las cuentas con Costa, Morata y Griezmann en el plantel.
24 partidos a Cortizo. El Zaragoza-Atlético disputado en La Romareda en 1964 terminó con las sanciones más altas conocidas hasta ahora en el fútbol español: 24 partidos al defensa del equipo aragonés Cortizo por una entrada a Collar; 12 al entrenador rojiblanco Otto Bumbel, seis al jugador del Atlético Glaría por acusar al árbitro de estar comprado; y tres meses al colegiado, Gómez Arribas, que creyó que Collar había hecho teatro cuando le habían roto la tibia.
Diez partidos a Pepe. El entonces jugador del Real Madrid fue castigado con diez encuentros por agredir a Javier Casquero en un Madrid-Getafe de la temporada 2008-09.
Tres meses a Dani Benítez. El futbolista del Granada le tiró una botella al árbitro Clos Gómez, que le impactó en la cara, en el duelo que le enfrentaba al Madrid en la campaña 2011-12.
Cinco partidos a Cristiano. El portugués empujó a De Burgos Bengoetxea en la ida de la Supercopa de España en el Camp Nou en 2017. El colegiado le había mostrado la segunda amarilla por simular un penalti.
Ocho encuentros a Simeone. También ocurrió en una Supercopa de España, de 2014, en la vuelta contra el Real Madrid. Dos fueron por protestar la decisión del colegiado, Fernández Borbalán; uno por aplaudir al equipo arbitral; otro por quedarse en la grada para ver el partido y no en el vestuario; y cuatro por darle unas collejas al cuarto árbitro.
Cinco a Marko Livaja. El entonces futbolista de Las Palmas, en un encuentro ante el Alavés en la 2016-17, vio la roja directa por una patada a Marcos Llorente, y cuando pidió explicaciones al árbitro, Martínez Munuera, le tocó el hombro. Este gesto le valió cuatro partidos de sanción añadidos.
Tres a Yuri Berchiche. El jugador del Athletic fue sancionado esta temporada porque, tras ser amonestado al finalizar el partido contra el Atlético en el Wanda, se "encaró" con el árbitro, Sánchez Martínez, "de forma agresiva teniendo que ser sujetado y retirado por sus propios compañeros”, detalló el juez en el acta.
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